Cuban sports a regular target of talent theft
By Manuel E. Yepe

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

Much as the international practice of buying and selling sports talent hurts the feelings of people who live in poor countries –euphemistically referred to as "developing countries"– it’s actually part of a much more serious and deep-seated crime that also includes brain drain, the theft of a nation’s artistic and cultural patrimony, unequal exchange, asymmetric integration, migration for economic reasons and many other forms of imperial plundering.

In the recent World Athletic Championships held in Berlin, we could see for ourselves once again that a high number of medalists native from poor southern countries were competing for rich northern ones.

Media globalization, so common nowadays, fosters the dissemination throughout Third World countries of lifestyles and consumption guidelines that prevail in the rich countries. These in turn lead to a "universalization of aspirations" that compels people to migrate in search for a chance to enjoy a supposedly ideal way of life.

Since the offer to migrate is formally frowned on by the receiving countries –despite their pro-free trade rhetoric– third-world labor becomes cheaper and therefore a victim of selective migratory policies implemented by these same rich nations.

The sarcastic maxim that “money doesn’t make talent; it just buys it when it’s done” stands out as the sad truth in this drainage of athletes that started to draw attention as of the 1950s for its obvious detrimental effects on the poor countries, frustrated to see sports talents developed at great economic cost seduced by opulent nations.

For all the efforts to present it as a logical outcome fueled by the dream of going places cherished by young athletes from southern countries for whom there’s no light at the end of their society’s tunnel, we can’t disregard other determining factors, for example, the magnet policies designed by the industrialized nations.

No program set in motion by some governments in Africa, Latin America and the Caribbean to try and curb the recruitment of sports talents and their exodus has been able to modify the current trend of an increasingly worsening phenomenon.

Cuba has managed to put up a wall to protect itself against Washington’s onslaught in the field of sports thanks to most Cubans’ patriotic devotion to and identification with the socialist revolutionary project. However, the fact that the island has chosen to fight tooth and nail to safeguard the tenets of amateur sports over the principles of a market-oriented professionalism has been used by its powerful enemy to attack the Revolution, a reaction in keeping with capitalism’s basic instincts.

When Cuba banned all forms of commercial exploitation of sports right after the triumph of the Revolution in 1959, the purchase of athletes and trainers became a tool of the counterrevolution. No sooner had the island started to pick up medals and reached the highest level of sports development in Latin America than pressure mounted to lure athletes into defection and improve strategies to that end.

Thousands of Cuban athletes, trainers and managers have firmly declined the enemy’s offers to make the leap, often rejecting sums of money way in excess of what they would give to others anywhere else as well as the extraordinary privileges that the U.S.-born Cuban Adjustment Act grants to those who leave the island by illegal means. Yet, only when they succeed in recruiting someone does the media break the news as part of a smear campaign which is no doubt the longest and strongest ever launched against any country in the history of mankind.


In the early 1990s Cuba had to take a number of steps of a mercantilist nature to cope with the economic crisis caused by the collapse of the Soviet Union and the socialist countries that used to help the Island resist the U.S. blockade through fair trade practices. Cuban society as a whole ended up facing the onrush of those elements of capitalism and their intensified attempts to hire Cuban amateur athletes whose sincere support of our socialist project has been repeatedly put to the test and validated, albeit not without some unfortunate exceptions.

In order to properly assess the merits of Cuba’s sports policies we must take into account that the country’s victories have been achieved in the middle of an unevenly-matched struggle between the will of a small, poor nation to develop its own socialist project and the Empire’s irrational determination to prevent it.

August 2009

 
   
    EL ROBO DE TALENTOS AL DEPORTE CUBANO
Por Manuel E. Yepe

La compra-venta de talentos deportivos entre naciones hiere la autoestima de los pueblos de los países pobres (eufemísticamente considerados “en vías de desarrollo”), pero es parte de un crimen mucho más grave y hondo que además incluye la fuga de cerebros, el robo del patrimonio artístico y cultural, el intercambio desigual, la integración asimétrica, la emigración por motivos económicos y tantas otras formas del saqueo imperial.

En el reciente Campeonato Mundial de Atletismo en Berlín, se pudo constatar, una vez más, el gran número de atletas triunfadores en las competencias que son nativos de naciones pobres del Sur pero representan a ricos países del Norte.

La globalización de los medios de divulgación que caracteriza a estos tiempos, propicia la difusión en los países del Tercer Mundo de los estilos de vida y las pautas de consumo de los países ricos, lo que a su vez provoca una “universalización de las aspiraciones”, factor promotor de una emigración en busca de espacios que le permitan acceder a las condiciones de vida presuntamente ideales.

Como esta oferta migratoria es formalmente rechazada por los países receptores pese a su discurso en favor del librecambismo, se abarata la oferta de mano de obra tercermundista y ello permite a los países ricos practicar políticas migratorias selectivas.

El sarcástico apotegma de que “el dinero no hace el talento sino que lo compra hecho”, se manifiesta como triste realidad en el drenaje de deportistas, fenómeno que comenzó a hacerse notorio por los evidentes perjuicios que representa para los países pobres a partir de la década de los 50 del siglo pasado. Talentos deportivos que mediante un enorme esfuerzo económico forman las naciones pobres se frustran para sus pueblos, cuando son captados por las naciones opulentas.

Aunque se pretenda presentarlo como un fenómeno lógico, determinado por las ansias de movilidad ascendente de los jóvenes deportistas de los países del Sur que no hallan respuesta en los marcos de sus propias sociedades, es imposible dejar de tomar en cuenta otros factores que lo condicionan, como son las políticas de atracción que diseñan los países industrializados.

Los programas ejecutados por algunos gobiernos de África, América Latina y el Caribe para contrarrestar la captación de talentos deportivos y frenar el éxodo de atletas no han podido modificar el comportamiento del fenómeno, que se agrava sin cesar.

Cuba ha sido capaz de construir una coraza contra los embates de Washington en el campo del deporte. Para ello ha contado con el patriotismo y la identificación de la vasta mayoría de los cubanos con el programa de la revolución socialista. Pero el hecho de que la Isla haya optado por salvaguardar a ultranza los principios del deporte aficionado y no los del profesionalismo mercantilista, ha sido aprovechado por su poderoso enemigo para atacarla apelando a los instintos primarios que fundamentan el capitalismo.

Desde que, en 1959, a poco del triunfo de la revolución cubana, la Isla prohibió toda forma de mercantilización en el deporte, la compra de atletas y entrenadores se convirtió en instrumento de la contrarrevolución. En la medida que la Isla comenzó a cosechar lauros deportivos que la convirtieron en el país de mayor desarrollo en este campo en América Latina, se incrementó la presión para la captación de atletas y se perfeccionaron los mecanismos para ello.

Miles han sido los deportistas cubanos (atletas, entrenadores, directivos) que han rechazado con firmeza las ofertas enemigas de reclutamiento, casi siempre involucrando cantidades de dinero muy superiores a las que ofertarían a sus similares de otros países, junto a los extraordinarios privilegios que otorga la Ley de Ajuste Cubano estadounidense a inmigrantes ilegales de esa nacionalidad. Pero solo cuando logran captar a alguno el hecho es reflejado en la prensa de todo el mundo como parte de una campaña difamatoria que es, seguramente, la más larga e intensa contra cualquier país en la historia de la Humanidad.

Cuando a inicios de la última década del pasado siglo Cuba se vio obligada a implantar una serie de medidas económicas de corte mercantil para hacer frente a la crisis económica provocada por el derrumbe de la Unión Soviética y el grupo de países socialistas europeos que mediante la práctica de un intercambio comercial justo ayudaban a la isla a enfrentar el bloqueo de Estados Unidos, toda la sociedad cubana se vio afectada por la irrupción de esos elementos de capitalismo. Ello estimuló una intensificación de las ofertas de contratación de los deportistas aficionados cubanos cuya sinceridad de su apoyo al proyecto socialista ha sido puesta a prueba reiteradamente y, con tristes excepciones, han confirmado.

Para aquilatar debidamente el mérito de la política cubana en el deporte hay que considerar que sus avances se han logrado en medio de un desigual enfrentamiento entre la voluntad de un país pequeño y pobre por desarrollar un proyecto propio de construcción de una sociedad socialista y el irracional empeño de la metrópoli imperial por impedirlo.



Agosto de 2009.

http://www.granma.cubasi.cu/2009/09/11/deportes/artic01.html