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Reabren lavanderías en la Isla
Pese a que el servicio está subsidiado por el Estado en casi un 60 por
ciento, en el último año y medio se han reanimado en el país unas 32
lavanderías
Por: Haydée León Moya
Correo:
digital@juventudrebelde.cu
04 de agosto de 2009 00:42:10 GMT
Cecilia González y su
hija Alioska abren casi al mismo tiempo sus monederos. Están frente a la
cajera de una reluciente tintorería en la calle Ayestarán, ubicada en
Ciudad de La Habana. «Por todo son 77 pesos», dice la empleada. Y es la
joven quien primero extiende la mano.
Ya a la salida del establecimiento escuchamos este diálogo entre la
muchacha y la señora:
—Está un poquito caro, ¿verdad «mi’ja»?
—No mami, para no haberlo hecho ninguna de nosotras me parece perfecto.
—Pero lo podremos hacer una o dos veces al mes, ¿eh?
—Claro... en ocasiones lo que no tenemos es tiempo o detergente...
Zelmira Ramírez, administradora de la lavandería, escucha también la
conversación, y saca cuentas junto a las usuarias: si no tienen que
traer el detergente, ni gastar corriente en la casa; si pueden entregar
las ropas e irse a trabajar y recogerlas hoy mismo cuando terminen, y es
en moneda nacional, ¡eso da la cuenta mi’jita!
Aparte, dice con singular simpatía la experimentada trabajadora de los
servicios, ¿usted va a comparar esos «hierros» con aquellas batidoras de
ropa llamadas Aurika?
«Pero como resolvieron», dice la señora, y se va complacida.
La administradora informa que laboran de lunes a sábado, de 7:00 a.m. a
7:00 p.m. y los domingos de 8:30 a.m. a 12:30 p.m. Los precios del
lavado y secado son por kilogramo de peso, mientras el planchado se
cobra por piezas, «y un poquito más caro, porque comparado con las otras,
en esta prestación el consumo de electricidad es mayor. También tenemos
una máquina de coser nueva y buenísima por si a la ropa se le va un
dobladillo o algo que la gente quiera coser», comenta Zelmira.
Arnold Díaz, un muchacho de 20 años que ya está enamorado del «planchín»
que opera, dice sin complejos que en su casa plancha él, que le gusta
ese trabajo y no piensa dejarlo, pero que debía ser un poquito mayor el
salario para evitar que la gente se vaya en busca de mejor remuneración.
Ese renacer se agradece ya en diferentes barriadas de la capital, donde
fueron abiertas recientemente esas lavanderías de autoservicio, en
locales ya existentes que fueron totalmente remozados tras más de 15
años de deterioro.
Eduardo Tomé Consuegra, director provincial de los servicios comerciales
en la capital, precisa a JR que en Ciudad de La Habana
se reabrieron 15 lavanderías, de las cuales nueve cuentan con tecnología
completamente nueva y automatizada. El equipamiento incluye entre cinco
y siete lavadoras, tres o cuatro secadoras y una plancha o «planchín»,
adquiridas por el país en España a un costo de 70 000 dólares cada
módulo.
El funcionario sostiene que en la mayoría de estas instalaciones
restauradas se aplican sistemas de pago que estimulan a los trabajadores
y garantizan la calidad del servicio, y aclara que próximamente se
concretará en todas las unidades de Ciudad de La Habana.
Tomé resalta que gracias a la cooperación de otras provincias,
especialmente en las tareas del montaje de los equipos, y al empeño de
los propios trabajadores de esas instalaciones en las labores
constructivas, se ha podido avanzar en el propósito de ir sacando poco a
poco de las ruinas a algunas que prestaban este tipo de servicio.
Mirurgia Ramírez Santana, directora nacional de Servicio en el
Ministerio de Comercio Interior, explica que con la intención de
recuperar estos servicios básicos, en 2008 se invirtieron 1 300 000
dólares en la compra de 20 módulos como los mencionados, a una
prestigiosa cadena española de lavanderías, así como las piezas de
repuesto y para el mantenimiento.
Informa que no obstante a las limitaciones económicas, y a pesar de que
este servicio está subsidiado por el Estado en casi un 60 por ciento, en
el último año y medio se han reanimado en todo el país 32 lavanderías.
Para seguir avanzando se aprobó un financiamiento destinado a la compra
de 11 módulos más, pues el propósito es que cada provincia cuente al
menos con un autoservicio nuevo antes de finalizar este año.
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