September 7, 2005
New Orleans in Martí
JUAN MARRERO

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

“And, from now on, no one who knows about mercy will set foot in New Orleans, without horror.” One might think this sentence was written or said in the days before the scenes of destruction, pain and death that hurricane Katrina has caused in that port city of the south of the United States.

Such words, in fact, were the first line of an article by Jose Martí published in La Nacion [The Nation], the Buenos Aires newspaper March 26, 1891, over 114 years ago. The reason was not the winds of a tornado or a flood in the city located by the Gulf of Mexico and next to the delta of the Mississippi. Martí was writing of the horror of a mass murder of 19 Italian immigrants who were in jail and accused of killing the city’s police chief although a jury had acquitted them. Incited by the mayor, lawyers, retailers and "blue eyed" Irish politicians, citizens of New Orleans attacked the municipal jail and shots and beat the acquitted Italians to death.

Martí at that time had never been to New Orleans, but based on his newspaper readings and books, he was able to tell his readers of its "streets of houses covered with vines of flowers", their "mulatas in turban and apron", their "carnival cheer" and "of the fishing in canoes, of the bewitching environs, the sunny and raucus market".

Martí always kept abreast of events in New Orleans, a city which lived “in deaf and perennial revolt” especially events pertaining to solidarity with and support for Cuba's independence struggle. In the newspaper Patria (April 3, 1892), he writes about the New Orleans Club, the Intransigents Club, that declared it would "march, side by side, with the participation of all, with the Cuban Revolutionary Party".

In another occasion, he describes the ardent patriotism of the New Orleans Club, and says that members have a spirit of sacrifice, self-denial and generosity. There, he says, the men give without thought of what they will get in return. He praises the good and untiring J.M.Frayle, president of the Club. In 1892 he wrote about General Bravo Carlos Roloff, born in Poland, who was completely devoted to the cause of Cuban independence. Martí gave much importance to such solidarity with the cause of independence, because four decades previous, New Orleans had been a center of great activity by slave-owners and annexionist forces against the Spanish control of Cuba.

It is known that the North American journalist John Trasher founded in that city the Order of Cuban Youth which attempted to continue the failed adventures of Narcissus Lopez, and endorsed the unfulfilled plan for a military expedition to Cuba by North American Major General John A. Quitman. But it was not the independence of Cuba which these slave-owners wanted, but the annexation of Cuba to the United States.

In 1893, Jose Martí saw New Orleans his own eyes. He was in transit to Costa Rica, where he expected to meet with with Antonio Maceo. He wrote to Gonzalo de Quesada: "In New Orleans I do not have a moment to myself. It is alright to quietly let it be known that I have come to see Maceo. Anyway in N.O., if I do not die, I will leave all my correspondence for tomorrow", and next wrote his address in that city, and at the same time asks Gonzalo de Quesada to send him the news.

Martí visited New Orleans two more times in May and July of 1894. He had no time for anything that did not pertain to the preparation of the revolution in Cuba. He occupied his short time in New Orleans by meeting with the Intransigents Club and writing dozens of letters and notes sent to addresses within and outside of Cuba, most of which he successfully obtained money for the necessary war that was quietly being prepared.

From there he wrote to Fermín Valdés Domínguez, Jose Maria de Izaguirre and Maximum Go'mez, among others. Thusly, history has joined the southern United States and Cuba.

Mainly from the definitive abolition of the slavery in the United States, the Afro-American population of the south was identified with the cause of the true independence of Cuba.

There are other symbols that should not be forgotten. One of them is Brigadier Henry Reeve, call the “Little Brit” by the mambises because of his language, but he was born in New York.

Reeve formed the light cavalry of Camaguey and as much Agramonte as Go'mez, he was highly esteemed because of his combative character and his loyalty to Cuba.

For that reason, the group of 1,586 Cuban doctors with white jackets and knapsacks who are ready to travel immediately to the southern United States to save lives of North Americans were baptized the Henry Reeve Brigade last Sunday.

Knowing what has happened recently in New Orleans, where many news articles and documentaries from the mass media show that most of dead, abandoned and homeless are black and poor, victims of disinformation, social inequalities, the lack of preparation by the federal and local government to confront the fury of Katrina, and even in the days following the hurricane, the incompetence and inability of the authorities, it is perfectly valid to use Jose Marti’s phrase, first said in another context, "from now on, no one who knows about mercy will set the foot in New Orleans, without horror.".
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Nueva Orleans en Martí
JUAN MARRERO

http://granma.co.cu/2005/09/07/nacional/articulo02.htm l

Y, desde hoy, nadie que sepa de piedad pondrá el pie en Nueva Orleáns, sin horror. Esta sentencia cualquiera pudiese pensar que fue escrita o dicha en estos días ante las escenas de destrucción, dolor y muerte que ha causado el huracán Katrina en ese puerto-ciudad del sur de los Estados Unidos.

Tales palabras, en verdad, fueron las primeras líneas de un artículo de José Martí que se publicó en el diario La Nación, de Buenos Aires, el 26 de marzo de 1891, es decir hace más de 114 años. Su motivación no fueron los vientos de un ciclón o una inundación en la ciudad situada junto al Golfo de México y al lado del delta del Mississippi. Martí entonces hablaba del horror de un asesinato masivo de 19 inmigrantes italianos que estaban en una cárcel acusados de haber dado muerte al jefe de policía de la ciudad y que un jurado había acabado de absolver. Incitados por el alcalde, abogados, comerciantes y políticos irlandeses de "ojos azules", Nueva Orleáns se amotinó, asaltó la cárcel municipal y mató a tiros y golpes a los italianos absueltos.

Martí entonces no conocía a Nueva Orleáns, pero era capaz, basándose en sus lecturas de periódicos y libros, de contar a sus lectores sobre sus "calles de casas floridas, con las enredaderas de ipomena trepando por entre las persianas blancas", sus "mulatas de turbante y delantal", su "carnaval alegre" y "de la pesca en piraguas, de los alrededores hechiceros, del mercado radiante y alborotoso".

Muy atento siempre se mantuvo Martí sobre todo lo que ocurría en Nueva Orleáns y, en especial, aquello que estuviese relacionado con la solidaridad y apoyo a la lucha por la verdadera independencia de Cuba en esa metrópoli que, según pensaba, "vive en rebeldía sorda y perenne". En el periódico Patria (3 de abril, 1892) escribe sobre el Club de Nueva Orleáns, el Club de Los Intransigentes, que han declarado "moverse, pecho a pecho, con la obra de todos, con el Partido Revolucionario Cubano". En otra ocasión, califica de ardiente el patriotismo del Club de Nueva Orleáns, y dice que a sus integrantes los mueve el sacrificio, la abnegación y el desinterés. Allí, dice, sus hombres se dan, no se alquilan. Y elogia al bueno e infatigable J.M.Frayle, presidente del Club, y la atención que dio en aquel 1892 al bravo general Carlos Roloff, nacido en Polonia, y que se entregó por entero a la causa por la independencia de Cuba.

Mucha importancia daba Martí a tal solidaridad con la genuina causa independentista, pues cuatro décadas antes Nueva Orleáns había sido centro de una gran actividad de fuerzas esclavistas y anexionistas contra el dominio español en Cuba. Es sabido que el periodista norteamericano John Trasher fundó en esa ciudad la Orden de la Joven Cuba que intentó dar continuidad a las fracasadas aventuras de Narciso López respaldando el plan de expedición militar a Cuba del mayor general norteamericano John A. Quitman, la que en definitiva no se llevó a cabo. No era la independencia de Cuba lo que querían esos esclavistas, sino la anexión a Estados Unidos.

En 1893, es que José Martí conoce con sus propios ojos a Nueva Orleáns. Es un punto de tránsito en un viaje a Costa Rica, donde pretende encontrarse con Antonio Maceo. A Gonzalo de Quesada le escribe entonces: "En Nueva Orleáns no tendré momento mío. No importa dejar correr, muy sutilmente, que he ido a ver a Maceo. De cualquier forma en N.O., si no muero, dejaré al día toda mi correspondencia", y seguidamente escribe los datos de su dirección en esa ciudad sureña, a la vez que pide a Gonzalo de Quesada le envíe constantes noticias.

Dos veces más estuvo Martí en Nueva Orleans. Fue en mayo y julio de 1894. No tiene tampoco tiempo para otra cosa que no sea la preparación de la revolución en Cuba. Reunirse con el Club de Los Intransigentes y escribir decenas de cartas y notas dirigidas a destinatarios de fuera y dentro de Cuba, en la mayoría de las cuales recaba colaboración económica para la guerra necesaria que prepara silenciosamente, ocupan sus escasas horas en Nueva Orleáns. Desde allí escribe a Fermín Valdés Domínguez, José María de Izaguirre y Máximo Gómez, entre otros.

La historia ha unido, pues, a ese sur de Estados Unidos y a Cuba. Sobre todo a partir de la abolición definitiva de la esclavitud en Estados Unidos, la población afroamericana sureña estuvo muy identificada con la causa de la verdadera independencia de Cuba. Hay otros símbolos que no deben olvidarse. Uno de ellos es el brigadier Henry Reeve, llamado El Inglesito por los mambises a causa de su idioma, pero que había nacido en Nueva York. Reeve formó parte de la caballería ligera camagüeyana y tanto Agramonte como Máximo Gómez le estimaron mucho por sus cualidades combativas y su lealtad a Cuba. Muy justo, por eso, es que haya sido bautizada como Henry Reeve la brigada de más de 1 586 médicos cubanos que ratificaron el pasado domingo, con sus batas blancas y sus mochilas en ristre, la disposición y preparación para viajar inmediatamente al sur de Estados Unidos a salvar vidas de norteamericanos.

Conociendo lo que ha pasado en estos días en Nueva Orleáns, donde como muestran numerosos documentales y reportajes de los medios de comunicación, la mayoría de los muertos, desamparados y ambulantes son negros y gente humilde, víctimas de la desinformación, de las desigualdades sociales, de la falta de previsión de los gobernantes federales y locales para enfrentar el furor del huracán Katrina, e incluso la indolencia e incapacidad evidenciadas durante varios días después del paso del huracán por muchas autoridades de aquel país, tiene plena vigencia esa frase martiana, dicha en otro contexto, de que "desde hoy, nadie que sepa de piedad pondrá el pie en Nueva Orleáns, sin horror".