The Key to Socialism
By ARIEL TERRERO (nacionales@bohemia.co.cu)

A CubaNews translation by Giselle Gil.
Edited by Walter Lippmann.

July 14, 2009 

Every time a measure is taken to help find a solution to Cuba’s economy it awakens two different reactions: there are those who exaggerate the benefits expected, waiting for a miracle, and there are those that shrug and say we Cubans have always lived under a perennial crisis. Both reactions have a dangerous neutralizing and paralyzing effect. And, they are not realistic. We should understand that these measures are opportunities. 

No economic action can present itself as Aladdin’s lamp. Success will depend on the circumstances that surround it. It will depend on how well this action connects with other measures and, above all, how companies and other institutions put it into effect. They are merely a door that opens. Such is the case now with the new possibility of holding more than one job. 

Law No. 268 "Modifying the Labor System", adopted by the Government at the end of June, is only a contribution. It is explicitly expressed as such in the law. It is only one more step towards an urgent and essential goal of the Cuban society today: restore the value of labor.  

Amid a world economic crisis that increases both hardship and financial limitations in Cuba, any alternative that promotes a more efficient utilization of the country’s work force acquires a strategic value. While giving workers the possibility of holding more than one job, this disposition does away with prohibitions moth-eaten by time and adds a new link in the "rational use of human resources and hiring."  

It also brings order to other labor problems and to social security. This disposition raises our goals even higher than expected, because it also gives university and high school students an opportunity to work. This not only allows them to learn about work earlier, but it allows them to find a more attractive and independent economic source than mom or dad.

The law has three objectives: above all, to encourage work, also to attenuate the effects of the rapid aging of the population, and to open the possibility of increasing the limited personal revenues of many Cubans, in a moral, economical and healthier way than the dark skirmishes some countrymen have immersed themselves in. 

However, I believe that the most encouraging aspect of allowing multiple jobs is outside the letter of the law, and in the fact that it is not an isolated step. The government has gradually adopted measures to undo bureaucratic wrongs and give back the value of labor, which got lost amid the economic storms of the Special Period.  

This law was preceded by a resolution that gave idle lands to farmers who were willing with their work and intelligence to increase food production and their personal revenues. It also adjusted the salary system to extend payment per piece according to the work made. The new Social Security Law also included dispositions that forward employment.  

I am convinced we will continue on this road of transformations. There is no alternative to rediscovering the way out in a society that drags deformations like the excessive number of gratuities and subsidies, having two valid currencies, the depreciation of the [Cuban] peso and staffing inflation. They are pernicious traps that decrease productivity and inhibit the desire to work. Some were imposed by chance and external pressures, others were due to internal disorganization and need.

If you look at it without panic, the current crisis Cuba is facing today is not a calamity to sit down and mourn. But, an opportunity to reorganize our house and build a society in which work is, as the ideological paradigms decree, the main and unerring key to producing wealth.  

As someone I do not mention by name because I didn't request permission said: We cannot eat socialism before we finish building it. 

http://www.bohemia.cubasi.cu/2009/07/14/opinion/cuentas-claras-socialismo.html

   
   


CUENTAS CLARAS

Llave del socialismo

Por ARIEL TERRERO (nacionales@bohemia.co.cu)

(14 de julio de 2009)

Las medidas dirigidas a enderezar la economía de Cuba suelen despertar expectativas encontradas: desde quienes exageran el beneficio posible o esperan el milagro divino hasta los que se encogen de hombros y comentan que los cubanos vivimos de todas maneras en crisis perenne. Ambas reacciones tienen un peligroso efecto neutralizante, desmovilizador, y son menos realistas que la postura de entender tales decisiones como oportunidades.

Ninguna acción económica llega a título de lámpara de Aladino. El éxito dependerá de las circunstancias en que se adopta cada una, de su inteligente vinculación con otros pasos y, sobre todo, de la capacidad y manera en que la aplican luego las empresas y demás instituciones. Apenas son una puerta abierta, como ocurre con la reciente apertura al pluriempleo.

El Decreto Ley No. 268 “Modificativo del Régimen Laboral”, adoptado a fines de junio por el Gobierno, entra en escena solo como contribución. La letra de la nota oficial lo establece de forma explícita. Pero como tal suma un escalón más en el camino hacia un fin urgente y esencial en la sociedad cubana hoy: reivindicar el trabajo.

En medio de una crisis económica mundial que agrava penurias y limitaciones financieras en Cuba, adquiere carácter estratégico cualquier alternativa que promueva la explotación más eficiente de la fuerza de trabajo en el país. Al liberar la posibilidad para que cada trabajador se contrate simultáneamente en más de una plaza, esta disposición anula prohibiciones carcomidas por el tiempo y añade un nuevo eslabón en el “empleo racional de los recursos humanos y de la contratación laboral”.

Mientras ordena otros asuntos laborales y de la seguridad social, la disposición eleva, incluso, la varilla prevista, al presentar la opción también a los estudiantes universitarios y de la enseñanza media. A la vez que se educarían temprano en el trabajo, pueden hallar una entrada monetaria más atractiva e independiente que la mesada de papá o mamá.

Tres objetivos se propone la regulación: estimula el trabajo ante todo, con lo cual atenúa los efectos del acelerado envejecimiento poblacional y abre otra posibilidad de incremento en los recortados ingresos personales de muchos cubanos, opción más sana moral y económicamente, por cierto, que las oscuras escaramuzas en que se han sumergido algunos compatriotas.

Sin embargo, creo que el ángulo más alentador del pluriempleo hay que buscarlo fuera de este decreto ley por el hecho de que no es un paso aislado. El Gobierno ha adoptado de manera gradual medidas que buscan deshacer entuertos burocráticos y devolver al trabajo el valor que perdió en medio de las tormentas económicas del Período Especial.

Le antecedieron la entrega de tierras ociosas a los agricultores dispuestos a incrementar con su sudor e inteligencia la producción de alimentos y sus ingresos personales, así como los ajustes del sistema salarial para extender el pago a destajo por los resultados del trabajo. La nueva Ley de Seguridad Social también agregó disposiciones que abonan el empleo.

Soy un convencido de que por ese camino de transformaciones vamos a continuar. No hay otra alternativa para reencontrar la salida en una sociedad que arrastra deformaciones como el exceso de gratuidades y subsidios, la dualidad monetaria, la depreciación del peso y las plantillas infladas. Son trampas perniciosas —impuestas unas por avatares y presiones externas, otras por carencias y enredos internos— que lastran la productividad y enmohecen el deseo de trabajar.

Mirada sin pánico, la actual crisis que enfrenta Cuba es, mejor que una calamidad para sentarse a llorar, la oportunidad para reordenar la casa y construir una sociedad en que el trabajo sea, según plantean los paradigmas ideológicos, la llave principal y más segura para producir riquezas.

Como dijo una persona cuyo nombre omito porque no solicité permiso para citarlo: No podemos comernos el socialismo antes de terminar de construirlo.