La mayoría de los jóvenes cubanos cumplen
el Servicio Social, pero lo lamentable es que no conocen la
trascendencia que este tiene para el país ni sus obligaciones y
derechos«Cuando terminé el
técnico de nivel medio cumplí con el Servicio Social y ahí fue
donde aprendí los conocimientos prácticos. En mi etapa de
estudiante nadie me dijo en qué consistía; todo fue nuevo a
partir de ese momento».
Así como Roberto Brizuelas Ramírez,
graduado de Ingeniería en Telecomunicaciones, en su etapa de
estudiante no conocía en qué consistía el Servicio Social,
muchos jóvenes del país también ignoran cuáles son sus
obligaciones en esta etapa y los derechos que deben exigir. En
busca de respuestas a estas preguntas, un equipo de este diario
salió a interrogar a universitarios y a quienes deben
informarlos.
No todos conocen la importancia e
implicaciones de la Ley 1254, vigente desde el 3 de agosto de
1973, la cual establece todo lo relacionado con el Servicio
Social y se complementa con la Ley 3771, del 5 de junio de 1974.
En esta se define cómo debe cumplirse el Servicio Social.
El ingeniero Mario Miranda, director de
Formación y Desarrollo del Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social (MTSS), explica que «el Servicio Social consiste en el
cumplimiento del deber elemental de todos los ciudadanos cubanos
de uno u otro sexo que se gradúan del curso regular diurno en la
enseñanza superior y en la educación técnica profesional. Es el
compromiso de poner al servicio de la sociedad sus conocimientos,
de acuerdo con las necesidades y prioridades que determine la
dirección del país en función del desarrollo económico social».
Dicha Ley faculta de manera excepcional al
Ministerio de Salud Pública para dictar las disposiciones que
sean necesarias en el cumplimiento del Servicio Social de los
graduados de Ciencias Médicas.
Teoría del rumor
«No
nos han explicado nada del Servicio Social, pero los que saben
algo se lo comentan a otros y así nos enteramos. Si consigues
una carta de alguna institución que te pida, se tiene en cuenta
a la hora de la ubicación, aunque siempre se priorizan los
intereses de la universidad, el MININT, las FAR y los centros
pedagógicos», afirma la estudiante de Sociología Yeranys Moretón.
Muchos, como Ingrid Izquierdo, futura
ingeniera en Telecomunicaciones, consideran que existe falta de
orientación por parte de los ministerios implicados y por la
dirección de la FEU. «Esto genera un desconocimiento que solo
los rumores parecen esclarecer. Todo lo que sabemos, que es bien
poco, ha sido por rumores; oficialmente no nos han orientado qué
pasará con nosotros una vez que nos graduemos».
Uno de los más informados fue Ernesto Díaz,
estudiante de quinto año de Historia: «Durante toda mi carrera
nadie vino a hablarme del Servicio Social. Tengo conocimientos
vagos de en qué consiste, porque como tenía interés en ubicarme
en un centro afín, busqué la resolución que habla del Servicio
Social y el adiestramiento».
El joven plantea que el desconocimiento
parece que es de ambas partes: «Una vez que leí la Ley me di
cuenta de que hay muchos pasos que se violan, como reuniones y
entrevistas con los estudiantes, donde deben tenerse en cuenta
sus intereses. Porque son dos años que no te devuelve nadie; un
tiempo que pierdes si estás en algo que no te gusta».
Raúl López, vicepresidente de la FEU,
refiere que como organización ellos no tienen la obligación de
informar a los estudiantes, pero que de todas formas lo están
haciendo para que tengan los conocimientos necesarios y sepan
cumplir, pero también exigir. «Todavía no hemos creado ningún
taller para las informaciones sobre el Servicio Social a los
estudiantes del último año; por eso no saben sus objetivos ni
tienen guía alguna cuando llegan a los centros laborales, pero
es algo en lo que trabajamos», asegura el dirigente estudiantil
y sostiene que en algunas empresas no se aprovecha todo el
potencial de los egresados universitarios.
«Sabemos que aún existen problemas con la
información a los estudiantes sobre este tema y que los
mecanismos que estamos utilizando no son todo lo efectivos que
necesitamos, por lo que continuamos trabajando con los factores
implicados en el proceso de la ubicación laboral de los
graduados para garantizar el cumplimiento del Servicio Social»,
agrega el ingeniero Miranda.
¿Caso omiso?
¿Qué
sucede si un estudiante no se presenta a cumplir el Servicio
Social? Algunos pueden hacer caso omiso de esta interrogante sin
tener en cuenta sus consecuencias. «A los que no cumplen el
Servicio Social se les invalida el título universitario. Por eso
estamos tratando de que en los últimos años de las carreras
universitarias se evalúe el proceso de selección y ubicación
para evitar que esto ocurra», comenta Raúl López.
Por suerte el índice de abandono del
Servicio Social es bajo. Durante los años 2006, 2007 y 2008
fueron a las entidades más de 20 000 graduados de nivel
superior. Un muestreo a 5 273 de ellos, realizado por el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para evaluar el
cumplimiento del Servicio Social, arrojó que «el 95 por ciento
permanecía en la ubicación asignada; el 5 por ciento no, pero de
estos el 2,6 por ciento se había trasladado siguiendo los
procedimientos establecidos y continuaban cumpliendo su Servicio
Social», afirma el ingeniero Miranda.
La ubicación de los recién graduados se
efectúa a partir de asambleas realizadas en sus respectivos
centros cuando se avecina el fin de curso. De acuerdo con la
evaluación de integralidad y las notas de cada uno, se le
asignan las plazas en los diferentes organismos.
«A esas asambleas se lleva un plan de
distribución cuyo contenido son cifras, y a partir de la
evaluación integral realizada y el escalafón que ocupan los
estudiantes se ofrecen las posibles plazas que ocuparán.
«Pero ocurre que una vez destinados a
determinado centro no quieren estar en él, o no se presentan a
la ubicación dada porque están interesados en permanecer en el
colectivo donde realizaron la práctica laboral, sin tener en
cuenta que esta solo es un requerimiento del plan de estudios.
Una vez graduados han de prestar servicio donde el país más los
necesite. Ese es un deber social», precisa Miranda.
La nación necesita e impone el rescate del
Servicio Social y el cumplimiento de la Ley. Para esto precisa
de la voluntad y comprensión de cuantos intervienen en él. Por
eso Raúl López pide que se evalúen la incondicionalidad y la
ejemplaridad. «La ubicación se les da a los jóvenes por la
integralidad, pero no puede ser que la máxima aspiración sea
tener el papel. Estamos abogando porque el estudiante se sienta
más comprometido con la Revolución, su historia y sus líderes.
La ubicación de los estudiantes más preparados será en las
misiones más difíciles, para que sigan siendo la vanguardia, esa
que necesita el país».
Igual a tres
«Lo
único que sé del Servicio Social es que las muchachas pasamos
tres años y los varones dos, porque estuvieron en el Servicio
Militar, con excepción de los que vienen de la Orden 18, quienes
están liberados de esta regulación», nos comenta Ilenay Vázquez,
que culmina el cuarto año de Licenciatura en Derecho.
Hay quienes piensan que existen «beneficiados»
en cuanto al cumplimiento del Servicio Social. El
desconocimiento popular hace creer que los muchachos de la Orden
18 están simplemente exentos de cumplirlo, sin saber cuáles son
las razones reales.
«No tengo que cumplir el Servicio Social
porque pasé dos años de Servicio Militar y otro de preparación
académica similar a la de los preuniversitarios. Este período se
me cuenta como si ya tuviera tres años de vida laboral», refiere
el también futuro abogado Luis Leonel Duany.
Otros como Bárbaro Boy Sánchez, de quinto
año de Ingeniería Hidráulica, están conscientes de que ese
período es para retribuirle al país la educación gratuita que
les ha dado; pero no conocen las particularidades de la Ley. «Hace
unos meses tuvimos una reunión donde nos informaron que antes
eran dos años para todo el mundo, pero ahora a las hembras se le
aumenta un año para equilibrarlo con el período de Servicio
Militar».
No
obstante las sobradas justificaciones de la diferencia de tiempo,
Ilenay cree que tres años es mucho. Lo que ni ella ni los otros
conocen es que de una forma u otra todos cumplimos el mismo
tiempo de Servicio Social, con una duración de tres años, tanto
para hembras como para varones.
En el caso de las carreras de Ciencias
Médicas y del INDER es distinto, pues están vinculadas
directamente desde el inicio a la actividad práctica y solo
cumplen dos años de Servicio Social, excepto para aquellos
estudiantes que obtengan una especialidad directa por el mérito
obtenido.
«La medicina y todas las carreras de las
ciencias médicas son teóricas, pero sobre todo prácticas, y esto
es lo que nos permite que cuando cumplamos los dos años de
Servicio Social realmente estemos preparados para acometer
cualquier misión dentro o fuera del país y representar con todo
el orgullo, conocimiento y la preparación al glorioso equipo de
las batas blancas, como dijera nuestro Comandante en Jefe»,
aseguró Raúl López.
«Los muchachos deben buscar el artículo
tres de la Ley de Servicio Social para que entiendan que este se
puede combinar con el Servicio Militar, de modo que la suma de
ambos complete tres años. Por eso es que los varones que hacen
uno de Servicio Militar diferido solamente cumplen dos de
Servicio Social.
De esa forma el beneficiado con la Orden
18 no cumple el Servicio Social, pues permanece dos años en el
Servicio Militar Activo y luego otro de pre militar; con eso ya
cumplió sus tres años. Las hembras que no tienen este contacto
con la vida militar están obligadas a hacer tres años de
Servicio Social», aseguró Mario Miranda.
Tabla de salvación
El
caso de los estudiantes de Ciencias Médicas es diferente. Su
coordinador nacional, Senén Peña Oliva, tiene dentro de sus
tareas velar por el funcionamiento del trabajo social y ofrecer
las orientaciones para que todos conozcan cómo trabajarán cuando
se gradúen.
«Los estudiantes pertenecientes al
movimiento vanguardia Mario Muñoz tienen una particularidad: son
los más integrales y por ello en esos dos años se les asignan
misiones específicas, casi siempre en lugares muy difíciles».
Para la futura galena Lisney Henríquez
cumplir con esa tarea no será difícil, porque confía en que sus
superiores la orientarán durante esos años.
Así piensa también la estudiante de leyes
Ilenay, porque «uno está en la obligación de retribuirle al
Estado la educación gratuita que nos ha dado y estamos en la
mejor disposición de cumplirlo. No obstante, sería mucho mejor
si tuvieran en cuenta nuestros intereses laborales a la hora de
elegir en qué lugar pasaremos los próximos tres años.
Aprenderíamos más y nos sentiríamos a gusto».
A Jeizen Álvarez, quien se graduó en
Ingeniería Automática, sí se le tuvieron en cuenta sus
inquietudes. Durante los años de universidad, diferentes
empresas le informaron en qué consistiría el Servicio Social en
cada una. Esto le dio la posibilidad de inclinarse hacia las que
más le motivaron. Hoy trabaja en la Unión Cuba-Petróleo, y ha
recibido el apoyo y orientación de sus jefes, porque no es solo
llegar y plantar, como se dice en buen cubano. Hay que cumplir
un adiestramiento laboral.
«Creo que el Servicio Social y el
Adiestramiento es lo mismo, pero no estoy seguro. Lo cierto es
que cuando salimos de la universidad no sabemos casi nada de la
práctica; tenemos idea de cómo se presenta el problema, pero no
de cómo resolverlo. La idea que más firme llevamos en la cabeza
es que debemos y tenemos que cumplir esta misión, porque el país
lo necesita», confiesa el estudiante Bárbaro Boy Sánchez.