Nacido y criado en
Cuba, doctorado en Derecho y en Ciencias Políticas, Alberto
R. Coll sirvió de 1990 a 1993 como subsecretario de Defensa.
Bajo el mandato de Bush padre fue condecorado por Destacado
Servicio Público. Bajo el de Bush hijo ha tenido que
justificar que sus relaciones con cubanos no le convertían
en un espía. Ha sido decano de la Escuela de Guerra de la
Marina y profesor en Georgetown. Ahora lo es de la Facultad
de Derecho de la Universidad de DePaul. Es fundador y
director del Instituto de Estudios Europeos de DePaul en
Madrid, en colaboración con ICADE.
-¿Es esta crisis el tiro de gracia para Cuba?
-La ha golpeado mucho. No se puede hablar de hambruna,
pero el Gobierno teme llegar a eso si no obtienen divisas
para comprar alimentos. La situación es grave.
-¿Eso puede ablandar el embargo de Estados Unidos?
-Cuba necesita acceso a crédito privado para comprar
alimentos en Estados Unidos, y eso es lo que el embargo
impide. El Congreso intentó despejar el camino, como pedían
los estados agrícolas, pero dos senadores de Florida, Bill
Nelson, y de New Jersey, Robert Menéndez, se opusieron.
Nelson por presiones del «lobby» de Miami y Menéndez porque
es un hombre muy fanático e ignorante de lo que pasa en
Cuba. A duras penas permitieron la reciente liberalización
de los viajes de los cubano-americanos a la isla.
-¿No bastan los indicios de apertura democrática en la
isla?
-Mientras Fidel Castro viva el Gobierno no va a lanzar
ninguna reforma extensiva. A Fidel le preocupa mucho que
Cuba pueda evolucionar hacia un modelo chino, con el que no
simpatiza.
-¿Y su hermano Raúl?
-Raúl es más pragmático y a él sí le gustaría
experimentar esta vía. Pero mientras Fidel viva no hay nada
que hacer.
-¿Y ahora con Obama?
-Obama está predispuesto a reformar la política
estadounidense hacia Cuba, Hillary Clinton también lo está,
se han dado pasos, pero el presidente tiene demasiados
frentes abiertos. No creo que haga de Cuba su prioridad, no
va a gastar capital político en esto. Yo no veo que cambie
nada en un año por lo menos.
-¿Le ha sorprendido lo sucedido hace dos semanas en la
OEA?
-No, porque Fidel ya ha dicho claro que a él no le
interesa la OEA. Lo que muestra todo esto es que EE.UU. es
el país más aislado de lo que pasa en Cuba. El que menos
influye en lo que pasa ahí.
-¿El bloqueador, bloqueado?
-Más o menos. Si se trata Cuba no como un tema de
política doméstica sino de política exterior normal, está en
el interés de EE.UU. asegurarse desde ya un papel de futuro
en la isla y en sus mercados. Ese papel de momento no lo
tiene. Es mucho más probable que lo tengan países como
España, Brasil y México.