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PRENSA
LATINA celebrates its 50th anniversary
By Manuel
E. Yepe
A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.
The fact that there’s a news agency that never gives in
to the corporate interests of the “great global media” and still thrives
after 50 years of work is as outstanding as the very survival of the
Cuban Revolution in a world of imperialist hegemony where only half a
century ago such an accomplishment would have been unthinkable.
Prensa Latina (PL) was not the media’s first project of liberation in
the region. It’s just that neither one of those that came before –like
the attempts made in Argentina and Brazil under Juan Domingo Perón and
Janio Quadros, respectively– managed to hold out for a long time against
the fierce pressure exerted by the First World’s great corporations bent
on protecting their monopolies.
In Cuba, however, a popular pro-independence, pro-Latin America project
had seized power by force of arms –the only viable way then– that helped
set in motion great revolutionary ideas and demanded, rather than
allowed, as far-reaching a plan as the creation of
Prensa Latina.
Following the overthrow of Fulgencio Batista’s tyranny in January 1959,
media from all over the world unleashed a violent smear campaign against
Cuba’s clearly anti-imperialist Revolution. The the island lacked the
resources to counteract this campaign. In order to tell everyone the
truth about everything that its enemies, whom the White House had
organized and supported before and after the victory, had set out to
distort, PL was born.
Solidarity with the Cuban project flourished across Latin
America with the same spontaneity as the United States had launched its
attacks on the Revolution. People throughout the continent sensed that a
lot more than the independence of one of its nations was as stake in
Cuba. They realized something new was about to happen that affected
their community as a whole.
Eager to know about the ideas and purposes of the revolutionary leaders,
those peoples demanded to know what was going on. They were conscious of
the unhealthy manipulation in what newspapers everywhere were saying,
their sources being merely a handful of news agencies from the
highly-developed countries coached by Washington.
From those demands, the idea was born to organize a meeting of
journalists in Cuba, eventually held in Havana’s Riviera Hotel on
January 21 and 22, 1959 and attended by over 400 reporters from various
nations and of different political and ideological leanings. The event
was baptized “Operation Truth".
This major assembly of honest communicators paved the way for a proposal
to provide the region stretching from Rio Bravo to Patagonia with a
vehicle to spread news, one capable of disseminating the reality of life
in and the struggle undertaken by our peoples, systematically twisted or
hushed by the international corporate media.
In June 1959, barely six months after the victory over the tyrant, and
with more boldness than material resources, the Cuban Revolution
successfully sponsored the foundation of Prensa Latina and entrusted its
management to Jorge Ricardo Masetti, a
young Argentinean journalist. In April 1958, Masetti had climbed, and
stayed for three months in, the Sierra Maestra mountains to interview
Fidel Castro, his fellow countryman Ernesto
Che Guevara, and other leaders of the Rebel Army. His purpose was
to let the world know about the fight waged in Cuba that corporate media
had silenced worldwide.
That year in September, Masetti published in Argentina a
book titled Los que luchan y los que lloran (Those who fight and
those who cry), a collection of his chronicles about his first contacts
with Cuba, which uncovered the true facts of the revolutionary war in
the island. At the same time, made it clear that he was fully identified
with Cuba's pro-independence exploits.
Ever since it came into being, Prensa Latina has counted
on the support and solidarity of a great many excellent Latin American
journalists who, in turn, have contributed to upgrading the professional
and technical skills of hundreds of their young Cuban colleagues.
Like the Cuban Revolution that set it up, this agency has
been forced to deal with countless aggressions, including the expulsion
of its correspondents, police raids, closure of its offices, gross
attacks on its client publications, and the murder, threat and exclusion
of its collaborators.
Nevertheless, the agency has been able to play its unique
role, filling the gaps left by a gagged press and Cuba’s diplomatic
isolation. Whenever the need arose all along these 50 years, Prensa
Latina became a bridge of friendship between Cuba and the rest of Latin
America.
Whether in international or regional forums, Prensa
Latina is a forerunner of the pro-independence stance taken by most
governments in our continent, including the OAS, formerly the “Yankee
minister of colonies”. Attempts at unity such as the Bolivarian
Alternative for the Americas, TeleSur
and many other initiatives stemming from the efforts to achieve Latin
American integration are inspired by the same ideas that gave rise to
Prensa Latina half a century ago.
June 2009
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PRENSA LATINA EN SU
PRIMER MEDIO SIGLO
Por Manuel E. Yepe
El hecho de que una agencia de noticias que no responde a los intereses
corporativos de la “gran prensa globalizada” haya existido y siga
pujante al cabo de sus primeros cincuenta años de vida es tan
sobresaliente como la supervivencia de la revolución cubana en un
escenario de hegemonía imperialista que, medio siglo antes, hacía
inimaginable algo semejante.
No fue Prensa Latina el primer proyecto liberador de los medios en la
región, solo que los anteriores (como los intentos en Argentina y Brasil
durante los gobiernos de Juan Domingo Perón y Janio Quadros,
respectivamente) no resistieron mucho tiempo la fiereza de los grandes
corporaciones del primer mundo en la defensa de sus monopolios.
Pero en Cuba había llegado al poder mediante un proceso de lucha armada
popular, único camino viable entonces, un proyecto independentista y
latinoamericanista propicio para la fecundación de grandes ideas
revolucionarias que no solo permitió sino que exigió de una construcción
tan ambiciosa como era la de Prensa Latina.
Tras el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista en enero de
1959, contra la revolución cubana, cuya orientación anti-imperialista
era evidente, se desató una violenta campaña en los medios de prensa de
todo el mundo, sin que Cuba dispusiera de recursos mínimos para hacer
conocer al mundo la verdad acerca de todo aquello que estaba siendo
tergiversado por los enemigos de su revolución, agrupados y apoyados,
antes y después del primero de enero de 1959, por la Casa Blanca.
Con la misma espontaneidad con que Estados Unidos se lanzó al ataque
contra el proyecto revolucionario cubano, los pueblos latinoamericanos
desataron su solidaridad. Intuían que en Cuba se discutía mucho más que
la independencia de uno de las naciones miembros de la comunidad
latinoamericana. Percibían que algo nuevo, que tocaba a todos, estaba
por ocurrir.
Los pueblos reclamaban noticias, querían conocer de las ideas y
proyecciones de los líderes del proceso revolucionario y percibían
manipulaciones malsanas en lo que decían los medios de prensa de todo el
mundo, abastecidos fundamentalmente por un reducido grupo de agencias de
prensa de países altamente industrializados, con orientaciones dictadas
desde Washington.
De ese reclamo nació la idea de convocar en La Habana un encuentro de
periodistas, que con la participación de más de 400 informadores de
distintos países y variadas orientaciones políticas e ideologías, se
celebró en el hotel Habana Riviera los días 21 y 22 de enero de 1959. Se
le bautizó como "Operación Verdad".
De esta magna asamblea de comunicadores honestos emanó la recomendación
de dotar a las naciones del Río Bravo a la Patagonia de un vehículo
noticioso propio capaz de reflejar las realidades de los pueblos y sus
luchas, sistemáticamente tergiversadas o silenciadas por las agencias de
los países altamente desarrollados.
Con más audacia que recursos materiales suficientes, en junio de 1959,
tan solo seis meses después de la toma del poder por la insurrección
victoriosa contra la tiranía, la revolución cubana fue capaz de
patrocinar la creación de Prensa Latina, cuya dirección fue encomendada
a Jorge Ricardo Masetti, un joven periodista argentino que en el mes de
abril de 1958 había subido a la Sierra Maestra –donde permaneció tres
meses- para entrevistar a Fidel Castro, su coterráneo Ernesto Che
Guevara y a otros dirigentes del Ejercito Rebelde a fin de informar al
mundo de la lucha que se libraba en Cuba, silenciada por los grandes
medios de prensa.
En el mes de septiembre de ese año, en Argentina, Masetti publicó una
recopilación de las crónicas sobre su primer contacto con Cuba en el
libro “Los que luchan y los que lloran”, que rompió el mutismo en torno
a la guerra revolucionaria en la isla, al tiempo que mostró la plena
identificación con la gesta independentista cubana de quien sería el
fundador de Prensa Latina.
Desde su creación, Prensa Latina ha contado con el apoyo de un buen
número de excelentes periodistas solidarios de América Latina que, a su
vez, han contribuido a elevar la calificación profesional y técnica de
cientos de jóvenes periodistas cubanos.
Como la propia revolución cubana que la creó, la agencia ha tenido que
enfrentar un sinnúmero de agresiones: expulsiones de corresponsales;
allanamientos policiales; clausura de sus oficinas; presiones groseras
contra publicaciones clientes; asesinatos, amenazas y exclusiones de sus
colaboradores.
No obstante, la agencia ha sido capaz de desempeñar un papel singular,
cubriendo espacios vacios provocados por la pretendida incomunicación y
el aislamiento diplomático de Cuba. A lo largo del medio siglo
transcurrido, ella ha sido, cuando ha sido necesario, puente de amistad
entre los pueblos de Cuba y el resto de América.
Prensa Latina es precursora del accionar independiente de la mayoría de
los gobiernos del continente en tribunas internacionales o regionales,
sin excluir la que fuera el “ministerio de colonias yanqui”: la OEA.
Expresiones unitarias como la Alternativa Bolivariana para las América,
TeleSur y las muchas otras que resultan de los esfuerzos
integracionistas latinoamericanos, se inspiran en las mismas ideas que
hace 50 años dieron lugar al surgimiento de Prensa Latina.
Junio de 2009.
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