United States riddled with extreme right-wing obsessions
By Manuel E. Yepe

A CubaNews translation.
Edited by Walter Lippmann.


Those who wish to know on what grounds those individuals who do not conform to the rules established by the power elite must function can get some idea of that by reading an article that was widely distributed in the written and digital press in that country. It came from Accuracy in Media, which is dedicated to making sure that the press and politicians do not step beyond the limits established for liberal, progressive, or leftwing proclivities.

Published May 24 with the title Speaker Pelosi’s Controversial Marxist Connections” and undersigned by Cliff Kincaid, editor of the AIM report, the article warns of the danger that, despite this woman’s controversial backgrounds and associations, she qualifies for security clearances by virtue of the fact that she got elected to high office.

Kincaid bases such serious charges on Speaker Pelosi’s position as second in the line of succession to the presidency, right after the vice president, and there is increasing concern about whether she can be trusted with national security secrets.

His doubts, the journalist makes it clear, “not only involves the unsubstantiated charges she recently brought against the CIA over what officials told her about the treatment of terrorists, but also her close personal relationship with pro-Castro Rep. Barbara Lee and the ‘progressive’ Hallinan family of San Francisco, once under scrutiny by the California Senate Fact-finding Subcommittee on Un-American Activities for their pro-Soviet propaganda efforts”.

Kincaid describes Barbara Lee as “the most vocal apologist for Communist Cuba in Congress today. As head of the Congressional Black Caucus, Lee recently led a delegation to Cuba to meet with the Castro brothers to discuss normalization of relations, but she paid no attention to political dissidents or political prisoners being held on the communist island”.

And he adds: “Lee calls Pelosi ‘a magnificent woman’ and ‘one of California’s greatest representatives’ who began her career in the California state legislature as a secret member of the Committee of Correspondence for Democracy and Socialism, a spin-off from the Communist Party”. He also holds that Lee “has collaborated with communist officials on Grenada, according to documents captured after the ‘liberation’ of that island nation” by U.S. marines.

Kincaid makes even worst accusations against Pelosi for her friendship with Vincent and Vivian Hallinan, “one of the most radical left-wing families in San Francisco over the course of five decades”.

He goes on saying that after Vivian Hallinan’s death, Pelosi called her “a pioneer, a mentor and a leader”, and emphasizes the use of term ‘mentor’.

“Pelosi paid tribute to Vivian Hallinan by inserting into the Congressional Record an article saying that ‘she had opposed U.S. policy in Central America’ under President Reagan, had ‘befriended Daniel Ortega, Nicaragua’s [Communist] Sandinista leader’, and had met with Cuban dictator Castro.”

Regarding Vincent Hallinan, a lawyer who died in 1992, Kincaid states that the U.S. Communist Party “officially designated him” to defend secret members and labor leaders and that “he also ran for president on the ticket of the Progressive Party”, took part in rallies organized in 1953 to protest against the execution of the Rosenbergs after they were convicted of espionage, and traveled to the Soviet Union in connection with the case of Francis Gary Powers, the American pilot of a CIA-run U-2 spy plane shot down in 1960 over that country.

He also accuses him of having been a “roaring atheist” who once “sued the Catholic Church for fraud, demanding it that it prove the existence of heaven and hell.

This kind of criminal accusations against such a top-level personality as Speaker Nancy Pelosi on grounds of her “dangerous liaisons” reveals the nature of the U.S.’s ‘ethical-judicial’ structure that the neoconservatives put in place in their heyday in order to control both the White House and Capitol Hill. The effects of the so-called Patriot Acts unleashed in the wake of the alleged War on Terror endow ultraconservatism with subjective pressure tools ultimately expressed through the prejudiced views of a corporate media whose influence exceeds their official role.

May 2009


http://www.aim.org/aim-column/speaker-pelosis-controversial-marxist-connections/
 

   
   

OBSESIONES ULTRADERECHISTAS EN EEUU
Por Manuel E. Yepe

Quienes quieran conocer en qué terreno se mueven en los Estados Unidos aquellos individuos que no se ajustan a los códigos establecidos por la élite del poder, pueden hacerse una idea de ello con la lectura de un artículo profusamente difundido por la prensa escrita y digital en ese país, originado por la organización Accuracy in Media (AIM o, en español, Precisión en los Medios), dedicada a vigilar que la prensa y los políticos no sobrepasen los límites establecidos para las veleidades liberales, progresistas o de izquierda.

Dice el artículo, difundido este 24 de mayo bajo el titulo de “Speaker Pelosi’s Controversial Marxist Connections” ( en español “Controvertidas conexiones marxistas de la Presidenta de la Cámara Pelosi” ), con la firma del editor de la AIM, Cliff Kincaid, que el hecho de que la congresista desempeñe un cargo que automáticamente la califica para disfrutar de facultades especiales constituye un peligro para la seguridad de la nación por motivo de sus antecedentes y relaciones. 

Tan grave acusación es fundamentada por Kincaid en el hecho de que Pelosi, por su cargo, es la segunda en la línea de sucesión presidencial después del Vicepresidente y existe gran preocupación acerca de si a ella pueden confiarse secretos de la seguridad nacional.

Aclara el periodista que su acusación no se basa solo en el hecho de que ella formulara recientemente acusaciones infundadas contra la CIA a partir de lo que algunos funcionarios le confiaron acerca del trato a prisioneros terroristas, sino por su estrecha relación personal con la congresista pro-Castro Barbara Lee y con la familia de “progresistas” Hallinan, de San Francisco, varios de cuyos hijos aparecen registrados en los anales del California State Senate Fact-Finding Subcommittee on Un-American Activities (Comité del Senado de California  para la investigación de actividades anti-americanas) porque en cierta ocasión estuvieron sujetos a indagación por sospechas de que realizaban trabajos de propaganda pro-soviética.

Sobre la Representante Barbara Lee, el articulista Cliff Kincaid considera que “es la más abierta apologista de la Cuba comunista en el Congreso actualmente y encabeza el Caucus congresional negro, en función de lo cual condujo recientemente una delegación a Cuba para entrevistarse con los hermanos Castro a fin de discutir sobre la normalización de relaciones, sin prestar atención a los disidentes ni a los prisioneros políticos en la isla comunista”.

Dice que Barbara Lee ha calificado a la Pelosi como “una mujer magnífica y una de las más grandes representantes de California”, siendo que la congresista negra inició su carrera en el legislativo californiano como miembro secreto de los Comités de Relaciones  por la Democracia y el Socialismo creados por el Partido Comunista. También le señala a la congresista Lee haber colaborado con funcionarios comunistas en Granada “según documentos capturados luego de la “liberación” de esa isla-nación por la invasión de los marines norteamericanos.

Peores acusaciones hace pesar Kincaid sobre Pelosi por su amistad con Vincent  y Vivian Halliman, “una de las más radicales familias izquierdistas de San Francisco en el curso de 5 décadas”..

Señala que, a la muerte de Vivian Halliman, Pelosi dijo que ella “fue pionera, mentora y líder”, significando lo grave que resulta el uso del término “mentora”.

Dice que Pelosi rindió tributo a Vivian Hallinan insertando en las memorias congresionales un artículo en el que encomiásticamente señaló que “se opuso a la política de EEUU en Centroamérica durante el mandato de Ronald Reagan, hizo amistad con el líder sandinista Daniel Ortega, de Nicaragua, y se reunió con el dictador cubano Castro.”

En cuanto a Vincet Hallinan, abogado fallecido en 1992, afirma Kincaid que fue designado oficialmente por el Partido Comunista de Estados Unidos como defensor de miembros clandestinos de ese partido y líderes obreros. Le imputa haber sido candidato a la Presidencia por el Partido Progresista, haber participado en 1953 en protestas por la ejecución de los esposos Rosemberg, acusados de espionaje, y haber viajado a la Unión Soviética en relación con el caso del piloto estadounidense de un avión U-2 de la CIA, Francis Gary Powers, derribado en 1960 cuando realizaba espionaje sobre la Unión Soviética.

Lo acusa, además, de haber sido un “ateo rugiente” que en cierta ocasión acusó a la Iglesia Católica de fraude, demandándole  que probara la existencia del cielo y el infierno.

Este tipo de acusaciones por delitos de “amistades peligrosas”, aplicado a una personalidad ubicada en tan alto nivel de dirección del gobierno como la congresista Nancy Pelosi, permite una idea acerca de la manera como actúa hoy en Estados Unidos el entramado “ético-jurídico” montado  por los neoconservadores en los momentos culminantes de su ejercicio del poder, con control sobre la Casa Blanca y el Capitolio. Los efectos de las llamadas Leyes Patrióticas sembradas con la proclamación  de la supuesta Guerra contra el Terrorismo, dotan a los ultraconservadores de elementos subjetivos de presión que quedan impregnadas en forma de prejuicios por la acción de los medios corporativos más allá de su vigencia oficial.



Mayo de 2009.