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Holguín
Jóvenes
instructores de arte establecen su campamento
en escuela destruida por los ciclones en Gibara
Por:
texto y foto Héctor Carballo Hechavarría
Correo:
corresp@jrebelde.cip.cu
12 de mayo de 2009
00:37:15 GMT
Han hecho de una estructura
derruida, en el barrio holguinero del Güirito, un bastión del optimismo
y la solidaridad frente a los desgarros que suelen provocar los eventos
climáticos
GIBARA, Holguín.— Las maltrechas
paredes sin techo de lo que fuera la escuela primaria Ovidio Torres, en
el reparto Julio Antonio Mella de la ciudad de Gibara, evocan aún los
quebrantos del paso del huracán Ike por esta región costera, en la
madrugada del 8 de septiembre del pasado año.
Sin embargo, más que un símbolo
recurrente del efecto destructivo de los ciclones, la estructura en
ruinas se yergue ahora en el barrio del Güirito como un bastión del
optimismo y la solidaridad, desde el cual se hace frente a los desgarros
espirituales que suelen provocar también los eventos climáticos.
Fue este precisamente el sitio escogido
por los integrantes de la misión Victoria para establecer su campamento.
Son casi 30 personas, entre ellos 18 instructores de arte y el resto
artistas profesionales, aficionados y personal de aseguramiento, así
como algunos funcionarios de la dirección de Cultura en el territorio.
La decisión de las autoridades locales
de reubicar al alumnado del centro en otras escuelas gibareñas así lo
permitió. Desde que el Consejo de Defensa definió que la distancia
prudencial a que debe estar de la costa cualquier nueva inversión
constructiva será de al menos unos 200 metros, un retorno de los
pioneros al lugar es muy poco probable.
Pero allí quedaba un escenario casi
homérico, desde el cual poder irradiar la magia reconfortante que poseen
las manifestaciones del arte sobre el espíritu humano.
«Limpiamos de piedras y restos de
árboles los alrededores del lugar e instalamos nuestras dos casas de
campaña. Aprovechamos un local como comedor y así quedó listo el 16 de
diciembre», rememora Miriam Peña Leyva, especialista de Literatura de la
Casa de Cultura del poblado de Velazco, y jefa del campamento.
Lo cierto es que pocos días después de
acaecido el desastre de Ike, un grupo de artistas de la provincia inició
«a lomo de guagua» su peregrinar por las localidades urbanas y rurales
más afectadas de la provincia. Aunque entonces no se trabajaba con el
mismo concepto que hoy asumen los miembros del destacamento.
En aquella ocasión visitaron los
municipios, además, varias figuras y agrupaciones del escenario nacional.
Trovadores, humoristas, músicos, bailarines, artistas plásticos, algunos
de los cuales contaban ya con una experiencia similar, luego de que
Gustav se ensañara con la Isla de la Juventud.
Así nació el semillero de lo que se ha
dado en llamar la misión Victoria, de la mano de la brigada Martha
Machado. Hoy su labor se halla extendida a todas las provincias del país,
con el liderazgo aglutinador de un pintor que, más que vanguardista,
pertenece a la vanguardia, Alexis Leyva Machado (Kcho).
Al calor de las primeras semanas, las
brigadas demostraron en las comunidades que podía combinarse
perfectamente el trabajo cultural con la participación en las tareas
recuperativas, junto a la población. La máxima era la solidaridad entre
los cubanos.
«Claro, no todo fue coser y cantar. No
vamos a negar que al principio un pequeño grupo de personas no
comprendía muy bien nuestra misión. Tal vez porque al mismo tiempo
atravesaban por uno de los momentos más difíciles de sus vidas y
pensaron, como se dice en buen cubano, que aquello era fiesta y pachanga»,
expresa Carlos Avilés Aguilar, representante de la dirección provincial
de Cultura.
«Aquí nos hemos impuesto un horario
casi militar», continúa diciendo Carlos, y esboza cómo durante las
mañanas, luego de izar la bandera, los muchachos participan generalmente
en tareas de recuperación de las viviendas de la comunidad. En las
tardes realizan talleres, principalmente con los niños, mientras las
noches se ocupan en presentaciones culturales.
«En la provincia contamos con dos
campamentos de la misión, uno en Banes y este, en Gibara. Con el tiempo
la gente se ha ido identificando cada vez más con nuestro aporte, como
una fuerza más para salir adelante. Se trataba además de mostrarles que
no estaban solos y que su desgracia no era ajena a nadie», continúa
diciendo Carlos, mientras nos invita a conocer a la «tropa».
«En estos tres meses, hemos organizado
cientos de actividades culturales en el municipio. Simultáneamente con
los talleres de literatura, teatro, danza, música y artes plásticas,
participamos en un homenaje a los mejores atletas del municipio, así
como en centros laborales, con los evacuados, en el sector militar...»,
afirma Leydiana Nates Leyva, estudiante de segundo año de la escuela
formadora de Instructores de Arte.
Ángel Luis Barea Caballero, miembro de
la Brigada José Martí, agrega que también estuvieron en la reunión de
rendición de cuentas del delegado a sus electores. «Por primera vez en
mi vida estoy poniendo tejas de fibrocemento y persianas. Ya casi soy
albañil», afirma sonriente el joven.
«No nos fue difícil acostumbrarnos a
vivir en las casas de campaña, aunque por las noches, cuando el viento
golpeaba el toldo, pensábamos que era una rana y se formaba el corre
corre», relata Miriam Peña.
Yanetsi Pérez Varona trabaja como
instructora de danza en la escuela secundaria del poblado de Velazco.
Ella se muestra «asombrada» de cómo, a falta de las condiciones ideales
del tabloncillo con que contaba, en Gibara enfrenta su trabajo en plena
calle, donde ha descubierto un mar de talento en los niños gibareños.
«Ellos son quienes conformarán el
movimiento de artistas aficionados en las comunidades, o serán los
futuros estudiantes de la Escuela Vocacional de Arte», asegura Yanetsi.
Para el desarrollo de esta sensible
labor, sus organizadores cuentan con el apoyo de varios organismos e
instituciones, entre las que se cuentan las FAR, el Poder Popular y el
Partido en el territorio. Para la atención sanitaria, tienen a tiempo
completo una enfermera, quien vive en uno de los edificios frente al
campamento.
«Tenemos un equipo de audio y otro para
proyecciones de video a nuestra disposición. No hemos pedido, ni vamos a
pedir nada, pues aquí vinimos a dar. Por lo menos, el calor humano nos
sobra por toneladas», nos dice Pedro Nates, trabajador de Cultura y
encargado de las tareas administrativas del campamento.
«Todos preferimos pasar el pasado 31 de
diciembre aquí, y nuestros familiares lo comprendieron muy bien —continúa
Pedro. Hay otros ejemplos, como el de Miriam, quien hace muy poco sufrió
la pérdida de su mamá, y sin embargo no se ha desmotivado. O el de
Carlos, quien todos los días se pregunta si podrá asistir o no a los 15
de su hija».
A estas opiniones se suma el vecino
Juan Julio Serrano, el encargado de operar el motor- turbina de la
cisterna de los edificios de la zona: «Yo veo que los muchachos apenas
llegan de la escuela, bajan corriendo las escaleras a buscar a los
instructores. También le digo que se acabó el aburrimiento en el Güirito
desde que ellos se mudaron para acá».
Y es que, al campamento concurre cuanta
agrupación o personalidad visita Holguín o Gibara. Por aquí ha pasado
una larga lista, entre quienes figuran el actor Jorge Perugorría, los
integrantes de Gente de Zona, Nasiri Lugo y Moneda Dura, La Colmenita y
hasta algunos campeones olímpicos.
La experiencia les ha servido de mucho
en el orden metodológico, al adentrarse en las relaciones con el resto
de las instituciones culturales y hasta para conformar mucho mejor un
guión para un espectáculo, sin que se escapen detalles, teniendo en
cuenta las características de cada público.
«Otro objetivo esencial es que estos
estudiantes, a punto de graduarse cuenten con una vivencia
preprofesional, en la cual no les falte el contacto directo con la
comunidad. Para ello se apoyan en los diagnósticos realizados en el
municipio», resume Carlos Avilés.
Mientras tanto, estos jóvenes, quienes
han sido invitados por Kcho a las sesiones de la X Bienal de La Habana,
prefieren reconocerse a sí mismos como «reparadores de sueños». Para el
momento de las fotos de este trabajo, JR los ha
sorprendido en su horario de descanso. Se agolpan sobre una litera y
entonan una canción que ya les sirve como himno: Mi linda Gibara.
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