Bastaría, de hecho, la propaganda que se le está haciendo en nuestro país para comprender el alcance de la operación que lleva consigo.

 Hay todo un continente con nuevos presidentes finalmente presentables en América Latina que no sólo exigen a los Estados Unidos la cancelación del embargo, sino que también están pidiendo el regreso de Cuba a todos los organismos donde la isla se viera prepotentemente excluida por voluntad de los propios Estados Unidos.

 Estos presidentes, desde Lula hasta Chávez, Evo Morales, Correa, también desde la argentina Kirchner hasta la chilena Bachelet, o el ex obispo Lugo, saben perfectamente bien que Cuba ha alcanzado en los últimos años estándares de excelencia en la educación, la salud, la protección social, la cultura, el deporte, que aún son sueños que estos presidentes desean para sus países, a pesar de ser ricos y no estar golpeados por un bloqueo económico injusto y absurdo.

 Esos niños cubanos de los que habla Yoani Sánchez que padecen sólo privaciones, se sabe perfectamente que no existen, de hecho, esto es un logro social de Cuba, con todos sus errores, diferente, pero más libre, todo lo contrario a esos países que a lo largo de los años han sido prisioneros del neo-liberalismo y del mercado, como las villas miserables de las grandes ciudades o los treinta millones de niños vagabundos del continente.

 Yoani Sánchez, en sus artículos, finge no saberlo.

 Tal vez este tipo de olvido fue el que me hizo cruzar la isla desde La Habana hasta Guantánamo, con mi tropa, para realizar un documental no trivial sobre la Revolución en la era de Obama, y descubrí que Sánchez es casi desconocida, como desconoce el número de niños de América Latina que estudian en Cuba (porque en sus países no podrían hacerlo) en la Escuela Latinoamericana de Medicina o la Escuela de Arte y Diseño de Bayamo, en la Escuela de cine, o en la misma Universidad del Estado, y ellos no entienden lo que dicha bloguera—de quien hablé y mencioné la resonancia que ha tenido en Italia— quería demostrar.

 Durante años he escuchado hablar a los radicales italianos y el partido de los "herederos" de nuestro PC, ahora arrepentidos, sobre "disidentes" como la Asociación de las "Mujeres de Blanco". Bueno, recientemente se supo que la líder de este grupo de oposición a la Revolución, Martha Beatriz Roque, recibía una rica prebenda mensual por Santiago Álvarez, un terrorista que pertenece a la más reaccionaria facción de los anti castristas miamenses, recientemente detenido y condenado a casi cuatro años de prisión (más tarde reducida a dos años y medio) porque se le encontró un coche lleno de explosivos que, según él, iba a servir para varios ataques en la isla.

 Luego de ser apresado Santiago Álvarez, en los meses en que todavía era el Presidente Bush Jr, el dinero lo ofrecía por anticipado el jefe de la oficina de intereses de los Estados Unidos en la Habana, Michael Parmly.

 No me sorprendió el por qué en cada año de su presidencia, Bush destinó millones de dólares para "un cambio drástico y rápido en Cuba" (140 millones en 2007, 45, dada la crisis económica de 2008).

 Muchos de estos fondos fueron presuntamente robados por las organizaciones para la Democracia en Cuba (como descubrió Barack Obama al ordenar una investigación), pero, evidentemente, varios se utilizaron para "compensar" a quien pudiese crear malestar en la sociedad cubana, aún imperfecta y no libre de contradicciones.

 Ya no estamos en una época de auge contrarrevolucionario, como en 2003, una "estrategia de tensión" con los secuestros de aviones, la lancha de Regla, pero todavía hay un evidente esfuerzo por contrarrestar el viento de la solidaridad, en lo que respecta a Cuba, que actualmente se respira en América Latina y también en la facción progresista de los Estados Unidos.

 Siento que todo esto no lo haya considerado también l’Unità que, teniendo entre sus trabajadores a un gran conocedor de las naciones al Sur de Texas como Maurizio Chierici, quien hubiese profundizado fácilmente sobre este hecho. El diario cita a menudo la Freedom House, un organismo financiado por el Gobierno de Washington, como indiscutible referencia a los informes sobre la libertad de prensa. Y lo hace incluso con países en este sentido, más que deficientes, como México y Colombia.

 Porque si en Cuba hay una bloguera, en México o en Colombia, países alineados a las viejas políticas de los Estados Unidos y a la Europa de los fariseos, el asesinato de periodistas que no son del agrado de Uribe y Calderón, es un deporte que aún se practica, y que cada año registra una treintena periodistas muertos (récord mundial).

 Sobre ellos nada, no obstante, pidió mantener una columna en la Internacional.