Otorgan grado de oficial a féminas incorporadas al Servicio Militar Voluntario Femenino
El ascenso de estas muchachas,
cuadros de la UJC, reafirma que son ellas una opción vigorosa
para la defensa del país
06 de marzo de 2009
00:06:00 GMT
GUANTÁNAMO.— Las charreteras con el primer grado de oficial de las FAR sobre sus hombros, hacían recordar el apotegma martiano de que «las campañas de los pueblos son débiles cuando no se alista en ellas el corazón de la mujer». Como otras muchas cubanas virtuosas que en todo el país se incorporaron al Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF), las siete guantanameras, cuadros de la UJC, ganaron el ascenso en grado, después de seis meses doblando cargo como instructoras políticas en unidades de combate, adonde llegaron con las experiencias forjadas en el liderazgo juvenil. En reciprocidad las chicas incorporaron conocimientos del arte militar, imprescindibles en una nación bajo asedio constante, mientras sepultaban con su ejemplo los prejuicios que, en ocasiones, coartan el aporte de la mujer en este escenario. El soldado cubano sabe de todo
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Mairobis Matos |
Yanelis Ramiréz |
Lisandra Caboverde
Soa |
Cuando Ike castigaba a la primada
de Cuba, Lídice Fraga Úrsula, con sus vivencias en una
agrupación de tropas ingenieras, aprendió a conocer mejor a los
soldados del pueblo cubano: «Su entrega a las tareas de
recuperación de los daños del huracán fue admirable;
prácticamente no había horas para el descanso entre las labores
de escombreo en el malecón baracoense y las labores cotidianas
de la unidad militar que nunca se abandonaron», recuerda.
De extraordinaria califica Lídice la experiencia y afirma que el
trabajo político es más sencillo cuando se cuenta «con jóvenes
tan consagrados, de un espíritu solidario que, a todas luces,
les inculcan en su formación militar; cualquier persona se
sentiría inmensa, grande como ser humano con ese contacto»,
remarca.
Saberse embarazadas, antes del
cumplimiento del SMVF implicó para Lídice y Yisel Tames Barbán,
en primera instancia, un motivo de preocupación que pronto vino
a despejarse por el trato humano y sensible de los oficiales y
el personal de sus respectivas unidades.
Resultó muy estimulante para Yisel observar que aun en complejas
situaciones la complacían en los caprichos propios de la
gravidez: «Pese a esto cumplí con todas las tareas que se me
asignaron; entre ellas la recogida de café en la emergencia que
vivió la provincia luego del huracán», apostilla la muchacha.
De la misma forma piensa Lisandra Caboverde, para quien el
percance de su madre hospitalizada, junto a la coyuntura de
recaer sobre ella toda la atención familiar, la hizo comprobar
el humanismo de sus compañeros militares: «Hubo comprensión, se
interesaban por la salud de mi madre, y me ayudaron en todo lo
que estuvo a su alcance; hubo gestos muy encomiables», rememora.
A casi todas alguna vez las rondó
el fantasma de los celos de su pareja al conocer su decisión de
alistarse en el SMVF, además de los prejuicios sobre las
presuntas incomodidades de su dama entre tantos hombres
uniformados de verde olivo. Pero pronto Yanelis Ramírez
evidenció que eran solo eso: «Prejuicios, pues la caballerosidad
es un atributo de moda en las unidades de las FAR; claro que a
veces se escapa un beso al aire y un piropo cuando pasas, pero
siempre con mucho respeto y cortesía.
«Algunas personas en la calle, familia incluso, asumen que la
convivencia con tantos hombres, la rudeza propia de algunas
tareas de la vida militar va contra el espíritu femenino, la
belleza o la amabilidad. Y nada más erróneo que tal percepción.
Dichosas las mujeres que este 8 de Marzo vivirán su Día
Internacional en las trincheras de la patria.