"Furthermore, they
have difficulty using lateral information, which, although it is within
their visual field, they cannot perceive distinctly.” -Adults pinpoint sound within a 120 degree angle. For children this angle is reduced to 30 degrees. The limitation is, then, that it is impossible for children to locate the origin of the sound of passing vehicles. "Children under six years old have problems locating sound direction
(whether it comes from the right or the left). They need visual
confirmation, this leads to slower responses. Until approximately
eight years of age, a child does not have the capacity to pay attention,
simultaneously, to coincident audio and visual factors. "A child under 12
years old, walking on the sidewalk, can see cars coming down the
street he wants to cross, he can also see the traffic light that tells
him when to cross or not. But, he will not be fully aware of the other
pedestrian, or of the vehicles moving along the street perpendicular to
the one he is in. And, it is more difficult for him to distinguish the
sounds that identify the different vehicles as for example motorcycles,
cars, mopeds, and trucks. http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2009-02-28/peligros-en-la-edad-de-la-inocencia/ |
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Doctor en Pediatría Francisco Valdés Lazo. Foto: Roberto Morejón |
«Los menores de seis años tienen problemas con la localización de la dirección del sonido (la derecha o la izquierda). Necesitan de confirmación visual, lo que origina una mayor lentitud en sus respuestas. Hasta los ocho años, aproximadamente, el niño no tiene capacidad suficiente para prestar atención simultánea a varios factores de orden sonoro y visual.
«Otro de los peligros es su estatura. Existe una gran cantidad de elementos en la vía pública que los ocultan, y dificultan que otros usuarios los vean, al tiempo que limitan el alcance de la visión de los niños sobre el desarrollo del tránsito. Si cruzan entre dos autos estacionados, el conductor que va transitando tiene pocas probabilidades de verlos.
«Ellos tampoco pueden considerar correctamente las distancias a la que viene un carro, sobre todo si estas son amplias, ni pueden calcular la velocidad de los vehículos. Estos dos últimos factores provocan en ellos la incapacidad de apreciar el tiempo disponible y necesario que tienen para cruzar una calle.
«Los niños más pequeños tienden además a clasificar erróneamente las velocidades que puede desarrollar cada uno de los vehículos, ya que relacionan muchas veces el tamaño de los carros con la velocidad que pueden alcanzar».
—¿A partir de qué edad el niño está en condiciones de advertir los peligros que se presentan en la vía?
—Alrededor de los 12 años es que comienzan a concentrar su atención en diferentes tareas, como observar convenientemente la situación de los vehículos que circulan y advertir los niveles de riesgo.
«Los niños más pequeños prestan más atención a aspectos que los atraen y generalmente no se vinculan con el tránsito. Es decir, se fijarán más en otros chicos jugando y en carteles o vallas con diversos colores que en los peatones que caminen cercanos a él o en un vehículo que se acerque cuando crucen la calle.
«Un niño menor de 12 años que se desplaza como peatón puede ver los autos que transitan por la calle que pretende cruzar, también la luz del semáforo que le permite o no el cruce, pero no tendrá totalmente en cuenta a los demás peatones o a los vehículos que circulen por la calle perpendicular. Y se les dificulta más distinguir el sonido que pueda identificar el tránsito de diferentes vehículos como motos, autos, camionetas y ciclomotores.
«Esto no ocurre en niños mayores de 12 años, ya que pueden observar varios factores a la vez y seleccionar a cuál dar mayor atención, de acuerdo con la situación del tránsito que se presente».
—¿Qué recomendaría para preparar al niño como peatón?
—Desde edades tempranas se les puede enseñar con actividades precautorias, como observar los riesgos del tránsito y lo que sucede con los otros integrantes de la vía pública: peatones, pasajeros y conductores de diferentes vehículos, así como ayudarlos a analizar los potenciales conflictos que pueden culminar en un accidente.
«Es importante trabajar sobre su responsabilidad como usuarios de la vía y fortalecer el alcance de su autonomía, lo que no significa que los niños deban estar solos en este proceso. Es esencial el acompañamiento de los adultos más cercanos a ellos, junto con los docentes.
«Para que ellos comprendan los sucesos que se dan en una situación de tránsito, cuya característica principal es el cambio rápido y continuo, hay que explicarles cada cosa. Algunas de las acciones podrían ser practicar la salida a la vía con los alumnos, cruzar las calles, reconocer los tiempos, el funcionamiento de los semáforos y los lugares de cruce. Pero, insisto, siempre acompañando las acciones con la argumentación, para luego darles a ellos la posibilidad de que puedan decidir.
«Un ejemplo: el semáforo. ¿Con qué luz cruzamos? ¿Qué cosas debemos observar? ¿En qué lugar nos paramos para realizar el cruce? Es esencial la presencia de un adulto que lo acompañe, pero que no decida y actúe en lugar de él.
«Esto hace que los niños observen, piensen y elijan opciones, y dentro de sus posibilidades aprendan a evaluar el tránsito y cómo actuar.
«Sucede en ocasiones que por creer que el niño está más protegido, se le toma de la mano, se cruza al ritmo del adulto que lo acompaña, sin darle la oportunidad de que él pueda evaluar con sus tiempos de razonamiento.
«Hay que trabajar paulatinamente tanto desde el ámbito escolar como del familiar, con el fin de ir reduciendo el fuerte control que muchos adultos tienen sobre los más pequeños, dando paso a que ellos puedan ir adquiriendo experiencia y autonomía mientras transitan».
—¿Además de los accidentes del tránsito podría hacer referencia a otros fatales desenlaces que pueden prevenirse?
—Entre las lesiones no intencionales más frecuentes también se encuentran el ahogamiento por sumersión, las quemaduras, electrocución, alcanzados por rayos, sofocación por cuerpos extraños o lo que nombramos como colecho (dormir con el niño). Sobre todas las causas que lo provocan, se puede intervenir con algo tan sencillo como poner obstáculos para que no vayan a lugares como la cocina, alejar las cosas peligrosas de su alcance: como cables pelados, tomacorrientes no protegidos, no salir en caso de tormentas eléctricas, ni colocarse debajo de árboles y postes; no dormir con ellos cuando son muy pequeños, no cargarlos mientras se fuma, y asegurarse de que no estén muy separados los barrotes de la cuna.
«Alrededor de los ocho meses los niños hacen la pinza digital, que es la habilidad que tienen de coger con el índice y el pulgar las cosas más inimaginables que luego pueden llevar a los orificios nasales, los oídos o la boca. Hasta los azabaches son peligrosos.
«Es muy importante conocer las etapas de crecimiento y desarrollo del niño, para prevenir de acuerdo con lo que él haga. Durante el primer año, por ejemplo, necesita protección las 24 horas del día; después se va aflojando ese control tan rígido hasta los diez y 11 años. Todo el tiempo educándolo, no prohibiéndole».