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Fuerzas del orden interior impiden entrada de drogas por el litoral de Holguín


Por:
texto y fotos Héctor Carballo Hechavarría

Correo: digital@jrebelde.cip.cu

09 de diciembre de 2008 00:17:32 GMT

Las Tropas Guardafronteras y los destacamentos Mirando al Mar frustraron una vez más la introducción de drogas al país a través de recalos por esa región oriental cubana
 

GIBARA, Holguín.— La supuesta certeza de que no existe mucha diferencia entre las arenas y las aguas de un mismo tramo de playa, no va con el primer suboficial Ángel Suárez Sierra, mucho menos cuando le es dada la voz de Alerta.

El también jefe de escuadra del puesto fronterizo de Caletones, municipio costero de Gibara, confiesa que a fuerza de tanto zapatearlas durante cada servicio de guardia las pupilas del guardafronteras aprenden a diferenciar la arena hasta en los más mínimos detalles.

Pero en su caso hay también una razón insoslayable. En esta misma zona del vasto litoral holguinero donde presta servicio, encontró un día el amor y fundó familia. Los años que lleva viviendo aquí son suficientes como para no pasar inadvertido ante los lugareños.

También para saber al dedillo en cuál lugar exacto del recorrido comienza el diente de perro y termina el mangle, dónde baten con mayor fuerza las olas o ser capaz de trazar puntos de referencia, sin apenas levantar la mirada del terreno.

Este combatiente del MININT está seguro, además, de que cuando se encuentra de guardia la vida en casa, y en la de varios de sus vecinos del CDR se adentran en una misma «dimensión»: el deber de proteger el tramo de suelo patrio por donde se camina e impedir, a toda costa, que nada ni nadie atente contra la tranquilidad del pueblo.

Por eso particularmente aquella mañana del pasado mes de julio no le resultó extraña. Acompañado del soldado Yunier Regalado Tito, y en pleno recorrido por uno de los tramos de costa que les resultaban más familiares, advirtió cuando su suegra Romelia le hizo señas desde el portal trasero de la vivienda, situada a un nivel más alto de donde ellos se encontraban.

Romelia Domínguez Ocampo, destacada cederista, agitaba en alto la mano derecha para que detuvieran la marcha, mientras que con la izquierda apuntaba hacia un sitio impreciso en el horizonte. «Me les acerqué para enseñarles un objeto pequeño y brillante que flotaba y cada vez se acercaba más al diente de perro», describe esta trabajadora de gastronomía.

«Es la primera vez que me topo con un recalo de drogas. Al principio no podía asegurarlo. Lo sacamos a tierra de la forma en que está establecido. Comencé a tomar notas. Por la apariencia y el olor del paquete no nos quedaron dudas. Era de unos diez centímetros por 15 de largo, al parecer de marihuana. Informamos de inmediato al puesto de mando», rememora el suboficial Suárez Sierra.

Sin tiempo para sorpresas

 

Las noticias de un posible recalo permitieron a Romelia y al primer suboficial Ángel Suárez Sierra detectar una paca de droga.
Las noticias de un posible recalo permitieron a Romelia y al primer suboficial Ángel Suárez Sierra detectar una paca de droga.
Lo cierto es que tanto Ángel como Romelia habían sido alertados del posible hecho desde el día anterior. Cada uno recibió la información por vías distintas: la Jefatura territorial de Tropas Guardafronteras y la Coordinadora Provincial de los CDR, a través de los destacamentos de voluntarios Mirando al Mar.

Aquel día los unía un mismo propósito: neutralizar la posible introducción de drogas al territorio nacional, tanto por la vía de un recalo, como mediante la detección de una operación de mayor envergadura u organizada desde el exterior.

A decenas de kilómetros de allí, los hechos estaban asociados con una comunicación recibida por las Tropas Guardafronteras de Cuba, en la cual se les comunicaba sobre la persecución a una lancha rápida, presuntamente cargada de drogas.

El 27 de julio del presente año se precisó un punto de coordenadas, ubicado aproximadamente a unas 17 millas al norte de Punta Guarico, en el municipio holguinero de Moa, fuera de las aguas territoriales cubanas, donde se perdió el contacto visual con los narcotraficantes. Estos, al sentirse descubiertos, decidieron deshacerse de su cargamento lanzándolo al mar.

En Cuba se fue desplegando de inmediato todo el dispositivo de vigilancia costera previsto para estos casos, para en primera instancia detectar tales cargamentos y luego impedir que ingresaran al interior del territorio nacional.

Apenas 24 horas después los recalos se hicieron evidentes en una vasta zona del litoral norte oriental que abarcó zonas desde Holguín hasta territorio de la provincia de Camagüey, donde se concentró el grueso de estos. Varios factores hidrometeorológicos, como las corrientes marinas y dirección de los vientos, así lo favorecieron.

Modus operandis

A juzgar por los últimos casos operados en el país, el de los «bombardeos» de las repudiables cargas en aguas jurisdiccionales cubanas, ya no es tan usual entre los métodos empleados por estas inescrupulosas personas. Este consiste en el lanzamiento de las cargas desde naves aéreas para que los lancheros que las aguardan en alta mar las recuperen y las trasladen a su destino, fundamentalmente los Estados Unidos de Norteamérica.

Uno de los métodos más usados en los últimos tiempos es el traslado de la droga en diferentes tipos de embarcación. Las lanchas empleadas en estas incursiones por lo general desarrollan altas velocidades, que pueden sobrepasar las 60 millas náuticas por hora.

Estas lanchas son objeto de la acción de los medios navales de las autoridades del área, que logran su detección, persecución y en algunos casos la detención de estos lancheros, los cuales lanzan al mar su carga antes de ser capturados.

Como otro aspecto que denota la peligrosidad de tales acciones, no se descarta que estas personas se encuentren armadas.

Ni un tilín de tregua

Posterior a la detección de un caso de tal naturaleza, por cualquier zona del litoral cubano, la búsqueda y procesamiento de información, con la colaboración de los mismos residentes en los asentamientos costeros, ha resultado fundamental en la neutralización de personas inescrupulosas que intentan tanto ocultar, como comercializar las cargas que han recalado.

Una de las razones fundamentales ha sido la aplicación de un conjunto de medidas en el cual se han combinado la acción de fuerzas del MININT y de las FAR, varias instituciones estatales, las organizaciones políticas y de masas, y como parte de estas, la mayoría de la población.

«En la batalla contra la droga en las costas holguineras sostenemos un esfuerzo conjunto entre el MININT y las FAR. Conocida como Operación Aché-III, esta funciona sobre la base de la actuación de fuerzas y medios conjuntos navales, aéreos y terrestres, con el apoyo popular», afirma el teniente coronel Sergio Ortiz Sablón, jefe del Destacamento de Tropas Guardafronteras de Oriente Norte, el cual responde por la frontera marítima de las provincias de Las Tunas y Holguín.

Para argumentar este último aspecto Ortiz Sablón destacó que en cuanto a la efectividad de estas medidas, un cuarenta por ciento de la detección de los hechos en la provincia corresponden a la acción de fuerzas de colaboradores de las Tropas Guardafronteras, donde se incluye tanto profesionales como aficionados de la pesca, así como los destacamentos populares Mirando al Mar.

Agregó que se encuentran generalizadas en todo el territorio nacional las experiencias de las operaciones Aché III y Barrera, las cuales han determinado en una considerable disminución de la introducción de drogas al país a través de su frontera marítima.

Según se informó para este reporte por especialistas antidrogas, entre los meses de junio y agosto de 2008 se registraron, solamente por el litoral holguinero, un total de ocho recalos, en los cuales se incautaron 71,08 kilogramos de marihuana, con incidencia en municipios como Moa, Frank País, Banes y Gibara.

Todos estos cargamentos, sin excepción, fueron incinerados en los lugares establecidos para ello en la provincia.

A prueba de huracanes

A más de cincuenta días del paso del huracán Ike por Gibara el panorama costero ha cambiado mucho. Pero pese a las trasformaciones que sufrió a causa de la fuerza de los vientos y las penetraciones del mar, Ovidio Ocampo Ocampo, delegado del Poder Popular en la circunscripción 30, de Caletones, en Gibara, afirma que la vigilancia de los destacamentos Mirando al Mar «sigue dando la batalla».

«Más bien se fortalecieron en los días después del ciclón. Caletones casi desapareció, pero volvimos a constituir los CDR, del cual somos vanguardias nacionales. Contamos con cuatro destacamentos Mirando al Mar habilitados con medios de comunicación», afirma el entusiasta líder de barrio.

Y solo los hechos pueden refrendar sus palabras. Como reconoce la Dirección del MININT en el territorio, durante varios años consecutivos Gibara y toda la provincia de Holguín siguen constituyendo un puntal destacado en la prevención y lucha contra las drogas.

Es también una de las razones por la que este delegado del Poder Popular participará en el Congreso de los CDR. «Estoy muy satisfecho. No nos cogerán con la guardia baja», afirmó a JR el dirigente popular.