Elías Jaua, the
Venezuelan minister of Agriculture and Land,
By:
Marina Menéndez Quintero, special correspondent
CARACAS.— Recovering a fourth of the country’s idle land still in private hands through the enactment in 2002 of the Agrarian Law; issuing title deeds to peasants so they can get funds and credits; growing enough white corn, rice, vegetables and fruit to see to the country’s needs, and devising plans for meat and milk production that will make imports no longer necessary by 2012 are just some steps in a stream of measures implemented in Venezuela to develop its agriculture and achieve the food self-sufficiency that these times make so imperative. Beyond the demands of an international disorder which turns ‘our daily bread’ into an increasingly expensive commodity, agricultural development has been a major target to diversify Venezuela’s economy since the very outset of the Bolivarian Revolution. Oil production, at long last capable of covering domestic needs –supported by an expanding petrochemical industry– could not be the only source of growth then. More and more is done for agriculture nowadays in this country where the main concern for easier access to food led first of all to the sale of subsidized items through the Mercal network –which owns of 40% of the market– followed by strategic plans to help Venezuela produce, whenever possible, everything its population consumes, according to Minister of Agriculture and Land Elías Jaua, who found some time within his tight schedule to gladly accept JR’s invitation to talk during his visit to Havana this week. To appraise our progress we must bear in mind the dreadful state of agriculture when the Bolivarian process seized power, he explained. «No big irrigation systems had been built in Venezuela for 40 years. Yet, President Chávez has already opened two 30,000-hectare systems this year». Back then the state had neither an agricultural industry nor production units to count on and depended therefore on the private sector. Today, however, over 50 state-owned plants produce precooked corn, milk, garden vegetables, balanced foods and oil, among other commodities, and «two hundred socialist factories of various consumables are under construction in a joint project with Argentina and Brazil», Mr. Jaua remarked, «not to mention the existence and use of a scientific-technological system». Closely linked to his functions, the Minister deems food self-sufficiency «domestic production’s ability to provide food to all Venezuelans, as soon and as much as possible». Nevertheless, there are other ideas to boost agriculture, described by Mr. Jaua as "the driving force of domestic economic development". «We’re also aware that agriculture is also a springboard for industrial progress, as its growth paves the way for improvements in tractor production, metallurgy and transportation and more agricultural supplies like fertilizers, pesticides, packs, plastic consumables, etc. Agriculture fuels endogenous development». Furthermore, he adds, «we must not lose sight of the fact that Venezuela is a country faced with imperialism’s threats… so being able to produce food here is another challenge to national security». The state is in controlIn line with efforts to protect consumers and «democratize food availability», the Venezuelan state makes sure that production and distribution are fair and prevent speculation in trade on the basis of an economic system where private property is recognized. Important guidelines are established for this purpose in the new Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Alimentaria (Organic Law of Food Safety and Self-Sufficiency), one of 26 major decrees recently enacted by President Hugo Chávez, empowered to do so under the Authorization Law. It says, the Minister points out, that since food production is a matter of public interest the state is entitled to «rule over, organize and coordinate» the whole sector «to guarantee everything, be it the agricultural consumables and their correct distribution, the producer’s ability to grow and a place to keep their produce, the proper quality and hygiene conditions and, finally, an adequate and fair distribution of foods among the population. «We’ve already gotten through the philosophy that prevailed in our country of seeing food as goods subject to free market forces», Minister Jaua stated. ---ooOoo---
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El ministro de Agricultura y Tierras
de Venezuela, Elías Jaua, conversa sobre la estrategia de su
gobierno para lograr el autoabastecimiento alimentario
14 de agosto de 2008
00:24:59 GMT
Más allá de las exigencias que plantea un desorden internacional causante de que se encarezca cada vez más «el pan de cada día», la diversificación de la economía venezolana con el desarrollo del agro era ya, desde el inicio, un derrotero de la Revolución bolivariana. La nación no debía crecer únicamente por el petróleo. Cuando hace rato la producción de crudo está, por fin, en función de las necesidades nacionales y su industria petroquímica se expande, la agricultura sigue concentrando esfuerzos en un país donde la preocupación por asegurar el acceso a los alimentos propició, primero, la venta de comida subvencionada mediante la red Mercal —que hoy cubre al 40 por ciento del mercado—, y se traduce también en el estratégico propósito de que Venezuela llegue a producir todo lo que consume, siempre que existan las condiciones necesarias. Así lo explicó a esta reportera el ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jaua, quien a pesar de una cargada agenda donde estaba anotada, desde el viernes pasado, su visita a La Habana, aceptó gustoso el encuentro con JR. Para valorar lo avanzado resulta imprescindible recordar el desamparo agrícola en que el proceso bolivariano encontró al país. «Cuando llegamos al gobierno, explica, hacía 40 años que no se construían en Venezuela grandes sistemas de riego. El presidente Chávez este año ha inaugurado dos, de 30 000 hectáreas cada uno». Ni desarrollo de la agroindustria ni unidades propias de producción poseía entonces un Estado que, por eso, dependía del sector privado. Sin embargo, hoy operan en Venezuela más de 50 plantas estatales donde se producen maíz precocido, leche, hortalizas, alimentos balanceados y aceite, entre otros renglones, al tiempo que se construyen «200 fábricas socialistas en cooperación con Argentina y Brasil para la producción de insumos varios», apunta Jaua. A ello se suma la existencia y aplicación de un sistema científico tecnológico. Siendo la soberanía alimentaria un derrotero íntimamente ligado al ministerio que dirige, Elías Jaua interpreta el término como «la posibilidad de garantizarle a todos los venezolanos y venezolanas el alimento mediante la producción nacional, en cuanto podamos, y siempre que hayan las condiciones agronómicas necesarias». Empero, existen aún otras consideraciones para impulsar la agricultura. El Ministro califica esa actividad como «motor del desarrollo económico endógeno. «Estamos convencidos de que la agricultura es también un motor para el desarrollo industrial, porque su crecimiento va a generar el crecimiento de la industria de los tractores, de la metalmecánica, el transporte, de insumos para la agricultura: fertilizantes, plaguicidas, empaques, plástico... La agricultura genera un torbellino de desarrollo endógeno». Además, añade, «no podemos obviar que Venezuela es un país amenazado por el imperialismo... De modo que poder producir aquí los alimentos es también un reto para la seguridad nacional». El estado ejerce el controlConsecuente con el esfuerzo de proteger al consumidor y «democratizar el acceso a los alimentos», los esfuerzos del Estado venezolano en la materia pasan por el control que asegure la producción y la distribución justa, sin que se desborde la especulación del sector comercial en un sistema económico donde convive y se reconoce la existencia del sector privado. Importantes pautas traza, en tal sentido, la recién promulgada Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Alimentaria, una entre los 26 importantes decretos promulgados hace escasos días en Venezuela al amparo de la Ley Habilitante, que facultó al presidente Hugo Chávez para ello. El texto, explica, estipula que la producción de alimentos es un tema de interés público, y le da al Estado la competencia de «regir, organizar y coordinar» todo el sector, «para garantizar desde los insumos agrícolas y su correcta distribución, hasta la posibilidad de que el productor tenga todas las condiciones para producir, lugar adónde “arrimar” lo que produce, que esa producción se haga en las mejores condiciones de calidad e higiene y, finalmente, una correcta y justa distribución de los alimentos a la población. «Atrás dejamos la filosofía que se impuso aquí, y según la cual los alimentos eran una mercancía sometida al libre mercado», asevera el ministro Jaua.
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