Educación, cultura y política culta

Armando Hart Dávalos*,
serviex@prensa-latina.cu 

La Habana (PL).- La idea de que la imprescindible atención a los problemas coyunturales no afecte el desarrollo de una estrategia a largo plazo, es indispensable para alcanzar la nueva teoría que necesita el mundo, teoría vinculada a la práctica. Porque como dijo Marx, no hay mejor teoría que una buena práctica, y como expresó Lenin en cuanto al pensamiento de Marx, cuando dijo que se trataba de una guía para la acción.

Más allá de las crisis de carácter institucional motivadas por factores de tipo particular tenemos que tener muy en cuenta que la situación mundial de la educación y la cultura, en su sentido más integral, está en abierta contradicción con las necesidades planetarias de hoy. Ha entrado en crisis no solo el socialismo, sino también todas las ideas y fundamentos de lo que se llamó civilización occidental.

Estamos en presencia de una crisis que hombres de gran saber consideran la más profunda desde la caída del Imperio romano. Esa crisis abarca los tres pilares de la llamada cultura occidental:

—El cristianismo que, independiente de toda concepción teológica, representa las raíces éticas de nuestra cultura, simbolizadas en “Amaos los unos a los otros”, en el trabajo en colectividad y que han quebrado por la acción de los hombres.

—El pensamiento filosófico del siglo XVIII sobre todo europeo, al que Fidel se está refiriendo con insistencia, que identificamos con figuras como Rousseau, Diderot, D’Alambert, Montesquieu, con todos los grandes pensadores del siglo XVIII, del que se nutrió a la Revolución Francesa de 1789. Ese pensamiento representa lo que se ha llamado “modernidad”, exaltando el pensamiento racional y la capacidad del hombre de conocer y transformar la realidad y se simboliza en aquella consigna de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Nosotros, en esa parte del mundo, la asumimos con carácter universal, es decir para todos los hombres sin excepción. Eso también se ha quebrado.

—Y el socialismo, que representa el pensamiento de Marx, Engels y Lenin, y de sus continuadores, como la expresión más alta alcanzada hasta hoy por el pensamiento europeo. También el socialismo se quebró en Europa con la desaparición de la URSS y los llamados países del "socialismo real" del este europeo.

La esencia de la tragedia tiene antecedentes y soluciones que es indispensable investigar con urgencia. Fidel Castro lo ha expresado de esta manera: “O cambia el curso de los acontecimientos o no podría sobrevivir nuestra especie.” “El gran caudal hacia el futuro de la mente humana consiste en el enorme potencial de inteligencia genéticamente recibido que no somos capaces de utilizar. Ahí está lo que disponemos, ahí está el porvenir.”

Estas orientaciones de nuestro Comandante en Jefe solo se pueden cumplimentar a partir de la educación, la cultura y la política culta. Se hace pues imprescindible para implementar con éxito los pasos a dar, garantizar un proceso ininterrumpido y articulado institucionalmente de la cultura general integral, lo que resulta indispensable tanto para hoy como para mañana y para siempre, y ello solo puede fundamentarse en recrear la memoria histórica. Un pueblo que pierde la memoria equivale a un hombre que la pierde también, se trastorna psíquicamente.

Para encontrar estos caminos hay que acentuar el esfuerzo en la búsqueda de una nueva teoría que actualice las mejores y más creativas ideas del pasado; para ello es indispensable relacionar la inteligencia con las emociones, ahí está al fuerza verdadera para alcanzar la victoria.

Por tal razón, a escala nacional, latinoamericana y universal hay que procurar la síntesis de los mejores valores de todos los tiempos y personajes históricos. Podemos partir de la interpretación de los hechos y acontecimientos históricos y de los forjadores de la cultura humana. Esto sin exceptuar ninguna contribución de pensamiento, es decir, sin ismos infecundos.

A escala universal, las ciencias sociales y humanistas están hoy como estarían la Física, la Química, la Matemática si se dijera que Newton, Einstein y Darwin no tienen nada que aportar. Los paradigmas europeos necesarios para las ciencias sociales y humanistas están, en especial, en Marx, Engels y Lenin, pero se exige, para su actualización, entroncarse con el ideario latinoamericano y caribeño que representan Martí, Bolívar y la legión de próceres y pensadores de América. Se puede hacer relacionando los vínculos de los llamados factores subjetivos y los denominados objetivos. Precisamente, como diría Medardo Vitier, para Luz y Caballero “El criterio sobre la verdad no radica objetivamente en el mundo exterior, no radica subjetivamente en nosotros; surge, se organiza como una congruencia entre lo objetivo y lo subjetivo.”

Los logros más actualizados de las investigaciones de las ciencias naturales contemporáneas se hallan precisamente en haber empleado este método. Es decir, la contradicción no está en lo expresado por Marx, Engels y Lenin, sino en la interpretación tendenciosa que de ello se hizo en el siglo XX.

En otras palabras, podemos apoyarnos en estos avances científicos y tecnológicos para relacionar verdades descubiertas por los forjadores del pensamiento del materialismo histórico con los de América Latina y el Caribe; el error fundamental de los llamados “materialistas” en la pasada centuria estuvo en no entender que el hombre es también materia. Léanse los textos adecuados y se comprobará lo que estamos diciendo.

Subrayo que el ideal latinoamericano y caribeño se caracteriza precisamente por la exaltación del papel de la subjetividad, e incluso pudiéramos decir la cultura de origen europeo en general. De lo que se trata es de plantearse el problema de la relación entre ambos importantes factores: el objetivo y el subjetivo, a la luz del pensamiento de Marx, del mejor pensamiento moderno y de los descubrimientos más actualizados de la Bioética, la Bioquímica y el micromundo. Ahí está para nosotros lo que algunos han llamado la complejidad. Sobre esta base podemos hallar la fortaleza necesaria a fin de enfrentar los grandes desafíos de hoy.

El valor de Martí y de la cultura cubana está en que hizo cristalizar la articulación de un inmenso saber en los campos espirituales con las ideas de la ciencia, es decir, articuló ciencia y conciencia. Ello fue expresado desde finales del siglo XVIII y principios del XIX por los forjadores de nuestra identidad nacional.

En la intervención del compañero Fidel en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005, hay una brújula importante. Las de Raúl el 26 de julio de 2007 y el 24 de febrero de 2008, constituyen pilares esenciales para el trabajo de la Revolución y todos nos debemos sentir comprometidos con ello. Estas intervenciones ayudan a la comprensión de la naturaleza martiana. Para cumplir las mismas están planteados precisamente programas encaminados a un objetivo que resulta esencial hacer llegar de forma sistemática, coordinada y efectiva a todo nuestro pueblo, se basa en exaltar las responsabilidades éticas y jurídicas, componentes esenciales del pensamiento revolucionario del país. Ahí está la clave para la educación, la cultura y la práctica política culta. Para ello, nos permitimos subrayar que hay cuatro esferas fundamentales de la sociedad que deben funcionar de manera articulada: la escuela, la familia, la comunidad y los medios masivos.

Invito a que las medidas de carácter institucional se acompañen con una revisión rigurosa de carácter científico acerca de la tradición universal con el método electivo de la tradición filosófica cubana: “Todas las escuelas y ninguna escuela, he ahí la escuela”; “Todos los métodos y ningún método, he ahí el método”. Alguien me preguntó: ¿Y la escuela de Marx? Yo diría, esta es la escuela de Marx. Podemos hacerlo a partir del pensamiento de Marx, Engels, Lenin y el Che, tal como los interpretaron la Revolución socialista de Cuba que el primero de enero del próximo año conmemora 50 años de victoria.

Para seguir avanzando en el terreno educativo es necesario incursionar en estos temas; sería poco práctico no hacerlo.

¿Por dónde empezar? Debe iniciarse un análisis que nos conduzca a la acción necesaria para enfrentar estos desafíos. Dijo el compañero Raúl Castro: «La efectividad depende en gran medida de la constancia y la organización, particularmente del control y la exigencia sistemáticos, y en particular de hasta donde se haya logrado incorporar a las masas al combate por la eficiencia». Esto solo es posible con la educación, la cultura y la política aplicadas desde la base hasta la cúspide. Extraigamos lecciones de nuestra historia de la cultura de hacer política, que constituye un rasgo esencial de Martí y de Fidel.

Invitamos a profundizar sobre estos temas de forma que nos conduzcan a la acción por la ruta del deber cumplido, porque, como dijo Martí: «…hacer, es la mejor manera de decir. »

*Director de la Oficina del Programa Martiano.

arb/ahd

PL-14
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Downloaded July 16 2008