http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2008-07-05/el-priapismo-una-enfermedad-de-intenso-dolor-y-potencialmente-danina/    
   

El priapismo: una enfermedad de intenso dolor y potencialmente dañina

Ante una rigidez prolongada, que llega a ser dolorosa, se debe buscar atención médica para evitar secuelas como la pérdida parcial o total de la capacidad eréctil
Por: Mayte María Jiménez

Correo: digital@jrebelde.cip.cu

05 de julio de 2008 00:47:42 GMT
Un hombre que mide su tiempo. Caricatura: AdánAunque el sueño de algunos hombres en la búsqueda de una «mayor» potencia sexual es lograr una erección por tiempo prolongado, para quienes presentan esa rigidez por varias horas, después del coito, o sin estímulo sexual, el llamado «símbolo de virilidad» puede convertirse en una verdadera pesadilla de dolor y desesperación.

Conocida como priapismo, esta enfermedad, más allá de la ficción y la literatura sí ha estado presente en la realidad cubana. A pesar de que algunas series de dramatizados y películas han tratado el tema en los medios nacionales, para muchos jóvenes y adultos este padecimiento resulta desconocido y hay quienes se muestran extrañados ante la presencia de casos en el país.

Amén de los prejuicios machistas de quienes hacen caso omiso a los síntomas, su incidencia —no muy alta— ha sido demostrada en todas las regiones de la Isla, mientras que a nivel mundial es de 1,5 por cien mil habitantes al año, y en mayores de 40 años llega a ser de 2,9.

En una especie de paralelo con la mitología griega, el nombre de este mal proviene del latín Priapus, dios de la fertilidad y protector de jardines y rebaños, a quien se representaba como un individuo grotesco caracterizado por un enorme falo en erección.

En exclusiva con Sexo Sentido, el doctor Ramiro Fragas Valdés, jefe del Grupo Nacional de Sexología y profesor auxiliar de Urología, explicó que el priapismo es una erección peneana prolongada durante más de cuatro horas, ya terminado el acto sexual o sin excitación previa, que afecta los cuerpos cavernosos del pene, y que puede ocasionar la pérdida parcial o total de la capacidad eréctil.

Hombría sin prejuicios

Aún permeados por una sociedad patriarcal, la conciencia machista arraigada en muchos cubanos hace que algunos hombres, ante la sintomatología de un cuadro de priapismo, se sientan «avergonzados» y escondan su padecimiento por varios días.

A pesar de ser una enfermedad poco frecuente, puede ser muy peligrosa por las consecuencias que ocasiona en el órgano reproductor masculino si no es tratado rápida y adecuadamente, pues constituye una urgencia médica dentro de la especialidad de Urología.

Según explicó el doctor Fragas, existen dos tipos de priapismo, uno de bajo flujo o isquémico, que obstruye el drenaje venoso normal del pene, y es la forma más común con la anoxia

o pérdida de oxígeno, que puede generar una fibrosis de los tejidos internos.

Esta condición requiere tratamiento urgente para disminuir el daño y evitar cambios permanentes o disfunción eréctil, que pueden agudizarse mientras más intenso y duradero haya sido el priapismo, explicó el doctor Fragas.

El otro tipo se denomina de alto flujo o arterial, y es menos frecuente. Este se presenta en ausencia de estímulo sexual como un aumento no regulado del flujo normal de sangre al pene, y es ocasionado, la mayoría de las veces, por un trauma del periné.

En estos casos —señala el especialista—, el paciente tiene episodios de erección parcial o total, pero no dolorosa, por lo que puede demorar un poco más en consultar al médico.

Aunque las consecuencias de este priapismo no son tan graves como el otro, porque hay circulación de sangre arterial y venosa, es importante acudir cuanto antes al hospital para evitar secuelas indeseadas.

En Cuba no existe una tendencia causal de la enfermedad, pero por lo general el detonante es el abuso o mal uso de algunos medicamentos, especialmente los asociados con la drogas para terapias intracavernosas y vasoactivas, usadas en algunos pacientes para el tratamiento de la disfunción eréctil.

Advierte el doctor Ramiro Fragas que también se puede producir por el consumo de algunos psicofármacos, antihipertensivos y anticoagulantes, que pueden actuar dañando el tejido trabecular (tejido eréctil) del pene.

En nuestro medio —señaló— pudieran ser más comunes las provocadas por el llamado Síndrome de Hipercoagulabilidad Secundaria, como el mieloma múltiple, leucemia, la sicklemia y la talasemia —dos tipos de anemias hereditarias—, las cuales elevan la viscosidad de la sangre.

No obstante, muchas veces no se puede identificar un factor causal. Y con la llegada de los inhibidores de la fosfodiesterasa (Sildenafil o Viagra), no se usan tan frecuentemente las drogas vasoactivas en el tratamiento de la disfunción eréctil, por tanto esta causa debe ir disminuyendo.

Evitar lo irreversible

Desde sus años de experiencia, el doctor Fragas contó que ha tenido que tratar casos complejos con crisis de priapismo, que presentaban cambios irreversibles o fibrosis de los tejidos del pene, para quienes no ha quedado otra opción que no sea la cirugía de la prótesis peneana, difícil de aceptar por el enfermo.

«Con el apoyo del equipo médico, le explicamos a los pacientes y sus parejas que esta puede ser la solución para recuperar su capacidad de erección, tras un agravamiento de la enfermedad conocido como fibrosis pospriapismo», aseguró.

Luego deben acudir con sus parejas a las consultas multidisciplinarias de sexología que existen en la mayoría de las provincias del país, para buscar apoyo psicomédico y recuperar la capacidad de tener una relación sexual satisfactoria con penetración vaginal y evitar su separación del cónyuge.

La pareja no puede desesperarse mientras llega la solución definitiva, aconseja el especialista. Deben tener juegos sexuales con las diversas alternativas que existen para seguir sintiendo placer en la actividad sexual, aunque no pueda lograrse la penetración.

Explicó que en el caso de pacientes jóvenes, cuando son consultados precozmente, la situación se puede arreglar con lavados de los cuerpos cavernosos y medidas conservadoras. Así se ha logrado revertir el priapismo y las secuelas no han sido graves.

La enfermedad puede ser prevenible en la medida en que se tengan en cuenta las causas de la misma. Impedir la automedicación de psicofármacos, antihipertensivos, anticoagulantes y medicamentos intracavernosos es un factor importante.

Además se deben evitar traumas del periné que dañen el músculo del pene, los cuales pueden lesionar las arterias cavernosas y provocar una fístula arterio-cavernosa.

Desde que la enfermedad se trató por vez primera en Cuba y en el mundo, ha tenido diferentes enfoques en cuanto al diagnóstico y terapia, de acuerdo con su etiología y fisiopatología.

En cualquier caso, aseguró el doctor Fragas, la prioridad es minimizar el daño sobre el tejido eréctil y procurar una recuperación lo más completa posible, que elimine la posibilidad de una futura disfunción o pérdida del placer sexual, no solo del paciente sino también de su pareja.

Sabias que...

Estudios recientes de la Universidad de Texas en Estados Unidos, señalan que una rebanada de melón podría tener efectos similares a los de los fármacos para disfunción eréctil, e incluso podría aumentar la libido. Las investigaciones demostraron que la también conocida como sandía tiene sustancias que actúan sobre el sistema circulatorio, llamadas fitonutrientes, integrados por compuestos naturales como el licopeno, betacaroteno y la citrulina.

Uno de los beneficios de la última, explican los autores, es la capacidad de relajar los vasos sanguíneos, mecanismo similar a la denominada viagra, lo que la convierte en un potenciador natural del organismo humano.

A diferencia de las vitaminas y minerales, los fitonutrientes son compuestos que no tienen valor nutricional, pero sí tienen efectos positivos en la salud, pues actúan como antioxidantes y podrían retardar el envejecimiento. El estudio destaca que cuando se consume el melón, la citrulina se convierte en arginina, un aminoácido que reporta beneficios para el corazón, los vasos sanguíneos y el sistema inmunológico, y con ello puede prevenir la impotencia sexual.

Pregunte sin pena

S.T.: Estoy casada hace diez años. No tengo hijos por problemas de salud, aunque al principio tampoco los deseaba. Hace tres años mantengo una relación con otro hombre. Al inicio traté de terminar con mi esposo pero él no lo quiso. Apenas tenemos relaciones pues dejé de desearlo. Él lo sabe pero no quiere dejarme. Yo tampoco tomo una decisión y no sé qué es lo que me pasa. La situación es insostenible para ambos. Mi deseo de dejar la relación no está provocado por la otra persona; es que ya no lo deseo. Pero no me decido, creo que le temo.

Tu primera tarea es comprender lo que te pasa. Nada externo te obliga a vivir de este modo. Por eso es preciso que descubras cuáles son los motivos que te atan a esta vida de quejas y decisiones por tomar, mientras tus actos denotan otra elección.

Nadie, ni siquiera tu esposo tomará partido por ti. Esta es una elección solo tuya. Es imprescindible analizar ese deseo de cambio que no llega a tener fuerza para devenir acto decisivo.

Antes no deseabas hijos. Ahora sabes que no los puedes tener y dejas de desear a tu esposo para querer «dejar la relación» sin actuar en consecuencia. ¿Existe relación entre la esterilidad y esta mezcla de rechazo y apego hacia tu matrimonio?

Por otra parte, aunque nos dices que tu intención de romper el vínculo está al margen de la otra relación, llama la atención que el deseo hacia tu esposo se transforma al comenzar con esta historia de pareja paralela.

¿Cabe la posibilidad de que esta mutación del deseo este asociada a tu ideal de cumplir con lo que espera esta otra pareja de ti o a lo que tú misma asumes como correcto en esta situación?

No nos hablas de que tu esposo haya empleado la violencia para mantenerte a su lado, sin embargo supones que no te decides porque le temes. Tendrías que definir a qué temes. Es posible que sea otro tu temor.

Te sugiero que hagas de este «no saber» tu enigma por resolver antes de decidir. Auxiliarte de un psicólogo(a) puede ayudar.

Mariela Rodríguez Méndez. Máster en Psicología y consejera en ITS y VIH /sida