CUBA: Exhibitionists Common but Ignored
By Patricia Grogg

Cine YaraHAVANA, May 19 (IPS) - Many Cuban women say they have been victims of male exhibitionism, a form of sexual aggression that is common in public spaces on the island, according to a documentary produced by the state Institute of Cinematographic Arts and Industry (INCAIC) which has attracted the attention of social scientists.

"The decision not to broadcast (on state television) the documentary ‘Mírame mi amor’ (roughly, Look at Me, Love) indicates how much fear surrounds the topic," Julio César González Pagés, the coordinator of the Ibero-American Masculinity Network (RIM), told IPS.

"No debate is taking place about how we are implicated in forms of sexuality that are not sanctioned by traditional society," he said.

"This issue is about violence against women, and their right to public spaces," said González Pagés, a professor at the University of Havana, who does not see why indecent exposure ("flashing") should be accepted as "a necessary evil."

González Pagés and other colleagues want the film to be aired on national television, and in movie theatres, where acts of exhibitionism frequently occur, in order to spark a public debate on the issue.

The film, produced in 2002 and directed by Cuban filmmaker Marilyn Solaya, records the testimonies of women who have been victims of different forms of sexual aggression, from exhibitionism to attempted rape. It also collects the opinions of experts in psychology and law, and of a representative of the Catholic Church.

According to Professor Danae Diéguez, a scholar of women’s filmography on the island, the documentary shows that women are victims "not only of men as sexual aggressors, but also of a patriarchal, phallocentric society."

Solaya conducted 2,000 interviews to make her documentary. Of the women interviewed, 97.7 percent had had at least one experience with a "flasher", and 62 percent reported several encounters.

Exhibitionism, classified as paraphilia or aberrant sexual behaviour, is the recurrent and unexpected "exposure of one’s genitals to unsuspecting strangers," according to a textbook published by the Higher Institute of Medical Sciences in Havana.

"Almost invariably it is a male who exposes himself to a female, of any age, not with the intent of raping her but with the fantasy of causing sexual excitement," the article says.

Cuba’s criminal code defines "sexual indecency" as harassment of another person, including "making sexual demands, committing offences against decency and the norms of good behaviour by obscene acts and exhibitions," and the publication or distribution of materials "leading to the perversion or degradation of standards of behaviour."

"The law can help create or support social values, but this must be done before the crime is committed, that is to say, during the process of an individual’s behavioural development," legal expert Lorena Estévez told IPS.

"However, once a person deliberately chooses to break the rules of conduct upheld in law, punishment by itself is not a dissuasive element," she said.

According to Estévez, many cases of indecency and related crimes do not even make it to court. The law on criminal prosecution provides for them to be prosecuted summarily in municipal courts, with no obligation for a prosecutor to be present, "which can leave the victim relatively unprotected."

"The scant importance given to these cases by authorities at all levels force one to resign oneself to battling the situation alone, and to finding personal mechanisms to deal with it," 26-year-old Julieta Rivero told IPS.

"People in Cuba are not accustomed to reporting sex crimes that do not involve violence or penetration, because we are not aware of having been violated, or that there are legal provisions for these cases," said Alicia Silva, a drama student.

A study on sexual crimes reported in 2001 and 2002 at the Centre for Forensic Medicine in the province of Guantánamo, 930 km east of the Cuban capital, found that 95 percent of the victims were women, according to a paper in the Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana (Havana Psychiatric Hospital Journal).

Similar studies carried out in the eastern provinces of Camagüey and Las Tunas between 1999 and 2002 reported that women comprised 85 to 93 percent of victims of "lascivious abuse" or rape.

A survey of 50 women tourism workers in the Havana municipality of Plaza de la Revolución found that 96 percent had been sexually harassed, understood as "any form of pressure to have unwanted sexual relations," according to a paper by psychology Professor Karelin López.

However, most of the women were not aware that they had been victims of sexual harassment.

Women’s views of Cuban men as aggressive, rebellious, flirtatious and constantly seeking romantic conquests, somewhat coarse and violent, but above all, ‘machista’, "lead them to accept a certain level of violence in relationships between men and women," López said.

In Silva’s view, exhibitionism is clearly an expression of gender violence, "because it puts the woman in a vulnerable position, invades her space and breaks the rules of social coexistence, as well as coercing her sexual desire and manipulating it for the man’s benefit." (END/2008)



MUJERES-CUBA: Violencia pública fuera de debate

http://cubaalamano.net/sitio/client/report.php?id=819

Patricia Grogg Cine Yara LA HABANA, 8 may (IPS) - Muchas mujeres en Cuba afirman haber sido víctimas del exhibicionismo masculino, una forma de agresión sexual frecuente en espacios públicos en esta isla, según el documental producido por el estatal Instituto de Cine que atrae la atención de especialistas de las ciencias sociales.

"La no exhibición del documental 'Mírame mi amor' (en la televisión estatal) dice cuánto asusta un tema como éste", dijo a IPS Julio César González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades. "No hay debate sobre cómo nos implicamos en la sexualidad que no sea la tradicionalmente legitimada", acotó.

"Este es un tema de violencia hacia las mujeres, de derecho al espacio público", remarcó Pagés, profesor de la Universidad de La Habana, quien no entiende por qué esta manifestación se ha legitimado como "un mal necesario".

Este académico aspira, junto a otros colegas, a colocar la cinta en la televisión nacional y en las salas de cine, escenarios frecuentes de actos exhibicionistas, para desencadenar un debate sobre el tema en el país.

El filme, producido en 2002 bajo la dirección de la cineasta cubana Marilyn Solaya, recoge testimonios de mujeres víctimas de diversas formas de agresión sexual, desde el exhibicionismo hasta el intento de violación. También reúne los criterios de especialistas en psicología, derecho y de un representante de la Iglesia Católica.

Según Danae Diéguez, profesora universitaria y estudiosa de la cinematografía hecha por mujeres en la isla, este documental las legitima como víctimas "no sólo de ellos (los hombres) en cuanto violadores, sino de una sociedad patriarcal sustentadora del falocentrismo".

Durante la realización del audiovisual, Solaya realizó 2.000 entrevistas. El 97,7 por ciento de las mujeres encuestadas había tenido alguna experiencia con exhibicionistas, y 62 por ciento había padecido varias.

El exhibicionismo, considerado como una parafilia, es "la exposición de los propios genitales a un extraño que no lo espera", afirma un texto del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. "Casi siempre es un varón el que se exhibe ante una mujer, de cualquier edad, no para violarla, sino con la fantasía de excitarla sexualmente", sostiene el artículo.

El Código Penal cubano, en el capítulo dedicado a delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales, entiende el "ultraje sexual" como el acoso a otras personas "con requerimientos sexuales", la ofensa al "pudor o las buenas costumbres con exhibiciones y actos obscenos" y la producción o circulación de materiales "tendentes a pervertir o degradar las costumbres".

"El Derecho puede crear o refrendar valores, pero en un momento previo a la comisión del delito, es decir, en el proceso de formación conductual del individuo", indicó a IPS la jurista Lorena Estévez.

"Sin embargo, una vez que la persona, desde su subjetividad, rompe con las reglas de conducta que dicta el Derecho, la sanción, por sí misma, no es un elemento persuasivo", observó.

Según Estévez, en el caso del "ultraje sexual" y otros delitos similares, en muchas ocasiones no se inicia el proceso, que según la Ley de Procedimiento Penal debe realizarse sumariamente en los tribunales municipales sin la presencia obligatoria del fiscal, "lo que puede crear cierta desprotección en la víctima".

"La ligereza con que las autoridades, a cualquier instancia, reaccionan ante este tipo de casos, ha hecho que una se resigne a lidiar con estas situaciones, buscando mecanismos personales para enfrentarla", señaló a IPS Julieta Rivero, de 26 años.

"Las personas en Cuba no estamos acostumbradas a denunciar los delitos sexuales que no implican violencia o penetración, porque no estamos conscientes de que somos violentadas, o de que hay providencias legales al respecto", apuntó Alicia Silva, estudiante de teatro.

Una investigación sobre los delitos sexuales reportados entre 2001 y 2002 en el Centro de Medicina Legal de la provincia de Guantánamo, más de 930 kilómetros al este de la capital cubana, concluyó que 95,2 por ciento de las víctimas eran mujeres, según un artículo aparecido en la Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana.

En pesquisas similares realizadas en las orientales provincias de Camagüey y Las Tunas entre 1999 y 2002, la proporción de mujeres entre las personas afectadas por abusos lascivos o violación varió de 85 a 93 por ciento. No se refieren datos sobre el "ultraje sexual".

Un sondeo efectuado entre 50 trabajadoras del turismo en el municipio habanero de Plaza de la Revolución reveló que 96 por ciento de ellas habían sufrido acoso sexual, entendido como "cualquier forma de presión a otra persona con el fin de imponerle relaciones sexuales que no desea", según una monografía de la profesora de Psicología Karelín López.

Sin embargo, la mayoría no tenía conciencia de que había sido víctima de ese tipo de asedio.

"La opinión de las mujeres con respecto al hombre cubano, (bastante agresivo, rebelde, piropeador y enamoradizo, algo tosco y violento; pero por sobre todas las cosas machista) justifica la práctica de la violencia, en algunos casos, en las relaciones entre hombres y mujeres", asevera López.

Para Silva, en cambio, está claro que el exhibicionismo es una expresión de la violencia de género, "porque pone a la mujer en una situación de vulnerabilidad, irrumpe en su espacio y viola las reglas de convivencia social", además de "violentar su deseo sexual y manipularlo en beneficio del hombre". (FIN/2008)