http://www.granma.cubaweb.cu/2008/03/04/nacional/artic01.html

Insuficiencias en el agua y… también en la información

Quejas de lectores revelan desconocimiento sobre los programas inversionistas que se acometen en sus territorios para mejorar cantidad y calidad en el suministro de agua

Raisa Pagés Fotos: Arnaldo Santos

Inquietudes de numerosos lectores sobre la calidad y suministro del agua condujeron a Granma a continuar buscando respuestas en el Grupo Empresarial de Acueducto y Alcantarillado (GEAAL), perteneciente al Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH).

CUMPLE NORMAS INTERNACIONALES

El índice de potabilidad bacteriológica del agua suministrada a la población cubana es del 95%, de acuerdo con resultados de análisis de laboratorio del INRH que se compatibilizan con los efectuados por el Ministerio de Salud Pública, afirmó Carlos Menéndez, director de Ingeniería del GEAAL.

El 70% de la población cubana recibe el líquido de fuentes subterráneas y el 30% restante es abastecido desde distintos tipos de embalses.

Cuando este indicador es igual o superior al 95%, tanto la norma cubana como las internacionales indican que, desde el punto de vista bacteriológico, esa agua es apta para el consumo humano, manifestó.

El 70% de la población cubana recibe el líquido de fuentes subterráneas y el 30% restante es abastecido desde distintos tipos de embalses. Si el líquido emana del fondo del suelo, por su calidad solo necesita de un tratamiento con hipoclorito de sodio o cloro gas, antes de llegar al consumidor. Sin embargo, el bombeado desde embalses necesita, además de la desinfección con cloro, ser sometido a sedimentación y filtración para eliminar turbidez y otras impurezas.

En los territorios de Pinar del Río, La Habana, Ciudad de La Habana, Matanzas, Ciego de Ávila y el municipio especial Isla de la Juventud predomina el bombeo de agua subterránea. Pero en otras provincias, como no hay suficiente líquido para extraer de las profundidades del suelo, el suministro a la población consiste en líquido bombeado desde presas y micropresas.

SUSTITUYEN TECNOLOGÍAS

Para mejorar la cloración del agua y sustituir tecnologías deterioradas y obsoletas se adquieren más de 4 500 equipos de cloración, algunos de los cuales ya se están instalando, aseguró el ingeniero Menéndez.

Equipos hipocloradores como estos sustituyen los de tecnología atrasada ya con muchas roturas.

Entre las nuevas tecnologías se hallan los hipocloradores, apropiados para utilizar en pequeñas fuentes de abasto. También existen los equipos que esparcen el cloro en forma de gas, cuando se debe aplicar a mayores volúmenes del líquido. Estas nuevas inversiones garantizan disponer de medios de trabajo y de reserva, de modo que en casos de rotura no haya interrupciones del servicio por tales causas.

Actualmente se explotan 60 plantas potabilizadoras para tratar el líquido proveniente de las presas. Como semejante cantidad no es suficiente, el INRH ejecuta una inversión para contar con otras 12: seis de las cuales se comprarán en el exterior como plantas pequeñas compactas, y las restantes serán construidas en el país (solo se importa el equipamiento tecnológico).

Adicionalmente se rehabilitan algunas potabilizadoras, como las de Quintero y Parada, que abastecen a la ciudad de Santiago de Cuba.

Las nuevas plantas para el tratamiento del agua, bombeada desde embalses, beneficiarán a las provincias de Pinar del Río, Villa Clara, Cienfuegos, Las Tunas, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, subrayó el ingeniero Menéndez.

SOLUCIONES PENDIENTES

Durante mucho tiempo, la mitad del agua que llegaba a la ciudad de Santa Clara desde la presa Palmarito no recibía el proceso adecuado, por la ausencia de una planta potabilizadora. La solución temporal consistió en mezclarla con agua tratada proveniente de Cienfuegos, explicó Julio Rivero, director de GEAAL en esa provincia.

La nueva planta potabilizadora para solucionar el problema está a la mitad de su capacidad de explotación y procesa ya el 50% del líquido bombeado desde el sistema Habananilla-Palmarito, aseguró.

Sobre la situación de Holguín, Manuel Paneque Gómez, director de Acueducto y Alcantarillado en ese territorio oriental, señaló que la población de la cabecera provincial se abastece de tres presas: Cacoyogüín, Güirabo y Gibara, esta última la más grande y desde donde se construyó una conductora para suministrar líquido a la primera presa, en los tiempos de dura sequía.

La planta que realiza el tratamiento en la presa Cacoyogüín tiene alto grado de deterioro y obsolescencia tecnológica. El 60% de la zona residencial de Holguín acusa problemas con la calidad del agua debido a las deficiencias técnicas de los equipos que deben sedimentar y filtrar el líquido. Está propuesta una inversión para solucionar esa dificultad, pero aún no se ha aprobado, indicó.

El corresponsal de Granma en Holguín, Froilán Parra Suárez, expresó que la inestabilidad y dilatación de los ciclos de abasto de agua es el principal reclamo de los habitantes de la Ciudad de los Parques.

Parra contactó con Manuel Paneque, quien reiteró que la potabilizadora de mayor antigüedad, perteneciente al circuito norte y con tecnología inadecuada, no resulta eficiente en el tratamiento del agua.

Es preciso tener en cuenta que el abasto procede de represas y no de fuentes subterráneas lo cual, unido a la situación de las potabilizadoras, impide que el agua llegue a la población con todos los requisitos de calidad esperados.

Sin embargo, recalca, la que se suministra por la red tiene el tratamiento físico-químico necesario, por lo cual es apta para el consumo humano y desde el punto de vista de la seguridad bacteriológica no existen riesgos, aunque en ocasiones sea turbia o tenga un olor no agradable.

La dirección de Epidemiología de esa provincia opinó que hay estabilidad en el suministro de cloro, pero cuando el agua viene de represas el proceso de tratamiento es diferente, para evitar riesgos bacteriológicos. Aclaró que los holguineros tienen el hábito de comprar el agua para el consumo en puntos habilitados al efecto, y el monitoreo está dirigido fundamentalmente hacia estos lugares.

Quizás sea la única ciudad del país con estas características —existen alrededor de 48 puntos de este tipo— y ello favorece la no incidencia de enfermedades relacionadas con el consumo de agua contaminada.

Vecinos del sistema norte, abastecidos por la presa Cacoyogüín, se quejan de la extensión de los ciclos de abasto y de la poca presión con que llega en ocasiones a sus viviendas, también a veces turbia y con un fuerte olor a cloro, según María Eugenia, residente en esa zona de la ciudad. Para ella el problema primordial está en el tiempo que transcurre sin que llegue una gota.

Durante la sequía se comprendían las razones. Ahora las presas están llenas y el agua sigue faltando por varios días, afirmó.

Al respecto, Manuel Paneque declaró que hay un fuerte plan inversionista para cambiar las redes y eliminar salideros, responsables de la pérdida de más del 40% del líquido bombeado. Esto debe mejorar considerablemente la situación del abasto, pero lleva tiempo y no se resolverá en un mes ni dos, expresó