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March 8, 2008
Attention! Women on the road
By Journalism student Diana Bárzaga and Leticia Martínez
A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.
Yusimí Rodríguez
makes a striking appearance as she walks in her tight-fitting,
well-ironed bright-blue uniform, her lipstick a telltale sign of
femininity for a woman who has faced up to the challenge of riding a
police motorcycle to patrol the streets and ensure observance of the
law. Havana’s public roads bear witness to her daily work, full of both
happy and upsetting moments typical of this profession still seen by
many as a man’s job. March
Yusimí
Rodríguez and Mayelín Turro
on their patrol motorcycles
With memories of
a physical attack by a driver still fresh in her mind, this NCO speaks
proudly of her work. “I like what I do. You always find people who
don’t, but most drivers show respect and accept what we tell them. Some
of them even flirt with us! My little children say they want to be like
me when they grow up and every day my mother tells me to be careful and
wise,” Yusimí assures.
You have to look
up to talk with Mayelín Turro, not only because she’s 5' 9” but also
because of her bravery. Formerly employed in a construction brigade,
she’s been a traffic policewoman for the last two years, since the
National Traffic Division issued an announcement. Now she’s a fulfilled
woman whose greatest pride is the low number of claims lodged against
her decisions in the field, which reveals her sense of responsibility
and impartiality.
Barbarita and
her girls
When Major
Bárbara Gonzáles Linton, head of the Territorial Traffic Section in City
of Havana province, meets with her subordinates, everything is sure to
change there, they say, as their infectious, joyful presence is an
antidote to the monotony of daily routine.
Although she’s
only 49, Bárbara is known as ‘The Grandmother’. She has won everybody’s
respect and likes to see things turn out well. A Law graduate on her way
to get a Master’s, she has five children and seven grandchildren, not to
mention that she’s in charge of leading a large group of women –and one
man– an army whose preventive work at community level has been felt in
daycare centers, senior citizens homes, schools, workplaces and bus
depots, where they organize vocational study clubs, traffic-related
conferences and sessions, and teach road safety regulations, among other
activities.
These officers’
performance compares to a doctor’s: our medical science is based on
life-saving prevention, Major Gonzáles remarks. We are demanding of
those who commit traffic violations, and even if we do some heavy tasks
we keep our feminine nature, and they respect us all the more for that.
We deal with children, old people, and all kinds of drivers. It’s
amazing what education and persuasion help us accomplish in our bus
depots.
Besides road
safety regulations, these traffic officers go out to the streets and
cope with indiscipline as if they were ordinary cops, says Major
Gonzáles. The drivers take special precautions with us: they’re aware
that they will get a sort of different treatment but also a ticket when
they deserve it. Some say we take a tougher stance than male traffic
officers.
One time a driver
yelled at me and told me to take a hike. They think we lack the ability
to decide when to impose a fine. We have that to deal with every day,
and probably will for years to come. However, our sense of satisfaction
whenever we contribute to avoid an accident and make a Cuban family
happy can beat the negative feelings all the time.
Invitation
Stories like
Yusimí’s, Mayelín’s or Bárbara’s are commonplace throughout Cuba in any
single day, albeit not as frequent as we need. That’s why the Traffic
Division calls on women to fill their vacancies, offering them jobs as
traffic and ordinary police officers, patrol car driver-broadcaster,
head of operational command units, driver’s license documentation
officer and road policing officer. Applicants must be between 18 and 30,
over 5.4”, physically and mentally fit, and at least senior high school
graduates. If you’re interested please contact: Dirección de Tránsito,
Calle 226 y Avenida 51, La Lisa, or the relevant headquarters in your
province.
This is just
another sphere of action Cuban women can master. We’re gifted with
life-giving abilities, so why not help preserve it?, holds Lt. Col.
Georgina Gavilán García, head of this department and a woman with more
than 40 years’ experience, in an open invitation to Granma’s
female readers.
ORIGINAL:
http://www.granma.cubaweb.cu/2008/03/09/nacional/artic06.html |
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¡Atención! Mujeres en la vía
Diana Bárzaga (estudiante de Periodismo) y Leticia
Martínez
Yusimí Rodríguez camina con gallardía. El uniforme,
bien planchado y ajustado, reluce aún más su azul. En el
rostro, el lápiz labial delata la femineidad de una
mujer que asume el reto de montar en una moto patrullera
y desandar las calles de la ciudad para velar por el
respeto de la ley. Solo la vía es testigo de su quehacer,
de las alegrías y sinsabores de una profesión reservada,
aún, para los hombres.
Yusimí
Rodríguez y Mayelín Turro, en sus motos patrulleras.
Todavía con el recuerdo fresco de una agresión física
por parte de un conductor, la primera suboficial habla
con orgullo de su trabajo. Me gusta lo que hago. Siempre
hay conductores que nos rechazan, pero la mayoría nos
respetan y aceptan los requerimientos que les hacemos,
algunos hasta nos piropean. Mis hijos pequeños me dicen
que cuando sean grandes van a ser como yo, y mi mamá
cada día me aconseja que me cuide y sea juiciosa,
comenta Yusimí.
Para conversar con Mayelín Turro hay que alzar la
mirada. No solo porque mide más de 1. 80, sino porque es
una mujer valiente. Antes trabajaba en un contingente,
pero desde hace dos años forma parte de las fuerzas
motorizadas de la Dirección de Tránsito. Llegó hasta
allí gracias a una convocatoria de la institución, y
ahora se siente una mujer realizada. Su mayor orgullo
son las pocas reclamaciones recibidas, lo cual denota la
seriedad y objetividad con que asume su labor
profesional.
Barbarita y sus
muchachas
Dicen que todo cambia en la Dirección de Tránsito
cuando se reúne la mayor Bárbara Gonzáles Linton, jefa
de la sección territorial de Tránsito en Ciudad de La
Habana, con sus subordinadas. La alegría se contagia y
cambia la monotonía diaria.
A Bárbara le dicen la abuela, aunque tiene 49 años.
Impone respeto y le gusta que las cosas salgan bien.
Tiene cinco hijos, siete nietos, es licenciada en
Derecho, cursa una maestría, y asume la responsabilidad
de dirigir a un numeroso grupo de mujeres y un hombre.
Son un ejército que en cada municipio capitalino
realizan trabajo preventivo en la comunidad. En círculos
infantiles y de abuelos, escuelas, centros de trabajo y
bases de transporte, atienden círculos de interés,
sociedades científicas, las jornadas de tránsito e
imparten clases sobre educación vial, entre otras
funciones.
El quehacer de las oficiales es comparable con el del
médico, la medicina nuestra es la prevención y tratamos
de salvar vidas, comenta la mayor. Somos exigentes y
aunque realizamos tareas fuertes no perdemos nuestra
esencia femenina, por eso nos respetan más. Lidiamos con
niños y abuelos, también con choferes de todo tipo. Lo
que logramos con la educación y la persuasión en las
bases de transporte es sorprendente.
Además de ocuparse de la educación en la vía, las
oficiales de tránsito salen a las calles y enfrentan las
indisciplinas como un agente más del orden público, dice
la mayor Bárbara. Los choferes se cuidan; saben que las
mujeres los tratan de forma diferente pero no les
dejamos de aplicar la multa si es necesario, algunos
hasta dicen que somos más exigentes que los hombres.
En una ocasión un conductor me gritó y me mandó a
fregar. Muchos creen que no tenemos la capacidad para
determinar cuándo imponer una multa, lidiamos con eso
diariamente y quizás por muchos años más. Pero es mayor
la satisfacción de comprobar que con nuestro trabajo
contribuimos en la disminución de los accidentes y
aumenta la felicidad de los hogares cubanos, apunta.
Invitación
Historias como las de Yusimí, Mayelín o Bárbara se
repiten en todo el país, aunque no con la asiduidad
necesaria. Por esta razón, la Dirección de Tránsito
convoca a las mujeres a asumir espacios en sus
dependencias.
Ofrecen cargos de agentes de orden público de
infantería y motorizado, chofer locutor, jefe de móvil
operativo, funcionario de trámites de licencia de
conducción y oficial de tránsito. Las interesadas deben
tener entre 18 y 30 años, un nivel escolar de duodécimo
grado en adelante, medir más de 1. 65 y estar aptas
física y mentalmente. Pueden dirigirse a la Dirección de
Tránsito, ubicada en calle 226 y avenida 51 en La Lisa,
y a las Jefaturas de la especialidad en las provincias.
Es esta, otra esfera que la mujer cubana puede
conquistar. Tenemos la noble condición de otorgar la
vida; podemos entonces ayudar a preservarla, expresa la
teniente coronel Georgina Gavilán García, jefa del
departamento especializado y una mujer con más de 40
años de experiencia, en franca invitación a las lectoras
de Granma. |
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