Cómo alcanzar la
invulnerabilidad ideológica
Armando Hart
Dávalos
El tema de cómo librar de manera eficaz el combate
para alcanzar la invulnerabilidad ideológica está
vinculado estrechamente, en primer lugar, a la ética, al
derecho y a la política práctica y, desde luego,
teniendo como fundamento una cultura general integral.
Por ahí debemos empezar.
La experiencia histórica puede aportarnos algunas
claves esenciales. Desde los tiempos forjadores de la
nación cubana contamos con un patrimonio ético y
jurídico que nos confiere una singularidad que debemos
tomar muy en cuenta. Ella se fundamenta en sólidos
principios éticos que nos vienen de una larga tradición
y que podemos resumir en aquella frase memorable del
fundador de la escuela cubana José de la Luz y
Caballero:
Antes quisiera yo ver desplomadas, no digo las
instituciones de los hombres, sino las estrellas todas
del firmamento, que ver caer del pecho humano el
sentimiento de la justicia, ese sol del mundo moral.
Nuestra República nace en Guáimaro, el 10 de abril de
1869 con una constitución que proclamó la igualdad de
todos los ciudadanos dejando atrás la esclavitud. En el
periodo neocolonial en que se produjeron movimientos
sociales de gran envergadura fueron, precisamente, la
prórroga de poderes de Machado en los finales de la
década del 20 y principios del 30, y la dictadura de
Batista instaurada en 1952 las que tuvieron como
respuesta procesos revolucionarios.
El golpe de estado de Fulgencio Batista con el cual
comenzó a gestarse nuestra Revolución, constituyó una
violación ética y jurídica, es decir, la violación de la
Constitución de la República perpetrada por Batista fue
el detonante que abrió cauce a la revolución.
Esta claro que todos los gobiernos en la Cuba
neocolonial cometieron ilegalidades e irregularidades,
pero cuando tuvieron lugar violaciones flagrantes del
orden jurídico constitucional acabaron generando
procesos violentos y masivos. Es una buena lección para
los que, en la centuria recién comenzada,s continúen
bien entrado el siglo XXI el proceso revolucionario
iniciado el 26 de julio de 1953. De lo que se trata,
pues, es cómo hacemos llegar a todo el pueblo la cultura
ética y jurídica que necesita el socialismo, y esto solo
podemos hacerlo a partir de las enseñanzas prácticas y
la fundamentación teórica de la cultura de Martí y de
Fidel. La lucha por alcanzar la invulnerabilidad
ideológica pasa por estas cuestiones.
Fidel, con su confianza en el ser humano y en el
papel de la educación y la cultura, ha expresado:
El gran caudal hacia el futuro de la mente humana
consiste en el enorme potencial de inteligencia
genéticamente recibido que no somos capaces de utilizar.
Ahí está lo que disponemos, ahí está el porvenir.
Tenemos pues que juntos tratar de estimularnos la
inteligencia al máximo de las posibilidades de nuestro
pueblo, que son muchas. Por eso, modestamente sugiero la
investigación y el análisis en el seno del Partido, con
las organizaciones e instituciones del Estado y de masas,
de aspectos como los siguientes:
· Cómo elaborar un programa educativo para asumir
nuestros deberes políticos y éticos y alcanzar así la
invulnerabilidad ideológica que nos ha planteado Fidel.
· Cómo exigir y velar porque las instituciones del
Estado exijan a todos los trabajadores sin excepción el
cumplimiento de sus obligaciones laborales y
responsabilidades éticas.
· Cómo deben actuar las organizaciones sindicales
para que atiendan a los trabajadores en sus derechos y
asimismo apoyen al Partido en la exigencia política y
ética.
· Cómo garantizar el esfuerzo de las organizaciones
de masas en todas las instituciones de la Revolución
para fortalecer el trabajo ideológico.
Hay cuatro esferas esenciales, que debe considerar
nuestro movimiento de masas, que inciden sobre el tema:
— La familia
— La escuela
— La comunidad y
— Los medios masivos en general.
¿Cómo coordinar a partir de estas cuatro esferas,
desde la base hasta la cúspide, un esfuerzo asociado en
función de los objetivos políticos y educativos de la
Revolución? La respuesta a esta y otras interrogantes
debe partir del fortalecimiento de la integralidad de
los componentes de la comunidad sobre fundamentos de la
moral y de la política. Es lo que han hecho las
organizaciones de masas con eficacia durante casi 50
años. Hay que profundizar en la experiencia cederista de
casi cinco décadas y orientar investigaciones y estudios
sobre fundamentos históricos y culturales de la
solidaridad en Cuba. Debemos estudiar y fortalecer
nuestra memoria histórica y de esta manera podremos
celebrar el centenario del Moncada como solicitaba Fidel
el 26 de julio de 2003, es decir, en su cincuentenario,
con las banderas de Martí y del socialismo.
Sobre estos fundamentos debemos hacer un análisis
colectivo de carácter cultural para abordar con
sistematicidad la cuestión. Entre los temas de ese
debate podían estar los siguientes:
— Qué es la cultura y cómo se expresa en nuestra
identidad nacional.
— La tradición ética de la nación cubana desde
Varela, Luz y Martí hasta nuestros días.
— La importancia y contenido esencial de la
Constitución socialista de la República de Cuba.
— Formas y maneras de hacer política en Martí y en
Fidel.
Para terminar, subrayo la necesidad de estudiar
nuestra inmensa herencia cultural teniendo en cuenta que
los paradigmas fundamentales de la mejor tradición
europea en el campo de las ciencias sociales y
humanistas han caído en un descrédito lamentable. Es una
situación similar a la que tendrían, por ejemplo, la
Física o la Química si figuras como Newton, Einstein,
Mendeleiev, Pasteur y otros paradigmas del pensamiento
científico en estas ramas fueran desconocidos o
desprestigiados por parte de los investigadores y
profesores de dichas disciplinas.
Se impone, por tanto, reivindicar el pensamiento de
Marx, Engels, Lenin, Che Guevara, Martí y de todos los
grandes pensadores de la historia universal.
Hoy se abre paso como una verdad irrefutable que el
legado intelectual de José Martí constituye un referente
ético y político del futuro al que aspiramos para las
generaciones venideras y que, con la cultura que
representan Martí y Fidel se pueden encontrar los
caminos del socialismo en Cuba y en el mundo. |