December 15, 2007 00:00:39 GMT

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann. Original:
http://www.juventudrebelde.cu/internacionales/2007-12-25/la-foto-del-2007-premiada-por-unicef-denuncia-tradicion-que-afecta-a-la-ninez/
The Photo of the year 2007, denounces
a tradition which affects children.

Millions of girls around the world are forced
to marry older men to relieve family poverty

By:
Yailé Balloqui Bonzón
Correo:
yaile@jrebelde.cip.cu

A shameful, abusive custom

Taken in Afghanistan in 2006, this is the prize-winning photograph of the international competition ‘UNICEF Photo of the Year’, and it shows a wedding couple who could not be more opposite: a 40-year-old man –who looks much older– and his bride, Ghulam, a scared-looking girl who just turned 11.

«We needed the money», Ghulam’s parents said. They embraced the very common Afghan tradition of arranging marriages of convenience between young girls and adult men, a reaction to extreme poverty.

According to the United Nations Children’s Fund (UNICEF), worldwide there are about 51 million girls aged between 10 and 19 who have fallen victim to this custom, still practiced in some countries. Stephanie Sinclair, the photographer who took the picture, also traveled to Nepal and Ethiopia to prove child marriage is not exclusive to Afghanistan.

Even if about 50% of young Afghan women are forced into marriage before they turn 18, Ms. Sinclair assures Ghulam’s family chose to «sell» her to her husband-to-be in order to feed the rest of their children, albeit they claimed «to be ashamed» of such decision.

She also explained that her project stemmed from a previous work about women who committed suicide by setting themselves on fire, many of whom were girls when they were given to their husbands.

Their parents are held to consent to that union to protect them against sexual assault, prevent birth out of wedlock, extend their fertile years or make sure they remain obedient when they move in with their men.

However, child marriage –either for economic reasons or as a means to provide male tutorship to young girls and women– often leads to forced labor, slavery, prostitution and domestic violence, not to mention that these victims are also exposed to serious health risks, early pregnancy, sexually transmitted diseases and, more and more frequently, AIDS.

Although to a lesser extent, this regrettable practice is equally forced upon little boys. In the end, they’re just children robbed of their infancy because of some people’s needs and other people’s greed.

---ooOoo---

   
   

La foto del 2007, premiada por UNICEF,
denuncia tradición que afecta a la niñez

Millones de niñas en el mundo son obligadas a contraer  matrimonio con hombres mayores para paliar la pobreza familiar
Por: Yailé Balloqui Bonzón

Correo: yaile@jrebelde.cip.cu

25 de diciembre de 2007 00:00:39 GMT
Un abuso de las costumbres que avergüenza.
La instantánea, ganadora del premio de la UNICEF como la foto del año y que fue tomada en Afganistán en 2006, no puede ofrecer un mayor contraste entre sus personajes: un hombre de 40 años —que aparenta tener más edad— posa junto a su esposa, Ghulam, una niña con rostro asustado que apenas acaba de cumplir los 11 años.  

«Necesitábamos el dinero», dicen los padres de Ghulam. Ellos se acogieron a esa tradición tan común en Afganistán de arreglar matrimonios de niñas con hombres mayores para paliar un poco su pobreza.

Estimaciones de la Organización de Naciones Unidas para la Infancia y la Adolescencia (UNICEF), calculan que en el mundo hay 51 millones de menores, entre los 10 y 19 años, víctimas de esta costumbre practicada en varios países. Stephanie Sinclair, la autora de la imagen, también viajó a Nepal y Etiopía con el fin de demostrar que Afganistán no es donde único se lleva a cabo esta práctica.

Aunque aproximadamente la mitad de las chicas afganas son obligadas a contraer matrimonio antes de cumplir los 18 años, la fotógrafa premiada relató que la familia de Ghulam decidió «venderla» a su marido para poder alimentar al resto de sus hijos, aunque añadió que «se sentían avergonzados» por ello.

Explicó además que la idea del reportaje surgió de un trabajo anterior sobre mujeres que se suicidaban prendiéndose fuego, muchas de las cuales eran niñas cuando fueron entregadas a sus maridos.

Dicen que los progenitores consienten en esa unión para protegerlas contra las agresiones sexuales, evitar embarazos sin estar casadas, alargar sus años de fecundidad o asegurar su obediencia en el hogar del marido.

Pero, el matrimonio infantil —presionado por necesidades económicas o como un medio de proporcionarle tutela masculina a las niñas y muchachas— puede acarrear trabajos forzados, esclavitud, prostitución y violencia contra las víctimas, quienes además se exponen a graves riesgos para su salud, embarazos prematuros, infecciones transmitidas sexualmente y, cada vez más, al sida.

Tan lamentable práctica entre niñas de corta edad también afecta, aunque en menos medida, a los pequeños del sexo masculino. No son más que infancias robadas por la necesidad de unos o la avaricia de otros.