Belgium: solidarity vs. selfishness

Belgian Labour Party member Bert de Belder talks with JR
about the reasons for his country’s political instability and separatism.

By: Luis Luque Álvarez
E-mail:
luque@jrebelde.cip.cu

December 5, 2007 - 00:06:20 GMT
A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann. Original:

http://www.juventudrebelde.cu/internacionales/2007-12-05/belgica-solidaridad-contra-egoismo/

That a country goes without a government for six months sounds like the topic of a science-fiction novel. But this is a reality in a territory of the European Union: the Kingdom of Belgium, where a cabinet has not been formed since the last parliamentary election, held in June 10.

There’s plenty of selfishness in this story, in addition to the strong influence of many politicians in the northern region of Flanders, who long for more self-management power to divide the country little by little and leave the southern Wallonia on its own.

De Belder, durante una manifestación por los derechos sociales en BélgicaDe Belder in a rally for social rights in Belgium. 

Dr. Bert de Belder, member of the Belgian Labour Party’s Central Committee, explained to our daily: «It all comes down to the disagreement among the great traditional bourgeois parties about the separation of powers between the Dutch-speaking Flanders and the French-speaking Wallonia. Many Flemish bourgeois want more authority to haste the implementation of antisocial measures in their region».

«On the other hand, some sectors of the Belgian bourgeoisie wish to keep the country in one piece. And there are opposing forces within the same class, but they’re both eager to put unpopular decisions into practice –in keeping with the Lisbon Agenda agreed by the European Union in 2000– to facilitate swifter layoffs, the privatization of public service utilities and the amassing of corporate profits to the detriment of the workers».

Q: Does the politicians’ separatist interest agree with the common citizen’s aspirations?

«No. Two years ago an opinion poll showed that only 4% of the Flemish favored independence. Now the number is 10%, a tiny minority despite the bombardment by the media and the politicians.

«At any rate, the campaign has begun to take effect. The Flemish are prejudiced against the Wallonians, and vice versa. And the media adds fuel to the flame instead of tackling the problem.

«Besides, since we’ve been going through a 40-year-long process of decentralization, the parties have split according to linguistic interests, and even our TV has followed suit, to the point that people from the north and the south hardly know each other anymore».

Q: Wallonia is insistently held to be poorer than Flanders. Is it so?

«That’s how it is nowadays, but it was the other way around 50 years ago. Wallonia was richer then. As a result of capitalism’s unequal development, Wallonia’s major industries –coal, steel and textiles– saw a decline, whereas in the north the chemical, car and high technology industries enjoyed a boom, as they draw more capital and possibilities of development. Hence, poverty and unemployment grew in the south.

«But I keep saying that those are further reasons to foster solidarity. We in the north must give more support to those in the south who have fewer opportunities».

Q: Can we say then that the coexistence model has failed?

«I don’t think so, because people feel mostly Belgian. Very few say to feel Flemish or Wallonians. It’s the bourgeoisie who wants to impose divisionism, not the ordinary citizens.

«Moreover, Flemish and Wallonians are together in Brussels, working on the same terms and getting the same salaries. Now they want to impose different salaries and labor rights to sow discord among the workers».

Q: Would a referendum be out of the question?

«Surveys have it that most people want unity, but a referendum would not be advisable, since the media and the politicians could manipulate the results given the atmosphere of separatism they have created.

«Nevertheless, some initiatives are brewing at grassroots level. For instance, a woman filed a petition for national unity which has already gathered 140,000 signatures and organized a demonstration 40,000 strong in Brussels. Other requests for unity and solidarity and to save the working class’s rights have been made by labor unions, artists and left-wing movements. We have collected 90,000 signatures, and our goal is to have as many as 100, 000.

«Like Fidel said, solidarity must become global. That’s a key concept in Belgium today. I’m convinced such a value is well settled in the heart of most Belgians, and it will be our driving force to keep moving on».

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Bélgica: Solidaridad contra egoísmo

Bert de Belder, miembro del Partido del Trabajo belga, conversa con JR sobre las causas de la inestabilidad política y el separatismo en su país
Por: Luis Luque Álvarez

Correo: luque@jrebelde.cip.cu

Que un país esté seis meses sin gobierno, parece tema de una novela de ficción. Pero ese territorio es real, y forma parte de la Unión Europea: Es el reino de Bélgica, donde desde el 10 de junio, fecha de las últimas elecciones parlamentarias, no se ha podido formar gabinete.

Mucho de egoísmo hay en esta historia, y bastante pesa la ambición de muchos políticos de Flandes —la parte norte—, deseosos de más potestades de autogestión, para poco a poco dividir el país y dejar por su cuenta a la sureña Valonia.

De Belder, durante una manifestación por los derechos sociales en Bélgica
De Belder, durante una manifestación por los derechos sociales en Bélgica.
En diálogo con nuestro diario, el doctor Bert de Belder, miembro del Comité Central del Partido del Trabajo belga, explica: «La causa es el desacuerdo entre los grandes partidos clásicos burgueses acerca de la separación de poderes entre las dos regiones: Flandes, de habla flamenca, y Valonia, francófona. Buena parte de la burguesía flamenca quiere mayores poderes para avanzar más rápido en la aplicación de medidas antisociales en su zona».

«De otro lado, otros sectores de la burguesía belga desean mantener al país íntegro. Dentro de la misma clase hay fuerzas opuestas, pero ambas desean instrumentar medidas impopulares, en línea con la Agenda de Lisboa de la UE, acordada en el año 2000, como facilitar los despidos, privatizar los servicios públicos y acumular más ganancias para las empresas, en detrimento de los trabajadores».

—¿Coincide el interés separatista de los políticos con las aspiraciones de los ciudadanos comunes?

—No. Dos años atrás, un sondeo mostró que solo el cuatro por ciento de los flamencos quería la independencia. Hoy, ese índice es del diez por ciento, una minoría ínfima, pese al bombardeo de los medios de comunicación y los políticos.

«De todos modos, la campaña ha tenido algunos efectos. Hay prejuicios de los flamencos hacia los valones, y viceversa. Y no son corregidos, sino atizados por la prensa.

«Además, como desde hace unos 40 años estamos en un proceso de descentralización, los partidos se han separado según líneas lingüísticas. La TV también se ha dividido según ese patrón, lo que ha provocado que las personas del norte y del sur ya ni se conozcan entre sí».

—Se insiste en subrayar que Valonia es más pobre que Flandes. ¿En qué medida lo es realmente?

—Es más pobre hoy, pero hace 50 años era al revés: Valonia era más rica. El desarrollo capitalista desigual hizo que los sectores industriales valones —el carbón, el acero, los textiles— decayeran, mientras en el norte cobró auge la industria química, la automovilística y la alta tecnología, que atraen más capital y posibilidades de desarrollo. Luego la pobreza y el desempleo en el sur son más elevados.

«Pero yo digo: esos son motivos adicionales para mantener la solidaridad. En el norte debemos ser más solidarios con quienes tienen menos oportunidades en el sur».

—¿Ha fracasado entonces el modelo de convivencia?

—No lo creo, porque la gente se siente sobre todo belga. Muy pocos dicen sentirse flamencos o valones. Imponer la división es un proyecto burgués, no de la gente común.

«Por otra parte, en Bruselas laboran juntos flamencos y valones, en iguales condiciones y con los mismos salarios. Ahora se quiere aplicar la diferencia de sueldos y derechos laborales, para enfrentar a los trabajadores entre sí».

—¿No sería viable la celebración de un referéndum?

—Los sondeos ilustran que la gran mayoría desea la unidad. Dado el clima de separatismo azuzado por los medios de comunicación y los políticos, ellos podrían manipular una consulta, por tanto, no sería una buena opción.

«No obstante, las bases sí están gestando iniciativas. Por ejemplo, una mujer lanzó una petición para la unidad nacional que ya obtuvo 140 000 firmas, y organizó una manifestación de 40 000 personas en Bruselas. Hay otra solicitud de los sindicatos, los artistas y la izquierda, por la unidad y la solidaridad, para salvar los beneficios sociales y los derechos de todos los obreros. Se han recogido 90 000 firmas, y la meta es llegar a 100 000.

«Como dijo Fidel, hay que globalizar la solidaridad. Hoy ese es el concepto clave en Bélgica. Estoy convencido de que ese valor está bien instalado en el corazón de la mayoría de los belgas, y con él podremos seguir adelante».