December 12, 2007 - 00:00:22 GMT 

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann. Original:

http://www.juventudrebelde.cu/acuse-de-recibo/2007-12-12/hubo-violacion-del-reglamento-comercial/

Our service regulations were broken

José Alejandro RodríguezBy: José Alejandro Rodríguez
E-mail:
acuse@jrebelde.cip.cu

The two drivers of the Yutong 3355 traveling between Ciego de Ávila and Santiago de Cuba last October 6 were suspended for one year and assigned to another job with a lower salary and different working conditions, with the right to return to their regular position afterwards, reported [interprovincial bus service enterprise] ASTRO general director Juan A. Blanco in his letter of reply to Rosalina Tamayo’s complaint, published here last October 14.

Ms. Rosalina had reported then that when she arrived at the bus station in Palma Soriano, where she and other passengers were waiting to travel to Santiago de Cuba, the said drivers, whose bus still had several empty seats, asked the ticket office for no extra passengers and, instead, admitted a number of people who had not been waiting in line like everybody else. Only when Rosalina demanded an explanation did they tell the ticket-office clerk to send five passengers to their bus.

Rosalina was one of the lucky five. However, to her amazement, she saw there was still room for more people from the line. At any rate, the bus set off, but soon stopped to pick up people whom they charged less than the official fare. «Of course, she assured, they would pocket that money, and they were not discreet at all, which proves that’s something they do on a regular basis».

Rosalina asked in her letter: «Are those drivers the owners of the bus? Do they have authority to decide who gets on and who stays behind? What happened to their common sense and respect for the people if they make no secret of the way they take advantage of their fellow citizen’s needs to fill their pockets? What are the supervisors doing?».

Now, in addition to announcing the measures taken by the Board of Directors in Ciego de Avila province after the investigation, ASTRO management informs that a special workers’ meeting was held to let them know the details of this unfortunate event.

As indicated by the general director, «our drivers have no right of ownership over the buses, let alone the power to decide whether or not they will take passengers at the stations. In line with our regulations, they must check the worksheet to know every traveler’s destination and thus the number of seats to be filled in every station, which they must report to the Agency right away so the relevant tickets can be sold. The Agency in turn must check whether the bus is full, and if so, allow its departure. It’s obvious our service regulations were broken».

Blanco points out they chose not to dismiss these drivers for good «because comrade Rosalina contradicts herself as to whether they really charged those people they took in», since when she was asked as part of the investigation she said «not to be completely sure». And the director adds: «However, the newspaper reported in no uncertain terms that it did happen».

I’d like to stop here. Rosalina’s letter stating her assertion was made available to ASTRO management. This editor has added absolutely nothing to her original complaint. I even quoted that particular detail word for word. Therefore, I will not repeat unnecessary things.

Attached to Blanco’s reply is a letter from Lino A. Esquijarrosa, ASTRO director in Ciego de Ávila province, where he says: «We ascertained that the bus drivers committed the following serious violations: leaving from Palma Soriano without calling for waiting travelers or checking the bus; sending a passenger –namely, Rosalina –to do their job (ask for five people from the line); and departing from the station with 17 empty seats that they failed to report».

Blanco also told us that ASTRO has ordered inspectors to conduct unannounced control operations to check whether the rules are being met. «When a violation is detected –he maintains– the culprits are severely punished in keeping with our disciplinary regulations. If the Agency involved belongs to the Provincial Transport Authority, we send them the relevant report».

At the end, ASTRO general director emphasized: «Our enterprise will keep striving to make sure that both the bus drivers and our whole staff display the ethics and professionalism our people deserve».

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Hubo violación del reglamento comercial

José Alejandro Rodríguez
Por: José Alejandro Rodríguez
Correo:
acuse@jrebelde.cip.cu
Los dos choferes del Yutong 3355, que viajaba de Ciego de Ávila a Santiago de Cuba el pasado 6 de octubre, fueron sancionados a cambio de puesto de trabajo por un año en una plaza de menor remuneración y distintas condiciones de trabajo, con derecho a reincorporarse a sus puestos vencida la medida disciplinaria.

Lo anterior lo informa Juan A. Blanco, director general de ASTRO, en su carta de respuesta a la queja de Rosalina Tamayo, reflejada aquí el pasado 14 de octubre.

Entonces, Rosalina denunciaba que, al llegar a la terminal de Palma Soriano, donde ella y otros pasajeros aguardaban para viajar a Santiago de Cuba, los choferes del ómnibus, que traía asientos vacíos, no solicitaron pasajeros en la taquilla. Pero subieron personas que no estaban en la cola. Ella interpeló a los choferes, y fue cuando solicitaron cinco a la taquillera.

Rosalina fue una de los cinco que clasificaron. Para su asombro, aún había asientos vacíos, a pesar de que abajo quedaron viajeros. La guagua partió, y más adelante se detuvo y recogió personas, que pagaron a un precio inferior al oficial: «Por supuesto —aseguraba la remitente—, eso iría a sus bolsillos. Y todo esto sucedió sin la más mínima discreción por parte de los choferes, lo que demuestra que es una conducta habitual».

Rosalina preguntaba en la carta: «¿Son los choferes los dueños del transporte y son los que deciden si montan o no pasajeros en las terminales? ¿Dónde quedó el sentido común y el respeto al pueblo de esos choferes, que ante la cara de todos se embolsillan el dinero, aprovechándose de la necesidad de sus conciudadanos? ¿Qué hacen los inspectores?».

Ahora el director de ASTRO, además de comunicar las medidas tomadas por el Consejo de Dirección de Ciego de Ávila, previa investigación, informa que se realizó una reunión especial con los trabajadores de ese centro, para dar a conocer los pormenores del suceso.

Precisa el directivo que «los choferes no son los dueños del transporte y mucho menos los que deciden si montan o no pasajeros en las terminales. Lo que está reglamentado es que por la hoja de producción, ellos revisen el destino de cada pasajero, y así saben los asientos vacíos en cada terminal. Después deben informar a la Agencia para que venda los asientos. Esta debe revisar el ómnibus para, si está completo, darle salida. Como se puede observar, hubo violación del reglamento comercial».

Blanco precisa que la medida tomada no fue la separación definitiva «ya que la compañera Rosalina se contradice en cuanto a la veracidad de si realmente los choferes cobraron a los pasajeros», pues al entrevistarla en el proceso investigativo alegó «no estar segura de esto». El director de ASTRO agrega: «Sin embargo, en el periódico se dice categóricamente que ocurrió el hecho».

Aquí deseo detenerme. La propia dirección de ASTRO tuvo acceso a la carta que me enviara Rosalina, en la cual ella lo afirma. Nada ha inventado este redactor que se aparte de la denuncia. Incluso, ese aspecto está citado textualmente de la misiva de la lectora. No redundaré en algo evidente.

Adjunta a la carta de Blanco, está la respuesta de Lino A. Esquijarrosa, director de ASTRO en Ciego de Ávila, quien afirma: «Se pudo comprobar que los tripulantes del ómnibus cometieron las siguientes violaciones de carácter grave: tratar de salir de Palma Soriano sin pedir las capacidades disponibles y sin chequear el ómnibus; enviar a una pasajera —en este caso, Rosalina— a realizar su función: pedir cinco pasajeros; no revisar las capacidades disponibles reales del ómnibus y retirarse con 17 asientos vacíos».

En su carta de respuesta, Blanco también informa que ese Grupo Empresarial ha orientado operativos sorpresivos para el control de lo que está establecido. «Las violaciones detectadas —sostiene el directivo—, son severamente sancionadas acorde con el reglamento disciplinario. En el caso de que la Agencia pertenezca a la Dirección provincial de Transporte, se le transmite el reporte correspondiente».

Finalmente, asegura el director general de ASTRO, «nuestra empresa seguirá esforzándose para lograr que no solo los choferes, sino todo el personal de ASTRO en el país, tenga la ética y la profesionalidad que el pueblo merece».



 

Maltratos, engaños…

 
Por: José Alejandro Rodríguez

Correo: acuse@jrebelde.cip.cu

Pueden aparecer los recursos e incluso aliviarse ciertos problemas materiales. Pero si anda deformada la armazón mental de quienes prestan un servicio, y no se logra imponer el respeto a los derechos de los ciudadanos, entonces seguiremos sufriendo maltratos por doquier.

Rosalina Tamayo me cuenta en su carta una de esas historias de arbitrariedad que pueden encontrarse los pasajeros en una que otra terminal de ómnibus. La lectora, quien reside en calle 17 número 352, entre 13 de Marzo y Nueva, reparto La Ceiba, en Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba, narra que el pasado 6 de octubre, ella y otros pasajeros aguardaban en la Terminal Intermunicipal de esa localidad, para trasladarse a la ciudad de Santiago de Cuba.

A las 3 y 40 p.m., arribó un ómnibus Yutong, con el número 3355, procedente de Ciego de Ávila. Rosalina y otros viajeros se dirigieron directamente a la taquilla, a esperar cuántos pasajes se iban a vender para Santiago. «Con asombro —precisa—, vimos cómo subían a la guagua, casi vacía, personas que no estaban en la cola. Los choferes no solicitaron pasajeros en la taquilla y muy dispuestos iban a seguir su viaje».

Rosalina les preguntó si no iban a cargar pasajeros de la cola, «a lo cual me dijeron muy despreocupados: dile a la taquillera que mande cinco». Rosalina clasificó entre los cinco y bien pudiera haber soslayado el asunto, pues ella había resuelto su problema. Pero cuando subió al ómnibus, comprobó que tenía muchos asientos vacíos y, sin embargo, no pocas personas quedaban abandonadas en la terminal.

La mujer, que tiene sangre en las venas y no horchata, se indignó cuando, más adelante, antes de salir de Palma, los conductores pararon y montaron personas por un precio inferior al oficial. «Por supuesto —asegura—, eso iría a sus bolsillos. Y todo esto sucedió sin la más mínima discreción por parte de los choferes, lo que demuestra que es una conducta habitual».

El ómnibus tenía un cartel que decía: Transportación, «lo que indica que ya estaba pagado de antemano el servicio», deduce ella. Rosalina reflexiona:

«¿Son los choferes los dueños del transporte y son los que deciden si montan o no pasajeros en las terminales? ¿Allí nadie se cerciora de cuántos asientos pueden ser ocupados por otros pasajeros? ¿Dónde quedó el sentido común y el respeto al pueblo de esos choferes, que a la cara de todos se embolsillan el dinero, aprovechándose de la necesidad de sus conciudadanos? ¿Qué hacen los inspectores?».

No menos airada debe estar Norka Lidia Rodríguez, residente en Fe del Valle sin número, en Buey Arriba, territorio de la Sierra Maestra en la provincia de Granma. Su denuncia ya llueve sobre mojado acerca de tropelías que se registran con los bultos postales que los ciudadanos envían, con muchos sacrificios, y confiando en Correos de Cuba.

Cuenta Norka Lidia que envió tres bultos postales desde el correos de Buey Arriba, con destino a Magalis Arias, vecina de Tercera número 387, La Rosa, en la localidad habanera de Bauta: el número 3032544689 lo impuso el 27 de septiembre, el 032544321 el 29, y el 032544193 el 1ro. de octubre.

En el correos de Buey Arriba se revisó el contenido de los tres paquetes, los cuales fueron sellados. Los tres llegaron a su destino, pero dos de ellos solo tenían dentro libros viejos y papeles y el otro dos paqueticos de sal.

«¿Hasta cuándo Correos de Cuba continuará permitiendo estos hechos, que hacen perder el prestigio de esa entidad ante el pueblo, y la confianza en sus servicios?», cuestiona con todo fundamento Norka Lidia, y exige un esclarecimiento de los hechos por parte de esa empresa.

Maltratos, «inventos», trampas constantes al ciudadano, por donde se escapan el respeto y el honor. ¿Se estará extraviando la ética, así como esos bultos postales? Si cada quien sigue resolviendo «por la izquierda», engañando a las personas y al propio Estado que somos todos, ¿adónde vamos a parar?