A Diana, estudiante del
politécnico Antonio Guiteras, le gusta mucho la
música de Haila y su imagen en general. Ella trata
de imitarla en lo posible porque esta popular
cantante es su mayor referente en cuanto a la moda
que los artistas transmiten.
Tanto a Diana como a
sus amigos les gusta seguir a sus intérpretes
favoritos mediante los videos clips de las canciones
más pegadas. Sucede que el audiovisual es el medio
masivo que mejor les permite adoptar posturas,
copiar movimientos, frases y bailes, o simplemente
imitar formas de vestirse y peinarse. Pero, ¿realmente
tiene tanta influencia en la juventud el video clip?
De tener tanta responsabilidad sobre lo que
transmite, ¿son los valores considerados «correctos»
en nuestra sociedad los que llegan a la juventud a
través de ellos?
Necesidad de expresión
artística
«Algunos
especialistas consideran que
Now, corto
realizado por Santiago Álvarez en 1964, es el
antecedente del videoclip cubano actual, pues tiene
un montaje que, por su estructura, se acerca a lo
que después vino a ser un tipo de video clip más o
menos experimental. No cuenta una historia, pero
contiene toda una secuencia de imágenes que va dando
un mensaje», comentaba Orlando Cruzata, director del
programa televisivo Lucas, en una entrevista previa.
Así
surge el clip en nuestro país, como una necesidad de
expresión de los realizadores, una manifestación de
arte. Contrario a lo que pasa en el resto del mundo,
donde surgió asociado a una necesidad comercial,
atado a las leyes que impone el mercado.
Mario Masvidal,
profesor de semiótica del Instituto Superior de
Arte, explicó que «la manera en que la generación de
los ochenta se manifestó creativamente en el
audiovisual fue sobre todo a través del video clip,
ya que en el cine y la televisión poco podían hacer.
Lo hacían por amor al arte, era algo a nivel de
socios, no predominaba interés en ningún beneficio
económico».
Ya en los años
noventa aparecen nuevos sellos disqueros y se
empieza a organizar la industria, el clip comienza a
destacarse por su valor como instrumento
publicitario. «Pero creo que incluso hoy, con ese
sesgo comercial en algunos de sus realizadores y
realizaciones, el clip ha sido uno de los espacios
privilegiados de la experimentación y la innovación,
aunque también de la copia y la mimesis».
La mayoría de los
especialistas entrevistados coinciden en la
invisibilidad del mercado discográfico en nuestro
país, no por falta de oferta, sino de demanda. Las
personas no salen a comprar discos porque, además de
las sabidas dificultades económicas, existen otras
vías para obtener música. Los discos «quemados» y el
fácil traslado de estos de una computadora a otra
con una memoria flash o disco duro externo —una
forma de piratería— son algunas de ellas.
Entonces, el hecho de
que en Cuba el mercado funcione de esa manera brinda
cierta autonomía al video clip, nos dijo Maylín
Machado, crítica de arte. «La función del clip es
promocionar al intérprete o grupo, para que la gente
consuma la música y el artista se vuelva popular».
Según Cruzata, en los
años noventa, por lo que significaron para los
sectores económicos de nuestro país, las disqueras
se preocuparon más por vender los discos. De esa
manera se empiezan a reproducir esquemas mercantiles
y estereotipos que de una forma u otra siempre han
existido.
«Actualmente las
disqueras no les exigen a los realizadores un tipo
de producto específico, sino que les dan libertad
creativa. Siempre pueden existir ciertas presiones,
pero no funciona como en otros lugares del mundo,
donde para hacer un clip debes tener en cuenta
pautas comerciales funcionalmente comprobadas, para
aumentar las ventas.
«Esto lo logran
basándose en estudios del público que consume
determinados productos, en este caso los videos
clips. Mantienen una retroalimentación para conocer
los códigos que les permitan llegar a una mayor
cantidad de receptores. Pero, en general, aquí hay
más libertad creativa para los realizadores a la
hora de buscar una idea original».
Mono ve, ¿mono hace?
La
influencia de los productos mediáticos sobre el
comportamiento social e individual de las personas
ha sido muy estudiada desde el origen mismo de los
medios. El video clip es uno de los productos
comunicativos más consumidos por los jóvenes, se
mueve indefinidamente entre el arte y la publicidad,
y con facilidad crea tendencias musicales y
convierte a músicos e intérpretes en ídolos
venerados.
Entonces, ¿hasta qué
punto contribuyen a enraizar determinados
estereotipos? ¿Tienen responsabilidad educativa?
Pavel Giroud,
realizador de videos clips, afirma que «sin duda, la
pantalla es un legitimador de conductas. El video
clip es una manera muy efectiva de promoverlas. Si
te repiten constantemente una manera de vestir, de
gesticular, bailar o proyectarte, cada una de esas
actitudes calarán en ti irremediablemente en dos
variables: o las rechazas o las asumes, pero nunca
motiva indiferencia».
Sin embargo, Yosvanis
Gómez, estudiante de Psicología, nos comentó que
personalmente los videos clips no le aportan nada,
aunque le gusta verlos por su lado artístico.
Son muy pocos los
jóvenes que encontramos con este tipo de opinión. En
general ven a los artistas como guías en cuestiones
de moda, ya que supuestamente deben mantener una
imagen lo más actual posible.
«No se puede negar
que muchas cosas que sacan los artistas son lo
último de la moda y lucen bien. Me gustaría para mí,
por ejemplo, la moda de Isis o de Yolie, aunque esa
ropa es muy cara, pero no sufro por eso», comenta
Yarlenis Milián, estudiante de Informática.
Por su parte, Cruzata
opina que «si un video clip influye negativamente es
porque la persona tiene una crisis de valores muy
grande. El clip cubano funciona más como taller que
como elemento de publicidad. Todo depende de los
realizadores: si quieren hacer una obra digna y
respetable, buscarán una buena idea y una buena
concepción. Por ejemplo, X Alfonso impacta por la
sinceridad, hace pensar. Detrás de eso no hay
recursos, sino talento. Así ocurre también con los
videos de Bilko y algunos de Santana.
«De
todas formas no podemos olvidar que aunque el video
clip actual es en su mayoría de búsqueda y hay mucha
experimentación, su función es aumentar las ventas
del disco y promocionar al artista. Por eso, debe
tener códigos de masas que la gente pueda asumir. De
lo contrario, no funciona».
Yasmín González,
estudiante de Cibernética, asume que los clips son
una pequeña parte de la información visual que puede
influir o no en los caracteres de los jóvenes: «¿Cuántas
veces —pregunta— no se le ha echado la culpa a las
películas de acción por la conducta de algún asesino?».
Por su parte, Maylín
Machado considera que el auge del video clip se dio
en un momento muy difícil para Cuba. «A partir de
los noventa, a raíz del Período Especial, algunos
valores que enarbolaba el discurso revolucionario
comenzaron a cambiar. La entrada de capital
extranjero, el auge del turismo y el fenómeno de la
globalización, arraigaron otras formas de vida y
otro tipo de valores. Todo esto influye en la visión
de la realidad que ofrecen los realizadores».
Tin marín, ¿qué
piensa usted?
«La función del clip
no es enseñar valores, o reproducir los códigos
establecidos para educar a los jóvenes», asevera
Gustavo Arcos, profesor de semiótica del ISA.
Ante esa opinión, si
tenemos en cuenta que este sector de la población es
el mayor consumidor de videos, podríamos
preguntarnos entonces por la responsabilidad que
adquiere. Por ejemplo, cómo se trata a la mujer, qué
mirada tienen los realizadores sobre la sociedad
cubana, o la forma de manejar determinadas
relaciones de comportamiento entre las personas en
los clips.
«En el video clip
cubano —añade Arcos— se trata tan mal a la mujer
como en el clip internacional. Apela sobre todo a lo
sensorial, no para que el espectador piense sino
para que sienta y consuma imágenes. Se explotan los
elementos externos de la figura femenina. Muestran
mujeres lindas, con buena figura, siempre de acuerdo
con los patrones estéticos que rigen el mundo
moderno. Los videos cubanos reproducen los
estereotipos internacionales.
«El problema es que
muchas veces los textos de las canciones populares
se mueven dentro de los códigos del machismo: un
hombre con buena posición económica y la mujer en
función de él. Entonces, si la mayor parte de los
clips describen las letras de las canciones, es
lógico que salga el cantante rodeado de todos esos
esquemas: dinero, carro de último modelo y varias
mujeres a su alrededor».
A Jessica Hernández y
Liudmila Bastos, ambas estudiantes de Economía, les
disgusta que las muchachas jueguen un papel
únicamente estético dentro de los videos clips:
«Solo bailan alrededor del cantante con la menor
cantidad de ropa encima».
«Incluso —continúa
Arcos— cuando en los videos la cantante es femenina,
también se explota la sexualidad de esa mujer. Las
vemos con determinada ropa que potencia sus
atributos físicos, se contonean, o caminan de
determinada manera para resaltar sus atractivos».
Sin embargo, Mauricio
Benítez, profesor emergente de una escuela primaria,
piensa que «le dan frescura al video, es una buena
estrategia para atrapar público».
Por otro lado,
Masvidal y el realizador Pavel Giroud coinciden en
que el video clip cubano sí refleja la realidad. «El
clip, como toda obra de arte, es un depositario de
resonancias y vibraciones del entorno, pasadas por
la poética del artista», asegura el primero.
«Los estereotipos
forman parte de la cultura», agrega. «En muchas
latitudes, aún en el siglo XXI, la cubanidad se
relaciona con ciertas características: una sociedad
machista, jaranera, bailadora, con hombres y mujeres
“calientes”, playas, mulatas voluptuosas. Pero
también hoy existe la Cuba turística y para
extranjeros, esa que venden en algunos videos clips
demasiado edulcorados. Está, además, la Cuba
profunda como llaman algunos, la del solar, el
barrio marginal. Esos también son estereotipos. Hay
otros realizadores que defienden en sus clips el
mundo interior de las personas, otros espacios
cubanos».
Muchos artistas
populares gustan de aparecer todo el tiempo en
pantalla. Así, llegan a arreglos con el realizador y
el video se centra entonces en potenciar esa
supuesta masculinidad y virilidad. Así se ven a sí
mismos estos artistas, enmarcados en el estereotipo.
Muchas veces sus intereses influyen más que las
concepciones del realizador sobre el video. Y no es
un fenómeno cubano, sino universal.
«Pero —prosigue
Masvidal— poner a circular esos estereotipos no es
malo. Incluso, la vocación de algunos realizadores
de parecer no cubanos e imitar modelos foráneos,
forma parte de la tradición cultural del país, pues
Cuba es una mezcla. En ese sentido, lo
verdaderamente autóctono es el espíritu de
recombinación. Entonces, utilizar el estereotipo en
la cultura no descalifica para nada a la
experimentación. Se trata de recombinar para innovar».
Según
Maylín Machado, esos clips, aunque muchas veces no
se exporten, se transmiten al exterior por
Cubavisión Internacional. No están hechos solo para
un mercado interno. «También ocurre que los
realizadores tienen contacto con las producciones
internacionales para mantenerse al día en su trabajo.
Eso implica que importen determinados códigos y
estereotipos».
Entonces, ¿hasta qué
punto influye el clip en el afianzamiento de
determinados valores? Machado asegura que «ese
género responde a los intereses de un mercado muy
específico. Muchas veces esos valores se
corresponden con el público que recibe ese tipo de
música. En algunos casos, esos son los ideales que
la gente tiene en la cabeza».
«A mí me cuadran un
mundo los videos de reguetón, sobre todo los de
afuera», afirmó Marcel Kindelán, estudiante de
Enfermería, para apoyar este último criterio.
Según Arcos, tienen
cierta influencia, pero nadie se identifica con algo
que no le interesa. «También interviene en esa
asimilación la formación previa de la persona. No
solo hay que ver esos productos como modeladores de
conciencia o posibles influencias sobre el
consumidor, sino también como reflejo de
determinadas necesidades y problemáticas de la
sociedad actual».
Es difícil llegar a
una conclusión absoluta. El video clip funciona como
una cadena circular: si bien a través de él se
pueden generar conductas, no es menos cierto que a
la vez se nutre de estereotipos ya establecidos para
llegar a su audiencia.
Mientras tanto,
jóvenes como Diana seguirán asumiendo los códigos y
mensajes de un producto publicitario tan masivo como
polémico.
Fijando paradigmas
De conjunto con
el Equipo de Investigaciones de
JR,
se realizó un sondeo en la capital del país
entre jóvenes escogidos al azar, con el
objetivo de conocer tendencias sobre el
impacto y el modo de recibir la información
que ofrecen los videos clips entre los más
nuevos.
Se entrevistó
a un total de 48 jóvenes, de ellos 17
estudiantes de tecnológicos, 19
universitarios y 12 de cursos emergentes,
todos entre 16 y 30 años.
A excepción
de tres de los jóvenes que participaron en
la indagación, quienes declararon no seguir
para nada el último grito de la moda, el
resto aceptó que muchos de sus paradigmas,
en cuanto a la imagen de cada cual, los
encuentran en los artistas, generalmente en
los videos clips.
¿La razón
predominante? El supuesto de que estos
materiales marcan los giros de la moda y
siempre están «en la última», precisamente
por la importancia que le conceden a la
imagen que proyectan hacia miles de
personas.
Una gran
parte de los encuestados opinaron que la
influencia de los videos clips, aunque son
un género con un público amplísimo,
dependerá también de la educación en el
hogar, la escuela y el medio donde crece
cada cual.
Por su parte,
otro buen número piensa que los videosclips
cubanos reflejan muy bien la realidad del
país. Si bien coinciden que algunos
contienen estereotipos fijados de antemano
por la sociedad.
Consideran
además que la mayoría de los clips que se
realizan en la actualidad son muy originales,
aun cuando se trate de un reguetón, género
tan polémico. Como ejemplo mencionaron el
último video clip de Eddy K, dirigido por
Bilko Cuervo.
El
boom del postmodernismo
El 28 de agosto
de 2005, en una conferencia de prensa
ofrecida en la Universidad de Chile, Ernesto
Fundora, realizador graduado en el Instituto
Superior de Arte (ISA) en 1992, expresó: «El
video clip diseña, define y constituye
patrones de vida. Este lenguaje, al poseer
múltiples funcionalidades, se convierte en
el maná de la cultura contemporánea —una
fuerza espiritual que existe en todas las
cosas—, lo que le otorga un valor distinto
(...), ya que no se valorizaría solamente
como un producto para el consumo, sino que
pone en juego sensibilidades y modelos de
pensamiento».
Los nuevos
tiempos, sin dudas, han generado en gran
medida una revolución en las concepciones
que se tienen del arte. La búsqueda continua
de nuevas formas de expresión y la aparición
del video como soporte de grabación fueron
factores decisivos en el nacimiento de un
nuevo discurso que conceptualmente se aleja
mucho de los elementos tradicionales en los
medios de comunicación.
El video clip
es el resultado del pacto comercial entre
música y televisión, medio que la industria
discográfica concibió como la mayor de las
vías de promoción, dado su elevado índice de
audiencia.
Es así como
este nuevo formato deviene estrategia de
marketing de la industria. Su principal
objetivo es vender un disco o canción,
además de la imagen del intérprete o grupo.
Surge estrechamente vinculado a la
publicidad, lo cual no implica que no
permita creación artística; son grandes las
controversias alrededor de esta disyuntiva.
Precisamente el video clip se ha convertido
en uno de los principales medios de
instauración de estereotipos sociales,
ideologías y modos de comportamiento a nivel
mundial.
No existen
códigos o reglas que definan la manera en
que un realizador crea un video clip, más
bien es un género que aunque se contempla
dentro de lo postmoderno, toma elementos de
corrientes audiovisuales anteriores y se
enriquece a sí mismo. Esta constante
renovación y el público al que va dirigido,
mayoritariamente joven, son factores que
obligan a experimentar. Esto último es
importante por la rapidez vertiginosa con la
que la juventud se identifica. Lo que puede
funcionar para atraer su atención hoy, al
año siguiente ya es obsoleto y, hablando de
la producción de videos clips, es un corto
plazo.
También la
representación de los intérpretes en
determinadas posturas y jugando diferentes
roles provoca la interacción de distintos
grupos sociales. Este es un factor
determinante para los realizadores que
tratan de captar la mayor cantidad de
identidades en las imágenes. De esa manera
se impulsa la expansión del formato clip en
función del consumo, pues la amplitud de
público es mayor.
Realizan balances jóvenes comunistas de Santiago de
Cuba y Holguín
Esas asambleas
provinciales pueron presididas por el
miembro del Buró Político del Partido, José
Ramón Machado Ventura
09 de diciembre
de 2007 00:48:42
GMT
SANTIAGO
DE CUBA.— Les costó tiempo, pero los
militantes del Comité de Base de la Empresa
de Gastronomía, en el municipio de San Luis,
llegaron a las esencias.
Su estructura
de base trabaja bien, se reúne, convoca a
trabajos voluntarios, discute sobre su
actividad fundamental, despliega
iniciativas... y su empresa, este año, hasta
sobrecumple los planes.
Sin embargo,
las numerosas quejas de la población del
municipio sobre las dificultades en el
servicio gastronómico, la falta de
estabilidad en la labor de varias unidades,
los pocos lugares adónde ir para los
sanluiseros, les han devuelto más de un
cuestionamiento.
¿Puede
decirse entonces que está trabajando bien
una estructura de la UJC en un lugar donde
no se cumple con calidad con la misión
fundamental, en este caso prestar un buen
servicio?
La reflexión,
introducida por la secretaria general de ese
comité de base, Yanelis Benítez, ilustró con
claridad el verdadero papel que corresponde
a la juventud comunista, como fuerza
movilizadora de todos los jóvenes en la
batalla por elevar la producción y los
servicios, tema que centró los debates de la
asamblea de balance de la UJC, celebrada la
víspera, en este oriental territorio.
Hubo consenso.
Esa estructura juvenil, como otras en el
país, tiene aún debilidades, que debe
transformar con iniciativa, previsión, luz
larga, preparación, argumentos para
convencer y crear conciencia, y, sobre todo,
con voluntad de hacer, si quiere estar a la
altura de lo que espera hoy el país de los
jóvenes.
El integrante
del Buró Político del Comité Central del PCC
José Ramón Machado Ventura, quien presidió
los balances juveniles de este fin de semana
en Santiago de Cuba y Holguín, les apoyó en
el razonamiento. Al decir del dirigente, el
país precisa hoy levantarse contra las
insuficiencias en muchos sectores, y ese
papel corresponde esencialmente a la
juventud.
Machado
Ventura argumentó que tales ideas no se
defienden con consignas, sino, ante todo,
con la clara conciencia del rol que asumen
en los nuevos tiempos, superando
concepciones como aquella de que cumpliendo
los planes productivos de cualquier manera,
aun soslayando el objeto social, se trabaja
bien.
Crear las
condiciones materiales que estimulen el
trabajo, defender el estudio y la superación
como vías para que el país cuente con
mejores obreros y contar con jóvenes de
vanguardia, con nivel ideológico en cada
puesto, son, en opinión del dirigente
partidista, armas imprescindibles en la
defensa actual de la independencia de la
Revolución.
Julio
Martínez Ramírez, primer secretario del
Comité Nacional de la UJC, defendió la
necesaria claridad que debe existir al
respecto entre los militantes, cuando les
ratificó a los delegados santiagueros que su
papel es hoy desplegar el combate contra lo
mal hecho en cada lugar en donde se
encuentren, y eso además de la ofensiva
contra la corrupción y las ilegalidades, la
indisciplina laboral o el derroche, incluye
atacar asuntos como el de la desvinculación
laboral o del estudio de algunos jóvenes.
«Es preciso
elevar la combatividad y meditar en todo
cuanto más podemos hacer para movilizar a la
juventud al trabajo y, sobre todo, desplegar
acciones para que no conviva un solo joven
con carné de la UJC que no sea consecuente
con la actitud de un militante, y mucho
menos que exista un solo miembro de la
organización desvinculado», defendió
Martínez Ramírez.
En la
asamblea santiaguera, que contó también con
la presencia del miembro del Buró Político y
primer secretario del PCC en esta provincia,
Misael Enamorado; Amaurys Quintana Quintana,
ratificado como primer secretario de la UJC,
dejó claro que en esa batalla la juventud
santiaguera seguirá teniendo el esfuerzo y
la conciencia como banderas.
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-12-09/realizan-balances-jovenes-comunistas-de-santiago-de-cuba-y-holguin/