Cultura
Un Edén cercano al infierno
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Ada Oramas
Historia paralela a la lucha por la independencia que, en determinados instantes, deja a un lado el intimismo del triángulo amoroso para mostrar imágenes un tanto alejadas de las narraciones emblemáticas de la epopeya, a partir de la tesis del director, Daniel Díaz Torres, refleja la lucha de acuerdo con “la personal perspectiva de cada personaje”.
Para valorar objetivamente la puesta en pantalla de la coproducción cubano-española, Camino al edén, el espectador debe asistir a la sala cinematográfica sin ideas preconcebidas que pudieran indisponerle ante determinadas bifurcaciones de la trama, las cuales exigen un análisis desprejuiciado por mostrar antagonismos con los enfoques de los libros de texto.
Me refiero a las causas de la guerra, emprendida por los cubanos para liberarse de su condición como colonia de una Metrópoli tiránica, pues esto no se trasluce en el discurso fílmico que –para el público cubano– resulta un tanto inexplicable y para los extranjeros sería constituir una tergiversación que podría impedir la comprensión de aquella realidad.
En el guión de Arturo Infante aparece también la imagen de la Reconcentración de Weyler, bastante edulcorada por cierto, y cuya inclusión en este largometraje plantea, como su objetivo, preservar la vida de los vecinos de la zona, ante el supuesto peligro del avance de las tropas mambisas, cuando en realidad la invasión liberaba territorios y en modo alguno representaba muerte y destrucción.
Evidentemente, la Reconcentración de Weyler significó una masacre de cubanos, como demuestran los documentos y testimonios de la época.
No hablo de situaciones explícitas, sino de escenas que podrían tener connotaciones polisémicas para quienes desconozcan la Historia de Cuba, aun cuando la idea central parta de una obra del General Enrique Loynaz del Castillo.
Desde el punto de vista de la trama, en tanto que ficción, observo situaciones poco creíbles, como las escenas pasionales del mambí y la esclava, en una casa donde apenas existía la privacidad desde el punto de vista auditivo, cuando el silencio de la noche no brindaba el menor amparo a los amantes.
Considero elevado el nivel de trabajo actoral de los intérpretes de Cuba y España. Los protagonistas muestran un desempeño verdaderamente notable en las caracterizaciones de Limara Meneses, como la esclava, curandera y casi maga, que perfila su personaje al pulsar las vibraciones de su pasión.
Pilar Punzano da vida a la española, seducida por el mambí, quien al verse engañada deja al descubierto lo artero de su carácter y, con el decursar de la acción del filme, pone en práctica los conocimientos aprendidos de la esclava, cura heridos y se transforma en he-roína, en impresionante desdoblamiento y un mínimo de recursos expresivos, a partir de transiciones muy fluidas.
En el personaje del sargento mambí, Lieter Ledesma incorporó con acierto al combatiente, en el cual primaba la sexualidad, y prolongó su estancia en aquella casa, donde las dos mujeres quedaron prendadas por los atractivos del joven insurrecto. Actor de carácter, poseedor de muy alto prestigio en el panorama cinematográfico de habla hispana, el español Álvaro de Luna tuvo un notable de-sempeño como el dueño y señor de aquellos contornos.
Asseneh Rodríguez asume el rol iniciado por Limara, al cabo de casi setenta años, a quien el nieto de su ama, de visita en Cuba, le hace recordar aquella etapa de su vida, en una actuación muy convincente, con la maestría que le caracteriza. En una breve intervención, Fernando Hechavarría confiere a su personaje los rasgos identitarios de un individuo egocéntrico, sin otra preocupación que sus ambiciones.
Camino al Edén posee indudables méritos técnicos y artísticos, a pesar de los señalamientos expresados, en una realización cinematográfica impecable, de Daniel Díaz Torres; la creatividad en el diseño de arte de Onelio Larralde, y una excelencia en la fotografía de Yamil Santana. Queda abierto el paréntesis para una segunda parte, titulada Edén perdido, cuyo estreno ha sido previsto para el mes próximo en las salas de cine de la capital.