Entrevista al
cubano Rafael Hernández,
Director de la Revista “Temas”
Montreal, Canadá
Septiembre 2007
Programa de Radio “La Noche se Mueve”
1210 AM,
Miami, Lunes a Viernes de 9 a 10 PM.
Con Edmundo García.
Simbología
EG.
Edmundo García
RH.
Rafael Hernández
EG.
Buenas noches Rafael y gracias por acceder a esta entrevista para “La Noche
se Mueve”, programa radial de Miami que se escucha de Lunes a Viernes por la
1210 AM, en el horario de 9 a 10 de la noche.
RH.
Buenas noches Edmundo, gracias a ti.
EG.
Rafael Hernández, el primer tema que quiero tratar es precisamente el de la
Revista “Temas”, para muchos es el espacio más plural dentro de la sociedad, la
cultura y la sociología cubanas desde el punto de vista académico y general,
¿Usted coincide con este planteamiento?
RH.
Yo creo que hay varias publicaciones en el campo de la cultura cubana que tienen
gran diversidad de puntos de vista y criterios, que tienen la posibilidad y de
hecho lo hacen, de publicar trabajos de autores cubanos, que viven en Cuba y
autores que viven fuera de Cuba. Yo diría que “La Gaceta” es una publicación
cultural prominente en Cuba, es la publicación que en su momento, a principios
de la crisis de los 90, representó un espacio para diferentes posiciones en el
debate, para la preservación de un intercambio en el terreno de las ideas que se
habían cancelado en otros espacios simplemente porque dejaron de existir, se
extinguieron con la situación del “período especial”.
“Temas” es una revista que surge precisamente en 1995 cuando empieza a rebasarse
el momento más difícil de la crisis de los 90 con el deliberado propósito de
construir un espacio para la discusión, un espacio para el debate en el terreno
del pensamiento, del arte y de la cultura en general y eso es lo que define a la
publicación, una revista de análisis, de pensamiento y de reflexión, pero una
revista que se dirige a propiciar espacios para posiciones diversas, para
criterios e interpretaciones diversos, es una revista que, como toda revista, se
fue construyendo a partir de un proyecto, pero en la realidad la revista es el
resultado de un desarrollo de doce años de trabajo, acabamos de publicar el
número 50 y ese desarrollo ha sido posible únicamente porque existe ese nivel en
este momento de desarrollo, de acumulación en los estudios de ciencias sociales
y en los estudios culturales cubanos.
Esta Revista hubiera sido imposible en 1980 o en 1975 y no solo porque el
contexto político cubano de ese momento era diferente, sino porque la propia
acumulación en el plano de la cultura de las instituciones de la cultura, de los
centros de investigación de las universidades no llegaba a ese punto.
Yo creo que la revista recoge, en ese sentido, una realidad, no es una parcela
parlante dentro de un territorio silencioso y sería muy malo que fuera así, la
revista forma parte de una eclosión de publicaciones periódicas que, en el
terreno de la cultura y del pensamiento social, se han ido desarrollando en Cuba
y que se fueron redesplegando, resurgiendo y apareciendo por primera vez,
algunas de ellas a partir de mediados de los años 90 y que incluyen revistas
como “La Gaceta”, como “Revolución y Cultura”, “Debates Americanos”, “Opus”
“Habana”, como la propia revista “Casa de las Américas” que ha tenido una
recuperación importantísima, la revista “Unión”, o como las revistas que no
están al amparo de ninguna institución como el Ministerio de Cultura, el
Ministerio de Ciencias, el Ministerio de Educación Superior o de universidades
como es el caso de la revista “Caminos” que es del centro Martin Luther King que
es de una Iglesia Bautista.
Las Iglesias Protestantes y la propia Iglesia Católica publican revistas que
circulan libremente en Cuba, o sea, forman parte de un repertorio de
publicaciones periódicas que constituyen un espacio de expresión muy plural y
muy fuerte.
EG.
¿Tiene Usted un medidor para saber si los temas que se exponen, que se
abordan en la revista “Temas” después se convierten en hecho o tienen una
consecuencia mayor en la sociedad cubana?
RH.
La revista hace unos años le encargó una encuesta al Centro de Investigaciones
Sociales del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión) que tiene un equipo
técnico que hace estudios de opinión pública muy eficaz y encontramos varias
cosas. La investigación se hizo en 12 de las 14 provincias nuestras y los
resultados fueron muy interesantes e inesperados para nosotros. Descubrimos que
la mayor parte de los lectores de la revista son maestros… una revista como
ésta, en cualquier lugar del mundo, la leen esos que se llaman intelectuales,
que son una elite…
EG.
¿Usted dice “esos” porque tiene algo contra los intelectuales? ¿No pensará
como aquel ministro de Franco que decía: cuando oigo de intelectuales y cultura,
saco la pistola?
RH.
No, no creo que diría algo como eso nunca. Creo que de hecho hay temas y asuntos
que solo le interesan aun pequeño grupo de gente dentro del mundo intelectual,
lo cual no hace a esos asuntos menos legítimos y a esas reflexiones menos
legítimas, son cosas muy especializadas. Eso ocurre en el terreno de la
literatura, del arte, de las ciencias sociales, ocurre en el terreno de la
medicina y ocurre en el terreno de la computación y ocurre en todas las ramas
del conocimiento. Lo que convierte estos temas en temas culturales es que tengan
una resonancia en la sociedad y nosotros encontramos que la revista es leída en
su mayoría por maestros, el 23 porciento de los lectores son maestros, el 16
porciento son investigadores, cosa que era esperable y el 11 porciento son
dirigentes y esos no son los lectores de una revista intelectual.
EG.
Y este último grupo, ¿cómo reacciona frente a la revista?
RH.
Yo creo que ese último grupo reacciona frente a la revista como reaccionan los
demás grupos. Nosotros siempre recibimos comentarios diciendo: me gustó mucho
esto, me gustó mucho aquello, no me gustó este artículo, no me gustó esto otro y
eso responde exactamente al propósito de la revista. La revista publica
artículos con los cuales la dirección, el consejo editorial de la revista no
comparte el punto de vista, pero lo consideran buenos artículos, están bien
estructurados, son análisis interesantes, son provocativos, están fundamentados,
no son simplemente textos de opinión, son artículos que incluyen además un
análisis y un juicio, que incluyen una fundamentación…
EG.
¿E investigación?
RH.
En muchos casos son basados en investigaciones, en buena medida están basados en
investigaciones.
EG.
¿Usted piensa que con el tiempo este se convertirá en el modo de hacer la
prensa en Cuba, la prensa general, para todo el mundo?
RH.
Cuando yo hablo con mis amigos periodistas, esto es lo que ellos quisieran
hacer. Cuando los periodistas cubanos son confrontados y se les achaca la
responsabilidad por el estado de los medios de comunicación en Cuba y por los
problemas y deficiencias de los medios de comunicación en Cuba, cosas que son
públicas y sobre las cuales nosotros hemos publicado textos en “Temas” y otras
revistas, yo siempre digo que está claro que esta no es la responsabilidad de
los periodistas, cuando uno habla con los periodistas el 99 porciento de las
veces están de acuerdo en que esos son los problemas de la prensa y que ellos
quisieran hacer un tipo de periodismo diferente.
EG.
¿Cuál sería su criterio de los problemas fundamentales que tiene hoy la
prensa cubana?
RH.
Bueno, yo creo que la prensa cubana tiene el síndrome de la oficialidad. Todo lo
que aparece en la prensa, en todos los periódicos, se considera que tiene que
tener un grado de consagración, de formulación, de identificación, desde el
punto de vista digamos de haber sido bendecido o aprobado o representativo del
punto de vista de las instituciones oficiales y eso para mí es una aberración,
eso para mí es una aberración. Yo creo que la sociedad tiene que identificar en
los medios de comunicación su caja de resonancia, que una sociedad con el nivel
de cultura, con el nivel de educación que tiene Cuba, se merece unos medios de
comunicación que estén a la altura de ese nivel…
EG.
¿Sigue ocurriendo en Cuba que si el “Noticiero” de las ocho, “La Mesa
Redonda” o “Granma” no lo dicen, simplemente no ocurrió?
RH.
No, yo creo que hay varios factores que han cambiado eso. Primero yo diría,
teniendo toda la crítica, identificándome con todas las críticas que se le hacen
a los medios de difusión en Cuba, yo diría que hay grados, yo diría que no es lo
mismo el tipo de cuestionamiento o crítica que se presentan en “Juventud
Rebelde” que los problemas o visión que se presentan en “Granma” o
“Trabajadores”, yo empezaría diciendo que son tres periódicos que no son iguales
si uno puede leer la prensa detenidamente. Yo creo que en los canales nuevos, en
los canales educativos de la televisión, particularmente aparecen programas que
propician la discusión, que propician el debate y que propician la proyección de
criterios diferentes. Yo creo que la radio cubana es otro espacio distinto.
Nosotros en “Temas” hacemos todos los meses una mesa redonda abierta al público
y hace dos meses hicimos una sobre la radio como espacio de debate y hubo mucha
crítica a los problemas que hay para desarrollar programas de debate en la
radio… pero en la radio hay programas de debate y yo creo que esto es también
importante tenerlo en consideración. Yo creo, por ejemplo, que programas como,
”Hablando Claro” que es un programa de “Radio Rebelde” a las 12:30 p m todos los
días, es un programa que tiene una tremenda audiencia y es un programa donde se
plantean problemas diversos.
EG.
La radio es un medio que me es muy cercano, desde Cuba hasta aquí… el hecho
de que los oyentes puedan participar abiertamente, puedan llamar y dar una
opinión abierta sin que se filtre la llamada o sin pregrabarla, ¿ese hecho está
muy distante en la radio de Cuba?
RH.
Yo creo que hay programas, yo he estado en programas en vivo donde se reciben
llamadas y se reciben directamente, yo me he sorprendido de preguntas que me han
hecho a mí en programas de la radio…
EG.
¿Cómo cuál que Usted recuerde?
RH.
Bueno, a mí me han preguntado muchas de estas cosas que tú me estás preguntando
en “Radio Metropolitana”, en “Radio Ciudad de La Habana” y yo incluso he mirado
al periodista y le he dicho: ¿tú quieres que yo te responda eso aquí mismo? Y no
se lo he dicho delante del micrófono pero se lo he hecho entender y me ha dicho,
sí, sí, cómo no, vamos a hablar de todas estas cosas.
EG.
¿Cómo ve Rafael Hernández la Cuba del futuro, dentro de 10 ó 15 años, cómo la
ve Usted?
RH.
Bueno, dentro de mis oficios no estar el de ser pitoniso… (Risas)… siempre tengo
muchos recelos de esos pronósticos, ni los pronósticos del tiempo que son
científicos, son exactos. Yo puedo decirte lo que yo veo que está presente en el
ánimo de mucha gente en Cuba, la gente quiere tener una sociedad socialista, yo
creo que mucha gente, una gran parte del pueblo cubano quiere un socialismo
nuevo, cambiado, a la altura de la propia población cubana y del contexto en el
cual se vive. Un socialismo capaz de resolver el problema del transporte, de la
alimentación y de la vivienda, pero también un socialismo donde los ciudadanos
puedan participar de una manera más eficaz, que haga que el sistema tal y como
está diseñado funcione de una manera efectiva, donde la opinión y la
participación de la gente no se haga solo en el plano de la movilización y de
las consultas a la población, que en ese plano el sistema cubano funciona con
niveles bastante altos de participación, sino en el plano de la toma de
decisiones y en el plano del control de las políticas. Yo creo que en el plano
de la toma de decisiones y en el plano del control de las políticas, es
imprescindible que el nivel de participación popular aumente, que las
instituciones de la representación popular, desde los órganos del Poder Popular,
los centros de trabajo, las organizaciones de masas tengan realmente la
capacidad de decidir en las políticas y en la vida de las gentes y en la
solución de los problemas.
EG.
¿Esos serían los llamados cambios estructurales mencionados por Raúl Castro en
el discurso del 26 de Julio?
RH.
Yo creo que sí, yo creo que cuando él está hablando de cambios estructurales no
está hablando solo de reformas económicas de un tipo o de otro, yo creo que está
hablando de cambios fundamentales y de lo que significan en el lenguaje político
cubano.
EG.
¿Hay reticencia a estos cambios, hay sectores dentro de la propia dirección
cubana que representan una posición conservadora, ortodoxa y otros una posición
renovadora?
RH.
Yo creo que la pluralidad, y eso es parte de lo que hace un rato me preguntabas
en cuanto a la revista, yo creo que la pluralidad es parte de lo que el
socialismo tiene que ser capaz de gestionar, de bregar, como dicen los
puertorriqueños, de bregar con el asunto.
EG.
¿Aún con sus
minorías?
RH.
Exacto. Yo creo que las posiciones más ortodoxas y conservadoras no están solo
en la burocracia o en las estructuras de poder, están también en la calle, en la
población. Uno habla con la gente que tienen posiciones conservadoras y no
quisieran que cambiara nada o quisieran que mejoraran ciertas cosas pero que
todo lo demás funcionara igual. Otras personas que quisieran que se produjeran
cambios muy radicales y cambios que virtualmente serían una forma de capitalismo
y hablamos con otras que quisieran que se produjeran cambios fundamentales
importantes, pero manteniendo lo que se supone que el socialismo desarrolla, no
solamente un estado de bienestar social sino que es también una democracia más
plena y popular. En ese sentido yo no identifico en el gobierno posiciones
diferentes a las que pueden encontrarse en la población.
Finalmente, yo creo que prevalecerá y sin romper esa concertación, esa
conciliación entre posiciones diferentes, que es lo que políticamente puede ser
más complejo, prevalecerá una línea de cambios paulatinos.
EG.
El tema de la ideología. Algunos observan que la ideología cubana pudiera
quedarse rezagada en estos momentos con respecto al propio desarrollo del país.
¿Cómo Usted lo ve?
RH.
Depende a lo que se llame “ideología”. La ideología es un conjunto
contradictorio y muchas veces no objetivo acerca de los problemas de la
realidad, acerca del mundo real que gira alrededor de uno. Y lo que yo creo que
no se puede… si uno identifica la ideología con los discursos, los discursos
tienen un contenido retórico que muchas veces pueden hacer que la ideología
pueda ser cualquier cosa y yo creo que la ideología tiene que ver con ideas
contrapuestas, con ideas incluso que pueden ser muchas veces contradictorias y
que están presentes en el modo de pensar de la gente.
EG.
¿Hay un distingo en Cuba actualmente entre ideología y política?
RH.
Yo creo que sí, que la ideología y la política son diferentes, que la cultura
política y la ideología son dos cosas diferentes.
EG.
¿La política vendría a ser como lo efímero?
RH.
No, yo diría que la política es el plano de la práctica concreta de la
ideología…
EG.
¿La aplicación oportuna de la ideología?
RH.
La aplicación oportuna de decisiones que pueden estar conectadas pero de una
manera no lineal con la ideología, yo creo que no todo lo que ocurre en la
política está capturando elementos ideológicos de una manera lineal y te repito,
yo creo que la ideología es algo que responde a circunstancias sociales, a
factores sociales muy diversos, lo que pasa con la ideología es que a partir de
la crisis, la producción ideológica se descentraliza, la ideología ya no viene
contenida exclusivamente en el discurso político sino que está abajo y se
produce cada día en la calle, en las guaguas, en los ciudadanos que se
manifiestan, los discursos que se proyectan en la calle, que se proyectan en los
espacios públicos, que se proyectan en las instituciones también, son discursos
que producen ideología y esa diversidad de focos de la producción ideológica es
un fenómeno que desde los años 90 caracteriza una situación diferente en Cuba.
EG.
Déjeme volver a la misma pregunta… ¿en este momento el desarrollo del país en el
aspecto material va por delante del discurso ideológico?
RH.
Yo creo que el desarrollo del país no solo desde el punto de vista material sino
desde el punto de vista cultural, desde el punto de vista de la conciencia
social de la gente, desde el punto de vista del desarrollo de los cubanos, yo
creo que los problemas que tienen que ver con el desarrollo social en Cuba son
problemas que no se reflejan siempre, adecuadamente en las imágenes ideológicas
si tomamos como los órganos productores de la ideología a los medios de difusión
y esto es algo vinculado a lo que me preguntaste hace un rato.
EG.
El debate que se produjo hace unos meses atrás entre los intelectuales cubanos,
esta interpretación del decenio o el quinquenio gris… hay quien dice que esta
etapa nunca existió, que fue solo un constante intercambio de ideas, que no
existieron posiciones monolíticas, ni estalinistas y mucho menos maoístas… este
debate, en su criterio, ¿marca una pauta en la vida cubana o es solo una
interpretación, si se quiere tardía, de un proceso histórico?
RH.
Yo creo que
ese debate es un fenómeno complejo, yo creo que es un resultado de
insuficiencias que tienen que ver con la incapacidad con la cual se ha
recuperado la historia, por la falta de un análisis crítico de etapas
anteriores, con la falta de conocimiento de las nuevas generaciones de lo que
pasó. Para las nuevas generaciones lo que pasó en los años 70 u 80 es historia
antigua de la cual no saben porque nadie les habla de eso, porque en las clases,
en las escuelas y en los espacios públicos no se tratan estos temas, ni se
analizan críticamente estos temas. Fue muy bueno el debate en torno a ese
período, como quiera que se le llame: quinquenio gris o lo que sea; fue bueno
porque llamó la atención sobre una carencia importante que es la recuperación de
la historia de momentos anteriores, no como un cuento de hadas sino como una
historia problemática, difícil y de continuos enfrentamientos. Pero está
expresando también un problema actual, que se mantiene aunque de una manera
diferente, y es la preocupación por las relaciones entre los espacios de la
cultura y el pensamiento y los espacios de la política.
EG.
Una de las últimas reflexiones de Fidel “Los superrevolucionarios”, algunos no
entendimos y nos hemos quedado sin saber por qué se habla por una parte de
reformas económicas que irían a transformar determinados aspectos, como la
posibilidad de vender la vivienda, de abrir pequeñas empresas… lo que sucedió en
el año 92… y él habla de los superrevolucionarios, y yo me pregunto así, a vuelo
de pájaro… con qué cree Usted que tiene que ver esta reflexión, con Soledad
Cruz, con “Caos en la Red”, con “Rebelión” o con algún extranjero, con qué
tendría que ver esto?
RH.
Bueno, a mi me resulta difícil pensar en un nombre y no creo que se trata tanto
de un nombre como del hecho de que entre los que pueden tener o tienen visiones
críticas acerca de la realidad cubana, hay personas de la derecha que no son
enemigos ideológicos sino que son amigos que tienen opiniones y que estas
opiniones las manifiestan. Estas opiniones a veces resultan chocantes y a veces
resultan equivocadas… a veces un sector de la izquierda que simplificó la
realidad de la Revolución Cubana en el pasado, la vuelve a simplificar ahora…
EG.
¿Dentro y fuera de Cuba?
RH.
Cuando hablo de ese sector de la izquierda, estoy pensando en un sector de la
izquierda que está fuera de Cuba, que tenía una lectura simplona y que nosotros
ayudamos a que fuera simplona y que incluso ayudamos a que en ocasiones siga
siendo simplona, no entiende muchas de las cosas que pasan en Cuba. Cuando, por
ejemplo, uno va a Europa, a España o Francia, se encuentra que es impresionante
la ignorancia que hay y no solo entre personas que no tienen una relación de
solidaridad o de afinidad con Cuba o que son simplemente gente conservadora o
liberales, sino incluso entre amigos de la Revolución Cubana que no conocen la
realidad cubana y yo creo que eso es, en primerísimo lugar, culpa de nosotros
mismos.
EG.
En el caso del debate que se produjo con la participación de Soledad Cruz quien
fue Embajadora de Cuba, que en el pasado tuvo posiciones de línea dura, que ha
estado cerca de Raúl Castro… nos preguntamos si esto es así por obra y magia de
“Birlibirloque” o ésta es una forma de catalizar una opinión, de ver qué efecto
puede tener, un termómetro. No tenemos una interpretación que nos permita
clarificar algunas cosas que están sucediendo internamente.
RH.
La cuestión para mí no está en alguna persona, en Soledad o en otra, sino en el
hecho de que ahora, a diferencia del pasado, muchas de las cosas que no
aparecen recogidas en la prensa cubana pueden salir en Internet Toda la
discusión sobre el quinquenio gris se desencadenó a través de correos
electrónicos, de manera que las publicaciones periódicas pueden ignorarlas, los
medios de comunicación oficiales pueden ignorarlos y eso no significa que no se
siga irradiando, que no siga desarrollándose, eso es algo nuevo. Ocurre, por
ejemplo, que alguien en Cuba, Soledad Cruz o Tío Juan de los Palotes, puede
mandar un artículo con opiniones críticas, que no saldrían en ningún órgano de
la prensa cubana, a un sitio web que se puede leer dentro y fuera de Cuba, que
rebota y puede producir una especie de algazara porque resulta un fenómeno
interesante. Yo he comprobado lo siguiente, y permíteme que te ponga este
ejemplo: yo he comprobado que nosotros, la revista “Temas”, ha tratado de
sugerirle a los periodistas un tema en artículos largos, analíticos, etc.,
algunas cuestiones, algunos problemas y la prensa extranjera representada en
Cuba no lo refleja.
EG.
Y ¿por qué?
RH.
Porque no lo leen, simplemente porque no lo leen.
EG.
Y ¿por qué se la mandan?
RH.
Porque está disponible, está disponible la revista, se vende en librerías, etc.
EG.
¿Usted cree que hay un prejuicio dentro de la prensa extranjera a la hora de
reportar sobre Cuba?
RH.
Yo creo que a veces los periodistas extranjeros escriben sobre temas que las
redacciones en sus países de origen les instruyen y ya sabemos cuáles son esos
tremas: la salud de Fidel Castro, los disidentes, los apagones… Nunca van a
recibir instrucciones de que se lean las revistas culturales porque son largas,
páginas y más páginas y a veces no les alcanza el tiempo por su trabajo del día
a día. Lo que te quiero decir es que basta con que alguien en Cuba mande un
artículo como el de Soledad Cruz, señalando asuntos controversiales y que
anteriormente han sido tratados en algunas de estas publicaciones que menciono,
a una página web, a “Caos en la Red” o “Rebelión” o lo que sea, para que los
corresponsales extranjeros inmediatamente detecten que ese artículo está
circulando.
EG.
O sea, ¿Usted me está diciendo que ya la revista “Temas” había adelantado todos
estos puntos antes que saliera el artículo de Soledad Cruz?
RH.
Algunos de esos temas y muchos otros que tienen que ver con el famoso asunto de
qué políticas económicas que se van a implementar en los próximos años y el
debate en torno a eso… nosotros en la revista le hemos dedicado dos números a la
economía. Y si aparece un artículo de alguien diciendo que debía haber pequeñas
y medianas empresas privadas y que debía haber cooperativización en “Caos en la
Red”, al otro día los corresponsales extranjeros están tratando de identificar a
esa persona como si por primera vez se tratara el tema en Cuba.
EG.
Bueno, talvez vale la pena un poco de marketing, filtrar algunos temas de la
revista “Temas” y ponerlos en discusión si ese es el medio que tiene éxito… un
poco de “mercadeo”, diría yo.
RH.
De hecho todas estas publicaciones cubanas, incluyendo a “Temas” están en
Internet.
EG.
¿Cómo ve Usted las medidas económicas, Rafael? Como observador profundo, ¿a
dónde nos abocamos, hacia dónde y cuándo?, sabemos que va a ser lento… ¿cuáles
cree Usted que van a ser esas transformaciones económicas y qué impacto van a
tener?
RH.
Yo, como te decía hace un rato, no puedo vaticinar eso, mi oficio ni siquiera es
el de la economía, pero como observador y como amigo de economistas y de gente
que se mueve dentro de ese campo y tratando de entender ciertas lógicas, yo
diría que las reformas económicas que se empezaron a implementar entre el 93 y
el 96 y que se interrumpieron… lo razonable sería que algunas cuestiones que
estaban planteadas en ese momento pudieran tener continuidad, permanecer en la
agenda de cosas pendientes. Esto incluye cosas tales como el manejo de
producción cooperativa para otros sectores que no son la agricultura, esto
incluye cuestiones tales como la legalización de pequeñas empresas que no sean
solo los paladares, esto incluye la cuestión de facilitar iniciativas en el
sector de los servicios, esto incluye cuestiones que tienen que ver con las
facilidades para salir y entrar al país.
Algunas de estas cosas, incluidas por Soledad Cruz en ese artículo y que forman
parte de la conversación cotidiana en Cuba, la necesidad de resolver problemas
como la alimentación y la vivienda, aconsejarían la asignación más
descentralizada de recursos, la posibilidad de autogestión, la posibilidad de
que la comunidad pueda participar más en la solución de los problemas. El
problema de la vivienda es para mí el problema más complejo de la situación
material que viven los cubanos y ese problema no tiene solución si no hay un
proceso de descentralización en que la gente pueda reparar y construir viviendas
por medios propios…
EG.
Y venderlas y comprarlas…
RH.
Sí, naturalmente venderlas y comprarlas porque la Ley originalmente previó que
la vivienda era propiedad de los ciudadanos y lo lógico es que ellos puedan
hacer con su propiedad lo que quieran, venderla y también comprar.
EG.
Una de las cosas que me llama la atención mirando a Cuba son los actuales
debates. Cuando participa Fidel Castro con posiciones que pueden ser críticas
sobre estos debates, anteriormente cualquier cosa que Fidel Castro dijera se
transformaba inmediatamente en política… ahora no es así, o sea, una opinión
crítica de Fidel Castro no se convierte inmediatamente en política activa.
¿Usted coincide con esto?
RH.
Fidel Castro, más allá de las implementaciones administrativas de sus opiniones
o de sus criterios y de que esos se conviertan o no en política, más allá de
esto, en Fidel Castro -y esto no se debe olvidar- su mejor cualidad radica
precisamente en su capacidad de influencia sobre la población cubana.
EG.
Pero Rafael, años atrás cualquier punto que Fidel reforzara inmediatamente se
convertía en un hecho político de prioridad. Actualmente aparecen sus
reflexiones y no pasa nada, la vida sigue su ritmo cotidiano y estábamos
acostumbrados por 50 años a que cuando él dijera algo enseguida fuera un hecho,
ahora solo se queda en sus reflexiones… o sea, que han cambiado las reglas del
juego, quizás por su salud.
RH.
Yo te diría que la voluntad de los líderes políticos, la de Fidel y en general
la de los líderes políticos, no necesariamente se convierte en política y no
necesariamente se convierte en una práctica efectiva.
EG.
Pero antes sí era así…
RH.
Déjame ponerte un ejemplo, todo el mundo sabe que a Fidel no le gusta la idea de
la apertura al mercado, no solo al mercado en general sino a los mercados que se
abrieron en el año 92, que a Fidel no le gusta la idea de la expansión de
espacios de la pequeña empresa y que en particular el mercado agropecuario que
se abrió en 1993 era una idea que a él no le simpatizaba, pero fue una necesidad
política. La política no es el reino de la voluntad y los deseos, la política
también es el reino de las necesidades y es importante que existan voluntades,
es saludable que existan intenciones, que existan valores en la política y que
al mismo tiempo exista pragmatismo, que exista realismo… pero ese no es el
camino que hay que tomar necesariamente porque los pragmáticos bien pueden tener
sus problemas, el pragmatismo para resolver cualquier problema puede llevarnos a
lugares donde no queremos llegar y yo creo que la existencia de una conciencia
crítica que diga ¡cuidado!, porque el mercado nos puede llevar al capitalismo,
¡cuidado!, eso también es bueno.
EG.
El capitalismo me enseña a simplificar… para poder entender mejor ahora mismo
¿Raúl sería el pragmatismo y Fidel la utopía?
RH.
Yo creo que los políticos no son enteramente utópicos porque no serían
políticos, ni son puramente pragmáticos; ellos tienen una voluntad, tienen un
proyecto y quieren hacer cosas que no siempre pueden hacer. Decía un clásico que
la política es el arte de lo posible y no el arte de lo que yo quiero hacer.
EG.
Rafael hay algo que me gustaría tratar con Usted, un tema que se llama
“transitología”, cuando oímos hablar de transiciones y de sucesiones ¿es porque
existe un estudio sobre lo que sería este fenómeno en la sociedad cubana?
RH.
Bueno, el último número de la revista “Temas” que se puede leer en Internet está
dedicado a las transiciones y una de las cosas que publica es una comparación de
los procesos que han tenido lugar en la Unión Soviética o Rusia, en Europa del
Este, en Chile, en España, en Centro América, en China y Vietnam. Uno se va a
encontrar en primer lugar que estamos hablando de procesos muy diferentes. En
Cuba el término transición se utilizó desde los años 60 para hablar de la
construcción del socialismo, esa es una transición que no es la de Europa del
Este, no es la transición china tampoco, pero está mucho más cerca de la china o
la vietnamita en el sentido de que es un proceso de reformas dentro del
socialismo. La “perestroika” en los años 80 proponía un cambio, una
modificación, una reforma del socialismo y terminó en otra cosa, terminó en un
cambio que no estaba previsto por los que la iniciaron. En la situación cubana
cuando uno pregunta sobre los problemas de la transición actual - y esto es lo
que hace este último número de la revista con un grupo de intelectuales y
también de dirigentes políticos cubanos - se asume la idea de la transición
como un proceso de reformas del socialismo y hay un gran consenso respecto a la
importancia, a la necesidad de transformar el socialismo cubano, de transformar
el modelo cubano, de que el sistema socialista perviva bajo un modelo diferente,
un modelo que se pueda autocorregir…
EG.
¿Estamos hablando de trotskysmo? porque Celia Hart habla de Trotsky y de
“revolución permanente”… ¿se está reivindicando a Trotsky?
RH.
Cuando Trotsky hablaba de “revolución permanente” no hablaba exactamente de esto
que yo estoy diciendo ahora, y lo que quiso decir Celia Hart es algo que no
conozco muy bien. Estoy hablando, en este caso, de la necesidad de corregir el
modelo de una manera continua, que está presente en la idea misma de Fidel
cuando habla del socialismo, cuando se produce el referendo sobre la
intangibilidad del socialismo, él dice: sí, el socialismo es intangible en el
sentido de que es un proyecto que tenemos que preservar, pero el socialismo no
es intangible en el sentido de que no se puede tocar, hay que tocarlo todos los
días, dice él, hay que tocarlo todos los días y hay que corregir todo lo que hay
que corregir… y lo que hay que corregir muchas veces es algo que tiene que ver
con maneras de pensar, con las ideas, no tiene que ver con recursos materiales,
no tiene que ver con cosas para las cuales no tenemos abundancia o no tenemos lo
necesario materialmente, son modos de pensar y en este momento eso se está
produciendo en Cuba y yo creo que ese es un rasgo fundamental de la transición,
un modo diferente de pensar que está emergiendo en el socialismo.
EG.
A mí me llamó la atención cuando Celia Hart habla del trotskysmo y trae la
figura del Che y la califica como admiradora de León Trotsky. La figura del Che
sí tiene un gran impacto en la sociedad cubana, muchos no saben quién es Trotsky
pero el Che sí, y ella argumenta que el Che Guevara era un hombre muy cercano al
pensamiento trotskysta en cuanto a los cambios permanentes revolucionarios, por
eso es que no lo entiendo muy bien y quisiera que Usted lo explicara…
RH.
Yo creo que puede resultar confuso tratar de identificar lo que está pasando en
Cuba con una etiqueta, con trotskysmo o con un guevarismo renacido o algo de
eso, Yo creo que Trotsky no es una figura muy conocida en Cuba o muy estudiada
en Cuba, como tú bien dices, pero yo no diría que el Che Guevara es estudiado en
Cuba como debería ser estudiado, yo creo que la mayor parte del pensamiento
político del Che Guevara no se conoce bien. Hace poco acaba de salir un libro
sobre el pensamiento económico del Che…
EG.
¿Hace poco o hace 15 años?
RH.
No, no te hablo de “El Pensamiento Económico del Che” escrito por Carlos
Tablada, yo hablo de un texto muy reciente, de documentos inéditos del Che que
se han editado recientemente donde el Che es muy crítico del modelo económico
soviético y plantea una serie de problemas relacionados con la complejidad de la
economía socialista. Pero “El Socialismo y el Hombre en Cuba” que es el texto
clásico del Che, hemos descubierto en trabajos que hemos publicado en la
revista, que muchísima gente, una enorme cantidad de gente, incluidos
estudiantes universitarios, no lo han leído nunca y esta obra plantea algunos
problemas que tienen que ver con los peligros de la burocracia en el socialismo,
con la cuestión de la democracia popular en el socialismo, con los problemas de
la burocracia en el terreno de la cultura. El Che advierte sobre todos los
problemas que después ocurrieron en el quinquenio gris.
El Che no ha sido recuperado en su visión crítica del socialismo y de los
modelos del socialismo real que nosotros padecimos después en los años 70 y yo
creo que no es casual que no se haya recuperado, yo creo que una relectura del
Che hoy nos devolvería un grupo de problemas fundamentales del socialismo como
problemas y como cultura cívica, como cultura de la gente. Yo pienso que esos
problemas no son problemas que conoció Trotsky porque él nunca llegó a vivir
estas experiencias que nosotros hemos vivido.
Se dice que Cuba tiene cuarenta y pico de años de socialismo y que es una
experiencia pobre, yo no creo eso, han pasado muchísimas cosas, hemos pasado por
etapas diferentes y a estas alturas sabemos cómo no se construye el socialismo y
eso ya es un gran aprendizaje.
EG.
¿Y cómo se construye?
RH.
Bueno, saber cómo no se construye, qué cosas no debemos hacer porque nos
conducen al abismo, qué peligros, qué cosas nos pueden conducir al abismo, ya
eso es un gran aprendizaje.
EG.
(Risas)… Rafael, me tengo que reír porque a estas alturas, después de 50 años
Usted me dice que no sabemos cómo se construye el socialismo pero que sí sabemos
cómo no se construye…
RH.
El socialismo, y esa es una de las cosas a recordar del Che, es un proceso de
intento y error, de experimentación constante, no hay libros para construir el
socialismo, nosotros creímos o mucha gente se creyó en los años 70 que había
textos canónicos para construir el socialismo y el Che deja eso perfectamente
claro, que todo era una mentira, que todo eso es una falsa ciencia, una falsa
certidumbre. Nosotros no tenemos solamente la experiencia cubana, nosotros
tenemos que sumarle a los 40 y pico de años cubanos los 60 y pico de años de la
Unión Soviética, los 50 años de los chinos y de los vietnamitas, de los países
de Europa del Este, de los coreanos… el otro día yo me puse a sacar la cuenta y
tenemos como 270 años sumados de experiencias socialistas, de cosas mal hechas
y de cosas bien hechas y saber cuál no es el camino ya es muchísimo.
EG.
¿Usted cree que existe una influencia del “socialismo del siglo XXI” de Hugo
Chávez en Cuba, o sea, hay una influencia de Venezuela en Cuba?, porque se habla
siempre de que Cuba influye en Venezuela ¿pero este proceso puede ser viceversa?
RH.
Mira yo creo que lo que Chávez quiere decir con “socialismo del siglo XXI” no es
algo que esté totalmente definido, clarísimamente definido como un modelo de
socialismo. Yo creo que la problemática del socialismo en el siglo XXI es una
problemática que, como te decía hace un momento, requiere creatividad, requiere
invención, requiere apertura mental y requiere tener claros los peligros, las
amenazas y los vericuetos. Para contestar a tu pregunta, lo más importante de
las experiencias latinoamericanas es que Cuba no puede estar al margen de ellas.
EG.
O sea que Venezuela está influyendo en Cuba.
RH.
Sí, desde el punto de vista de considerar que el socialismo no es lo que
nosotros tenemos sino que también puede ser algo muy diferente y que es lo están
haciendo los venezolanos, es algo que nos puede servir a nosotros para
inspirarnos y pensar en nuestro socialismo también de una manera diferente.
EG.
Y a nivel de base los venezolanos tienen muchos puntos de diferencia…
RH.
Claro que tienen muchos puntos de diferencia, algunos más interesantes y otros
más desventajosos.
EG.
Y son dos procesos socio-históricos diferentes…
RH.
Claro, ellos no pueden reproducir nada de lo que hemos hecho nosotros o muchas
de las cosas que nosotros hemos hecho, lo que explica que en Cuba tengamos el
sistema económico que tenemos, el sistema político que tenemos, eso no tiene
nada que ver con la ruta histórica venezolana, de la misma manera que el proceso
nuestro tampoco se puede convertir mañana en una imitación del proceso
venezolano, sería ridículo.
EG.
¿Puede haber algunos aspectos, algunos procesos de los cuales Fidel pudo haber
advertido a Chávez, errores que se cometieron para que no se repitan?
RH.
Yo tengo total conciencia y me consta que Fidel Castro históricamente, desde los
sandinistas hasta hoy, desde Chile hasta hoy, ha estado aconsejando,
moderadamente en términos de realismo, a los líderes socialistas
latinoamericanos.
EG.
¿Cómo piensa Usted que van a insertar estos mensajes en una juventud cubana que
no vivió la parte épica de la revolución, que no disfrutó de cierta abundancia
de los 80 y que lo que hereda es el “período especial”, que nace o se desarrolla
en una época de apagones, de limitaciones y de carencias. ¿Cuáles serían los
resortes para que esa juventud se enganche y no vaya hacia otro rumbo, qué
piensan Ustedes?
RH.
La juventud tiene que participar, si la juventud no participa, si no expresa sus
opiniones, si no interactúa y es parte del debate, si no escribe y publica, si
no entra en una discusión y en un intercambio… yo creo que no va a haber ninguna
posibilidad de que se le traslade o que se le aporte, no que se le inserten
cosas en la cabeza, sino que se trasladen y se le puedan aportar
constructivamente, positivamente experiencias que han tenido las viejas
generaciones. Yo creo que los jóvenes tienen que tener un espacio de poder mayor
en la sociedad cubana y que en la construcción de ese espacio de poder, en la
apertura de ese espacio de poder, en la conquista de esos espacios de poder,
porque no todo está dado en la vida, sino al contrario, muchas cosas hay que
conquistarlas, en eso está la experiencias política, el aprendizaje político y
la capacidad de formación política de las nuevas generaciones.
Déjame añadirte algo más: yo creo por ejemplo, que no hay educación política más
importante para un joven que salir al exterior, salir y regresar, volver a salir
y volver a regresar y ver con sus propios ojos el mundo exterior…
EG.
Y que eso no implique que se fue ni que se quedó…
RH.
No, claro que no. Yo creo que no hay ningún discurso, ninguna clase, ningún
mensaje que se le pueda “insertar” en la cabeza a un joven, yo no creo que el
asunto consiste en insertarle nada, yo creo que el asunto consiste en
facilitarle que tenga experiencias políticas y yo diría que la de salir del país
y poder volver, la de irse dos, tres, cuatro años, el tiempo que sea y poder
volver y vivir por sí mismo la experiencia de otras sociedades y entender qué es
la igualdad, qué es la libertad, qué es la democracia, qué es la posibilidad de
desarrollo personal, qué son las responsabilidades individuales y cómo es que
funciona el mundo… es una cosa insustituible desde el punto de vista de la
formación política y esto es imprescindible. Yo hablo mucho con gente joven y
tengo relaciones con personas jóvenes y esa posibilidad de salir y regresar es
extraordinariamente efectiva en términos de engancharse - como dices tú - o de
auto-engancharse en problemas que te permiten ver la realidad cubana diferente y
tu regresas a Cuba y dices… ah, pero esto ahora yo lo entiendo de otra manera…
EG.
Y Cuba debería contribuir a que eso se pudiera hacer, no limitar a la gente para
que regrese, sino que sea algo normal, lo que sería algo normal en cualquier
lugar…
RH.
Absolutamente.
EG.
El último tema, Rafael… se está enfatizando mucho en que la constitución étnica
de la población cubana ha cambiado en estos años, que los negros y mulatos han
aumentado, que los blancos son menos, que no hay representatividad… éste es un
discurso, a veces machacón y tengo que decirlo así, en los medios hispanos de
los EU. Sobre este tema de lo racial… ¿qué pasa, cuál es su reflexión sobre
esto?
RH.
Durante muchos años el tema de las diferencias raciales fue tabú porque se
suponía que la revolución había resuelto todos los problemas de igualdad porque
había creado un marco legal, un marco institucional, político y social para
facilitar la igualdad. Yo creo que Cuba racialmente es la cultura más
igualitaria que yo conozco, lo que pasa es que subsiste el prejuicio racial,
subsisten formas de discriminación racial. Un hombre o una mujer a la que tú le
preguntes si tiene prejuicios raciales te va a decir que no y te va a demostrar
que no, porque sus mejores amigos, los más íntimos, son negros o mulatos y
entonces viene la pregunta: ¿y tú estarías de acuerdo con que tu hijo o tu hija
se casen con un negro o con un mulato? Entonces es cuando tú estás tocando la
fibra más íntima, más honda de la gente, la más privada, en ese punto habita
todavía el prejuicio racial. Este es un prejuicio que no solo está en la mente
de las personas blancas sino en la mente de personas de cualquier color y tiene
que ver con la autoestima, tiene que ver con que no es lo mismo ser mulato que
ser negro o ser blanco, tiene que ver con su propia autoestima. El problema es
mucho más complejo y nosotros hemos publicado varios textos en la revista
referidos es este tema.
EG.
En La Habana yo noto mucho menos eso, yo noté muchos matrimonios interraciales y
noté en La Habana un cambio, no se si es así ni cómo es en el resto del país.
RH.
Yo diría que los matrimonios interraciales se mantienen, yo creo que sí existen
muchos matrimonios interraciales en el contexto actual y tienen una índole
particular que habría que investigar, ese yo creo que es un tema que está por
profundizarse en él. Pero el hecho de que pueda hablarse hoy públicamente,
reconocer públicamente y debatir públicamente que hay problemas en la
persistencia de prejuicios raciales y de formas veladas de discriminación
racial, eso yo creo que es un gran avance.
EG.
Los índices en los cargos de dirección en el turismo, el de graduados
universitarios, o sea, de las personas que van a formar la superestructura o la
elite de la estructura de la sociedad… se manifiesta, y yo no tengo datos, que
no hay una representatividad suficiente de personas negras, mulatas, ¿Usted cómo
lo ve?
RH.
En 1986 en el Congreso del Partido se trató este problema, este es un asunto
viejo y lo que en Estados Unidos se llama “affirmative action”, o acción
afirmativa, la existencia de una cuota… en Cuba, 1986 lo que se propuso fue una
especie de acción afirmativa cuando se hablaba de la necesidad de que haya más
negros, más mujeres y más jóvenes en los estratos de dirección, en las
estructuras de mandos y eso se convirtió en política en aquel período llamado
“de rectificación de errores”, se incorporó el tema a la política nacional.
Después vino la crisis y la crisis lo que hizo fue revelar y agudizar la
visibilidad de las diferencias raciales. Te voy a poner un ejemplo: supongamos
que de acuerdo con el censo más reciente, el 39 porciento de la población cubana
son negros y mulatos, ya sabemos que son más pero supongamos eso. ¿Cuál es la
proporción de negros y mulatos de la migración cubana en los Estados Unidos?
EG.
Muy, muy, baja.
RH.
Bueno, alrededor del 5 porciento, una cosa así…
EG.
Yo diría que menos…
RH.
Bueno, esos cubanos que están afuera les mandan las remesas a sus familiares,
por consiguiente, por definición los negros y los mulatos reciben menos ayuda,
apoyo, nada más que hablando de las remesas de sus familiares en el exterior.
EG.
Mayor razón para una acción afirmativa…
RH.
Definitivamente. La cuestión consiste y sobre eso hay un debate en Cuba, en que
sí es necesario tomar conciencia de que existen esas diferencias y de que hay
que crear condiciones de accesibilidad. En este momento todo el programa de
“trabajadores sociales” de “trabajadores emergentes” y de “ingreso masivo a la
educación superior” se enfatiza precisamente en los sectores en posición
desventajosa, incluidos los negros. La Universidad de La Habana, cuando yo
estudiaba en los años 60, era un centro con una gran cantidad de negros y
mulatos y de gente de origen obrero y campesino. La mayor parte de los
estudiantes, el 80 porciento teníamos familia obrera y campesina o eran mulatos
y negros.
A principios de los años 90, cuando mi hija estaba terminando de estudiar en la
universidad, la mayoría de los estudiantes universitarios eran de clase media,
porque los que fueron a la universidad como yo, en los años 60 con un origen
obrero y campesino, ya no éramos obreros y campesinos, de manera que mi hija que
estaba en la universidad no era una muchacha de clase obrera, no era de origen
obrero, la mayor parte eran de la clase media y eran mayormente blancos, o lo
que a en Cuba se le llama blancos, porque se sabe que cuando llegas a Estados
Unidos no eres blanco sino blanco cubano - y ese fue el primer choque que yo
tuve cuando llegué de visita por primera vez a los Estados Unidos - de manera
que lo que está pasando ahora en 2001, 2002, 2003, es que ha habido una política
dirigida a elevar la presencia de gente de las clases bajas de la sociedad
cubana, incluidos los negros, en las universidades y yo creo que eso es un
elemento importantísimo en el proceso de acción afirmativa, porque ¿cómo vas a
tener dirigentes políticos y dirigentes administrativos negros y mulatos si no
se facilita e impulsa su presencia en la educación superior?
EG.
Sin embargo las familias negras siguen teniendo más hijos que las familias
blancas en Cuba.
RH.
Yo diría que el problema de la taza de natalidad en Cuba es otro problema grave.
EG.
Cuba va a ser un país con una población muy envejecida dentro de 25 años…
RH.
En los próximos 3 ó 4 años Cuba va a tener la proporción de ancianos más grande
que nunca antes en su historia…
EG.
¿Y qué van a hacer con eso?
RH.
Bueno, ese es un enorme problema porque eso representa desafíos, no solamente
desde el punto de vista económico porque son personas que ya están jubiladas,
sino también desde el punto de vista cultural. Nosotros éramos en los años 60 y
la Revolución Cubana lo era, una revolución de jóvenes. En este momento todo el
país, no solo Fidel y Raúl han envejecido, el país completo es un país mucho más
viejo. Las personas que se van del país están entre 18 y 45 años, esa es la gran
emigración…
EG.
¿Y cómo van a resolver eso?
RH.
Bueno, en este momento ese es uno de los problemas más importantes de los
desafíos de los próximos años… buscar modos, maneras para que se eleve la
población, dicen los demógrafos que si estas tendencias se mantienen, no solo
van a mantenerse los niveles bajos, sino que los niveles de crecimiento pueden
ser cada vez menos, o sea, vamos a ser cada vez menos y vamos a ser cada vez más
viejos. Entonces, por supuesto que este es un problema que está ahí presente y
de ese tema, lo mismo que del tema racial se habla públicamente y
constantemente. La sociedad cubana no ha estado preparada para tratar con
personas viejas, la salud pública tiene que desarrollarse en este sentido… Yo
creo que es uno de los problemas más complejos, uno de los desafíos más grandes
que tiene el desarrollo social en Cuba.
EG.
Para terminar Rafael, ve Usted que los cubanos que vivimos fuera de Cuba, que
tomamos un día la decisión de vivir fuera, ¿ve Usted un espacio de participación
constructiva y legítima dentro de la sociedad cubana en los próximos
años?
RH.
Por supuesto que sí, a mí me preguntan por la reconciliación y yo digo que eso
ya está en curso hace tiempo, hace años y no solo eso Edmundo, cuando las
familias que se fueron en los años 70 y 80 se convirtieron en sostenedores y
apoyos de las familias que se quedaron en Cuba y dejaron de estar distanciados y
empezaron a recuperar sus nexos por razones diferentes, los que estaban afuera
queriendo volver a encontrarse con su país de origen, con su familia, los que
estaba adentro buscando de nuevo los nexos familiares que se rompieron por
razones políticas, yo creo que empezó esa reconciliación y si uno se para en el
aeropuerto de La Habana o en el de Miami ve esa reconciliación delante de uno.
Ese proceso yo creo que supone normalizar cada vez más esos intercambios.
Una cosa diferente es la posición arrogante e impositiva y de poder de una elite
no democrática y que para mí no representa a la inmensa mayoría de los cubanos
en la emigración y que reclaman el derecho de regresar a Cuba, no como resultado
de un proceso de reconciliación democrática ni nada por el estilo, sino como un
pacto de poder y eso es profundamente antidemocrático y antipopular.
EG.
Muchas gracias Rafael por participar en este programa.
RH.
Muchas gracias a ti Edmundo, me ha gustado mucho conversar contigo y espero que
esta conversación pueda ser de interés para tus oyentes
EG.
… Y que continúe, ¿no? Gracias Rafael.
RH.
Gracias a ti.