Polémica con Celia Hart sobre el
trotskismo
La máquina de crear mentiras
Dante Castro
Celia Hart parece que goza del
tiempo en internet del que no gozamos ni los latinoamericanos ni
los mismos cubanos fieles a la Revolución. Las revistas web que
albergan sus artículos, censuran aquellos que más la contradicen
y publican unos cuantos botones de muestra "estalinistas". Con
esa ventaja y otras, contando con la recepción de sus artículos
en cuanta web "pluralista" se conozca, se dedica a tergiversar
la historia de la Revolución Cubana y en especial el pensamiento
de Ernesto Che Guevara. Así es como nos responde: "En cuanto al
Che: Él siguió el pensamiento de Trotsky (o lo mejor del
pensamiento de Trotsky), tan sólo porque de verdad quiso hacer
la revolución".
¡Bravo chica!... O sea que quien de verdad quiera hacer la
revolución, se erige automáticamente en seguidor del pensamiento
de Trotski. No hay revolucionario que escape de esta sentencia.
Hasta ahora nadie nos había ilustrado acerca de nuestro
trotskismo inconsciente. Una operación desafortunada y sin
sentido que únicamente revela ignorancia.
Ninguno de los biógrafos serios del Che ha llegado a tan infeliz
conclusión. Cualquiera que lea las obras del Che se puede dar
cuenta que Celia Hart miente. El hecho de demostrarse como
defensora de la Revolución cubana en diversos artículos y al
mismo tiempo trotskizar al Che, no la pone a salvo de
calificativos que bien se merece.
EL SARAMPIÓN PASAJERO
Está demás esforzarse en demostrar que Celia Hart no domina el
arte de la polémica. Tampoco tiene conocimientos suficientes de
marxismo y saldría, con seguridad, desaprobada en materialismo
dialéctico, historia de la revolución rusa e historia de la
revolución cubana. Ha descubierto los "aciertos" de León Trotski
con espíritu de colegiala, inflamada por los crímenes de Stalin,
por los millones de muertos en el gulag soviético, por la
represión de la GPU, etc. Para los añejos conocedores de la
polémica entre trotskistas y marxistas-leninistas, su candor
resulta harto conocido como enfermedad infantil del izquierdismo
en el comunismo. Es un sarampión pasajero que tiene corta
duración hasta que la colegiala "descubra" los crímenes del
comisario Trotski, los errores y desaciertos de Trotski, la
polémica entre Lenin y Trotski, etc. Ya sabemos lo que sigue y
nunca será favorable a la Revolución. Máxime si quien padece
tardíamente rubores de bachillerato, está en edad madura.
Los "millones" de muertos por la represión estalinista en la
URSS pueden ser cotejados en los archivos de la KGB hoy abiertos
al público. Por supuesto, Celia Hart no ha leído los informes
desde Rusia del argentino Rafael Poch y numerosos escritores
rusos que desmienten las cifras infladas por el trotskismo en
alianza con el imperialismo. Ninguno de ellos es estalinista,
tampoco comunista. Los miles de muertos en treinta años -que sí
los hubo- se convirtieron en millones y millones por arte de la
imaginación multiplicadora del trotskismo y la CIA.
Si la madura colegiala de marras está inflamada de humanismo
fariseo, debemos invitarla a ver las críticas de anarquistas y
anarco-sindicalistas acerca de la represión sangrienta del
comisario Trotski contra la sublevación de Kronstand. Mejor aún,
las críticas que le hace a Trotski el POUM (partido trotskista
español) señalándolo como "oportunista" durante la guerra civil
española.
Celia Hart no polemizará en términos alturados porque su
impericia en la materia es más que manifiesta. Se refugiará tras
la impunidad que le otorgan las web que censuran artículos en su
contra. Responderá a artículos nuestros que esos mismos medios
se niegan a reproducir. Sólo le queda el pataleo infantil y
tararear una canción del buen Silvio Rodríguez para salvar
responsabilidades.
LOS TROSKISTAS YA DIERON SU VEREDICTO
Confiesa Ricardo Napurí, conocido trotskista peruano, quien
dialogó con el Che: "yo postulé a Silvio Frondizi, pero el Che
lo cuestionó porque lo caracterizaba como trotskista". Líneas
más abajo confirma que después de haber leído La revolución
permanente de Trotski "me dijo que para él era tarde para la
posición trotskista".
Asimismo, el trotskista Gary Tennant afirma en su artículo "El
Che Guevara y los trotskystas cubanos":
"En línea con su creencia en un Estado de partido único
stalinista, el Che apoyó inicialmente en forma acrítica la
fusión de los cuadros y el aparato del viejo PSP y del
Movimiento 26 de Julio en una nueva organización, las
Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) en 1961, y apoyó
los ataques y la represión de otros grupos y tendencias
revolucionarias, incluyendo las que sufrió el trotskista Partido
Obrero Revolucionario (POR), que criticaba al stalinismo desde
la izquierda".
Prosigue Tennant:
"Usando, sin embargo, el pretexto difamatorio de que los
trotskistas estaban vinculados con los Mujalistas, sindicalistas
oficialistas durante la dictadura de Batista en los años 50, y
de que estaban actuando como provocadores agitando a favor de un
asalto a la base naval norteamericana de Guantánamo, los
miembros del POR fueron, con intervalos, arbitrariamente
arrestados, removidos de sus lugares de trabajo y transferidos a
otros centros más aislados, mientras su prensa y publicaciones
fueron intermitentemente incautadas. La actitud inicial del Che
fue en general, de apoyo a este tipo de medidas. Como él decía:
No se puede estar con la Revolución, y en contra del Partido
Comunista Cubano. La Revolución y el Partido Comunista marchan
juntos".
Tennant también señala que el Che experimentó una "evolución" en
su tratamiento a los trotskistas al impedir mayores represiones
contra ellos en Cuba, pero deja confirmado que: "la actitud del
Che Guevara hacia los trotskistas cubanos no lo convierte de
ninguna manera en trotskista".
Podemos seguir citando similares y agregar además los
comentarios zahirientes del trotskismo internacional contra la
Revolución Cubana, calificándola de militarismo, socialismo
burocrático, deformado, antiobrero, etc.
LOS REVOLUCIONARIOS NO COINCIDEN CON MONTANER
Como ya sabemos, Celia Hart no tiene la paciencia suficiente de
leer completos los artículos de la web y menos las obras
clásicas del marxismo. Quienes la contradecimos, no coincidimos
con quien la alaba: Carlos Alberto Montaner, el enemigo jurado
de la Revolución Cubana. Montaner dice: "...me parece
interesante que en Cuba haya una vertiente trotskista dentro de
la aburrida ortodoxia ideológica del régimen. Precisamente, los
primeros marxistas que se opusieron a Castro fueron los
trotskistas...". Dime quien te elogia, Celia y te diré quien
eres.
Coincidimos sí con la línea del Partido Comunista Cubano (PCC),
a quien Celia Hart no representa. Los lectores tienen acceso a
todos los documentos de los congresos del PCC y en ninguno de
ellos se suscribe este partido al trotskismo ni a sus tesis.
Esta Revolución no fue hecha por trotskistas, sino que sufrió
del acoso de ellos, los puso al margen y caminó con paso seguro
por los derroteros del marxismo-leninismo. Alguien se quedó a
salvo el tiempo suficiente para que pusiera en manos de su "desesperada
hija" los libros "esclarecedores" de Isaac Deutschter. Alguien
que en un prólogo al libro del mismo autor sostiene que la
desventaja de Stalin era no haber salido de Rusia y la ventaja
de Trotski era haber viajado por los países más avanzados.
Rindamos honores a este genio por su agudeza de análisis. Pero,
por favor, nos piden que no lo involucremos en este debate, pues
se trata de una vaca sagrada a quien no se puede cuestionar.
Concluyamos: en la defensa de la línea de la Revolución Cubana,
no creemos en vacas sagradas ni apoyamos la impunidad de nadie.
Como decía el peruano Manuel González Prada, hay que romper el
pacto infame de hablar a media voz.
MIENTE, MIENTE QUE ALGO QUEDA
Los comentarios, notas y artículos acerca del supuesto troskismo
guevarista minan la credibilidad en el proceso revolucionario
cubano. Los neófitos e iletrados que concurran a ciertas páginas
bien pueden llevarse la falsa impresión de que sea verdad todo
lo que dicen. Antes que recurran a la lectura de obras serias,
creerán en los dislates afiebrados de la autora.
Celia Hart no conspira contra la Revolución, sino contra la
verdad. Cualquier estudiante que lea las obras completas del Che
puede verificar cuál fue su verdadera filiación y sus
diferencias con el trotskismo.
Hace una semana libramos aguda polémica con un dirigente
trotskista, el mismo que quiso demostrar en pleno día de
homenaje al Che, que jamás se ocupó de la clase obrera. Esgrimía
este infeliz el Manual de la guerra de guerrillas para demostrar
que su autor era campesinista, populista, no marxista porque
allí no nombraba a los obreros. Esta posición quedó en ridículo
al citarle otras obras en que el Che confirma que la clase de
vanguardia de la revolución socialista es la clase trabajadora.
Por eso reclamamos lecturas completas y no carnavales verbales.
La prédica confusionista del trotskismo coge desprevenidos a
numerosos incautos. Parece que su consigna preferida es: miente,
miente, que algo queda. La nuestra es debatir en público y sin
reservas con cualquier desviación ideológica que le haga favores
al enemigo de la Revolución.
Como bien dice el Amauta José Carlos Mariátegui: "el trotskismo
sabe de un radicalismo teórico que no logra condensarse en
fórmulas concretas y precisas". Pero agregamos que dispone hoy
de los elementos materiales necesarios para difundir sus vahos
contaminantes. Hoy tienen una vocera espléndida que causará
estragos mientras le dure su primavera ideológica.
Ella dice: "Y no me quiero dispersar en responder más ataques
sobre mis pensamientos, pues a decir de Silvio Rodríguez: La
gente que me odia y que me quiere no me va a perdonar que me
distraiga". Nosotros le decimos: más distraída no puedes estar.