May 26, 2007
A complicated exchange of housing

By: José Alejandro Rodríguez
Email: acuse@jrebelde.cip.cu
May 26, 2007 00:03:46 GMT

A CubaNews translation by Ana Portela. Edited by Walter Lippmann.
http://www.juventudrebelde.cu/acuse-de-recibo/2007-05-26/una-permuta-complicada/

Last February 11, I printed a letter from a reader, Juan Manuel Garcia denouncing that for four years he has been trying to legalize his new home after agreeing to hand over his home for a state investment.

He explained that in November of 2002, Cubanacan Corporation became interested in his home in Punta Gorda in Santiago de Cuba to build a service center for the Marlin Marina of that institution. In exchange it offered house number 9 of Hotel Bahia in the same neighborhood where he now lives.

But after Juan Manuel moved and Cubanacan tore down his old home to build the service center, for four years this citizen does not have the property documentation for the new house and his identity card and ration book are registered at the old address. After multiple paperwork and efforts, a great bureaucratic mess extended throughout this time. He decided to apply to Cubanacan, the Tourism Ministry legal holders of the house he is living in, and the Municipal Department of Housing as well as the municipal and provincial governments. “How long do I have to continue living illegally in spite of my insistence on solving the problem caused by my understanding of the needs of the state?” he pointed out.

Last March 20 we received an answer from Gilberto Romero, provincial director of Housing in Santiago de Cuba who stated that after the publication of the letter an investigative commission was set up and was headed by the President of the provincial government, to analyze the problem.

The said commission acknowledged the inadmissibility of the agreement of the Administration Council in November of 2002 which allowed Cubanacan to acquire a house that was private property since the institution had to build a house for the appellant if they needed the space his occupied. Added to this are “two errors committed that point to the long delay in legalizing house no. 9 in Bahia Hotel given to Juan Manuel as his residence.”

The delay in legalization had several conditions: in November of 2002 the National Institute of Housing passed ownership of Juan Manuel’s house to Cubanacan and authorized the exchange. If the first item was approved, the authorization of the exchange was not since his house had to be declared institutional property and request removal of ownership by Juan Manuel.

That is when complications began: procedures were interrupted several times by the change of forms, by transference of the faculties of the company president to the higher tourism authorities, by restructuring of this Ministry … En toto, among procedures, signatures, paperwork and seals from here and back and more documents … measures and signatures … that would be too complicated to list here. What is true is that the man had to wait four years, although he was kept informed of procedures. But Juan Manuel logically wants the paperwork for his new home.

The letter from the provincial Housing director points out that “the persons who caused the excessive delay (…) critically acknowledged their responsibilities to the appellant”, at laaaast! – to legalize his home and announced that this month Juan Manuel would receive the accredited documents.

Romero pointed out that the appellant was not left to fate and today has a better home than the one he handed over. True, but also true is his suffering over the delay. I do not understand why, according to the letter from Housing, Juan Manuel apologized to the institutions for the bother he caused. He is the one who should be upset who, at the end of his tether, wrote to this section. We should all be content knowing that this story has more than one lesson for the future.

 

 

   
   

Una «permuta» complicada

José Alejandro Rodríguez
Por: José Alejandro Rodríguez
Correo:
acuse@jrebelde.cip.cu
El pasado 11 de febrero reflejé aquí la denuncia del lector Juan Manuel García, acerca de los más de cuatro años que llevaba intentando legalizar su nueva casa, luego de que accediera a entregar la suya para una inversión estatal.

Relataba él entonces que en noviembre de 2002 la Corporación Cubanacán S.A. se interesó por su vivienda, en el reparto Punta Gorda de la ciudad de Santiago de Cuba, para construir en esa área el servicentro de la Marina Marlin de esa entidad. A cambio le ofreció la casa número 9 del Hotel Bahía, en ese propio barrio, donde él reside hoy.

Pero luego de que Juan Manuel se mudara, y Cubanacán demoliera su vieja vivienda para levantar el servicentro, el ciudadano llevaba más de cuatro años sin la propiedad de la nueva casa, y con el carné de identidad y la libreta de abastecimientos anclados en la vieja dirección. Múltiples trámites y gestiones, en un gran embrollo burocrático, signaron todo este tiempo, en el cual tramitó sus preocupaciones a Cubanacán, y al Ministerio del Turismo al cual aquella pertenece, a la Dirección Municipal de la Vivienda, y a los gobiernos municipal y provincial. «¿Hasta cuándo debo seguir siendo ilegal a pesar de mi insistencia para resolver el problema que se me ocasionó por sensibilizarme con una necesidad estatal?», señalaba.

El pasado 20 de marzo, recibimos la respuesta de Gilberto Romero, director provincial de la Vivienda en Santiago de Cuba, quien refiere que a raíz de lo publicado, se constituyó una comisión investigadora de los hechos, encabezada por el Presidente del Gobierno en la provincia.

Dicha comisión reconoció que fue improcedente el acuerdo del Consejo de la Administración de noviembre de 2002, que facilitaba la entrega de aquella vivienda, propiedad privada, a Cubanacán, pues esta entidad debió haber construido una casa al recurrente si precisaba del espacio donde estaba la suya. Y a ello se suman «los errores cometidos, dentro de los cuales resalta la excesiva demora en el trámite de legalización de la casa 9 perteneciente al Hotel Bahía, que se le entregó como residencia al compañero Juan Manuel».

La demorada legalización tuvo varias condicionantes: en noviembre de 2002 se solicitó al Instituto Nacional de la Vivienda el traspaso a favor de Cubanacán de la casa que se le entregara a Juan Manuel, y la autorización para la permuta de esta por el inmueble del ciudadano. Sí se aprobó el primer aspecto, pero no la autorización de permuta, pues primero había que declarar medio básico la casa de Juan Manuel y solicitar el cese del inmueble donde él viviría.

Ahí comenzaron las complicaciones: la gestión se paralizó en varias ocasiones por el cambio de los formatos de los modelos, por la transferencia de las facultades del presidente de la compañía a las máximas autoridades del Turismo, y por la propia reestructuración en ese Ministerio... En fin, entre trámites, firmas, papeles y cuños de acá para allá, y más documentos... requisitos y firmas... que sería muy complicado pormenorizar aquí. Lo cierto es que el hombre tuvo que esperar más de cuatro años, aún cuando se le mantuvo al tanto de las gestiones. Pero Juan Manuel, lógicamente, quería los papeles de su nueva casa.

La carta del director provincial de la Vivienda señala que «los factores implicados en la excesiva demora (...) críticamente reconocen su responsabilidad ante el recurrente», lo cual fue manifestado en reunión con Juan Manuel el 7 de marzo. El 2 de marzo ya había sido entregado el expediente —¡al finnnnn!— para la legalización de la vivienda del afectado y se orientó que en el transcurso de ese propio mes Juan Manuel recibiría los documentos acreditativos.

Romero señala que el recurrente no estuvo abandonado a su suerte, y tiene hoy una vivienda mejor que la entregada por él. Positivo, pero no es menos cierto que bastante sufrió la espera. No comprendo por qué, según la misiva de la Vivienda, Juan Manuel se disculpó con las instituciones por las molestias que pudo ocasionar. Molesto tendría que estar él, quien bastante molesto acudió a esta sección. Contentos debemos estar todos hoy, a sabiendas de que esta historia encierra más de una lección para el futuro.