George Lamming

Más allá de su isla

Pedro de la Hoz • La Habana
Fotos: Kaloian y
Julio Antonio Alvite

  http://www.lajiribilla.cu/2007/n318_06/318_06.html

Si Barbados, en el mapa espiritual del Caribe, es mucho más que esa isla de 34 kilómetros de largo por 23 de ancho situada en uno de los extremos occidentales de las Antillas Menores, se debe en buena medida a la obra de George Lamming, quien comparte con el múltiple Edward Kamau Brathwaite el patriarcado de las letras de esa nación.

En la literatura antillana de expresión anglófona suelen ubicarse la novela En el castillo de mi piel y el volumen de ensayos Los placeres del exilio entre los clásicos de la región, una jerarquía compartida con títulos como Los negros jacobinos, del trinitario C.L.R James; El ancho Mar de los Sargazos, de la dominicana Jean Rhys; Brother Man, del jamaicano Roger Mais; El dragón no puede bailar, del trinitario Earl Lovelace; El palacio del pavorreal, del guyanés Wilson Harris; la trilogía The Arrivants, del barbadense Edward Kamau Brathwaite; A House for Mr. Biswas, del trinitario V.S. Naipaul; y Omeros y The Arkansas Testament, del también trinitario Derek Walcott.

El propio Lamming aprendió prontamente que Barbados era solo un eslabón de un vasto universo cultural fundado en el mare nostrum caribeño.

Él mismo se ha referido a esa experiencia en los siguientes términos: “Mi relación particular con el Caribe tuvo mucho que ver con mi estancia en Trinidad. La experiencia de Trinidad hizo que advirtiera la existencia de un área cultural a la que pertenecía y no se limitaba a Barbados. En ese entonces Eric Williams no estaba de lleno metido en la política, pero indudablemente recibí de él una influencia seminal en la percepción de una noción histórica del Caribe.  Habíamos crecido sin tomar en cuenta esa dimensión”.

Lamming recibe el Doctorado Honoris Causa en Literatura,
en el Aula Magna de la Universidad de La Habana

Williams, quien llegó a ser Primer Ministro de Trinidad y Tobago después de la plena independencia de ese país, había escrito ya en los años 40 dos ensayos fundamentales para entender la historia de la región: Aspectos económicos del comercio de esclavos y la esclavitud en las Indias Occidentales y Capitalismo y esclavitud. 

“Hago siempre la observación —prosigue Lamming— acerca de que la primera vez que oí hablar del poeta cubano Nicolás Guillén y del poeta martiniqueño fue a Williams, quien me decía: si usted va a ser escritor debe conocer a esos hombres”.

Durante su estancia londinense hizo otro descubrimiento: la lectura de Los jacobinos negros, de James, que mostró, como nunca hasta entonces se había hecho, el verdadero carácter de la lucha independentista haitiana e inauguró un nuevo rumbo en la historiografía del ámbito anglófono sobre el Caribe, puesto que al fin los esclavos fueron reflejados como sujetos del cambio social.

“Aquella resultó una lectura iluminadora —confiesa— en tanto ayudó a abrir mi entendimiento hacia los orígenes de la rebeldía aportada por los africanos trasplantados a la fuerza a nuestras tierras”.

Toda la obra de Lamming se halla marcada por ese sentido de la responsabilidad hacia sus raíces. Por ello, cuando se le pregunta cómo debe encarar su ejercicio un escritor de la región, responde:

Cada escritor del Caribe lleva consigo el peso de la presión de la historia. El Caribe nunca ha estado en la periferia de los acontecimientos globales más importantes. Ha sido la causa y el escenario de muchas confrontaciones de carácter global, y eso no lo puede desconocer un escritor del área”.  

Su coherencia intelectual, espiritualmente enraizada, hace de Lamming un hombre que pueda decir, como su colega martiniqués Edouard Glissant, ante cualquiera de sus amadas islas: “La Tierra entera... está aquí en mis ojos".

 

Conferencia magistral ofrecida por Goerge Lamming al recibir el
Doctorado Honoris Causa en Literatura,
Aula Magna de la Universidad de La Habana