SUPLEMENTO CIENTÍFICO- TÉNICO 

Editora: Mileyda Menéndez

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¿Existe la andropausia?

M.sc Vanessa Vázquez Sánchez y Dr. Antonio J. Martínez Fuentes*

La sexualidad en la vejez es un tema de gran interés para la antropología. La especie humana ha experimentado una prolongación de la vida con patrones culturales en los que se integran rígidos conceptos referidos a la ancianidad.

A las alteraciones relacionadas con el gradual descenso de los niveles de andrógenos en las últimas décadas del ciclo vital masculino, con frecuencia se les ha denominado andropausia, término que ha generado debates en la comunidad científica.

Este proceso no solo está vinculado a la declinación sexual y reproductora, sino que además se traduce en un conjunto de signos y síntomas que bien pudieran ser explicados por el envejecimiento: fatiga, astenia, falta de concentración, depresión, trastornos del sueño y aumento de la grasa corporal, entre otros.

Con la edad se modifica la respuesta sexual del hombre, pero no se interrumpe. Su capacidad reproductiva no finaliza ni está vinculada a períodos regulares como en la mujer. No se registra una pérdida definitiva de la fecundidad. Debido a la constante producción de espermatozoides, puede potencialmente engendrar a partir de la primera eyaculación.

Por estas razones algunos investigadores consideran que el vocablo andropausia —pausia, del griego cesación o corte— no es correcto. Tampoco lo es climaterio mascu­lino —del griego escalón, referido a un cambio de estadio—, ya que no tiene lugar una variación abrupta y puntual de los niveles hormonales, sino más bien paulatina.

La definición deficiencia parcial de andrógenos durante el envejecimiento masculino (padam, por sus siglas en inglés) describe mejor el carácter progresivo de la disminución de la función testicular.

Estudios clínicos y de laboratorio no han evidenciado un cuadro típico de la «an­dropausia» y quedan aún muchas cuestiones por responder. Una de las interrogantes más frecuentes es si este evento equivale a la menopausia.

Mientras esta ocurre en las mujeres, generalmente después de los 40 años, e implica el cese de la reproducción, el descenso hormonal de los hombres no tiene un período exacto de comienzo, no necesariamente pierden la función reproductiva y no afecta a todos por igual.

Los síntomas varían según la edad de aparición y severidad de las manifestaciones, por lo que es un error homologar ambos eventos. Los cambios morfológicos, fisiológicos y psicológicos con el de­cursar del ciclo vital dependen de la interacción de factores biológicos y sociales, pues la sociedad influirá en que el hombre viva con mayor o menor naturalidad su vejez.

La adquisición de estilos de vida sanos, la realización sistemática de ejercicios físicos y la alimentación adecuada, así como evitar hábitos tóxicos, posibilitarán enfrentar mejor esta etapa.

El aumento de la esperanza de vida en cuba conlleva a un incremento del número de hombres mayores de 60 años, lo que fundamenta la necesidad de que ellos tengan conocimiento sobre la declinación parcial de andrógenos con la edad.

En un estudio efectuado recientemente en una muestra de profesionales cubanos de diversas disciplinas, obtuvimos que más del 40 por ciento de los encuestados no poseían un nivel mínimo elemental de nociones sobre este proceso.

*Los autores integran la Cátedra de Antropología Luis Montané, de la Universidad de La Habana.

http://www.juventudrebelde.cu/secciones/en-red/2006/abril/existe.htm

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