POLÍTICA :
El cineasta y el terrorista
Carlos Escorcia Polanco
02 de junio de 2007
Filmar un documental en Cuba parece ser delito,
derribar un avión de pasajeros en pleno vuelo no parece serlo.
Criticar el sistema privado de salud en Estados Unidos, en donde
50 millones de personas no tienen seguro médico, parece ser un
crimen, poner bombas en un hotel turístico y matar civiles
inocentes parece no serlo.
No es una ironía; ni una
pesadilla, ni una broma de mal gusto, sino la realidad de dos
hombres que ocuparon recientemente los titulares de la prensa
mundial y las pantallas de las principales cadenas
internacionales de televisión. Se trata del cineasta
norteamericano Michael Moore, productor del documental ganador
del Oscar, Farenheit 9/11 y del narco-terrorista cubano Luis
Posada Carriles, el Osama Ben Laden de Latinoamérica.
Recientemente el
Departamento del Tesoro le envió al cineasta una carta
solicitándole información sobre un viaje que el productor
realizó a Cuba para rodar su documental SICKO que trata sobre
las fallas del sistema de salud norteamericano. Es prohibido
para los ciudadanos estadounidenses visitar Cuba o hacer
negocios con la isla.
Representantes de Moore
dicen que el cineasta solicitó permiso para visitar Cuba, pero
jamás recibió respuesta. Moore viajaba con un grupo de
ciudadanos rescatistas de las víctimas del 9/11 que
desarrollaron problemas de salud debido a las altamente tóxicas
condiciones del lugar. En el documental, los rescatistas reciben
tratamiento médico en Cuba, luego de no recibirlo en Estados
Unidos.
Por su parte, el ex
agente de la CIA y narco-terrorista cubano, Luis Posada Carriles,
cuenta en su haber con un rosario de hechos y acusaciones
incluyendo atentados a sedes diplomáticas cubanas, colocación de
bombas en hoteles y la voladura en el aire de un avión de
pasajeros de Cubana de Aviación sobre Barbados en 1976.
Posada se jactó de sus
crímenes y confesó la mayoría de sus atentados en entrevistas de
prensa, incluyendo una con la periodista Ann Louise de The New
York Times en 1998. Durante esa entrevista el terrorista
fanfarroneó de una serie de explosiones dinamiteras en hoteles y
restaurantes de La Habana, en donde 11 civiles resultaron
heridos y un joven empresario italiano muerto.
En un editorial del 21
de abril de 2007 en The New York Times, Bernardo Álvarez,
embajador de Venezuela en Estados Unidos, escribió: "Permitirle
a Luis Posada Carriles evadir procesamiento judicial por sus
malignos ataques de los cuales se le acusa de ser el autor
intelectual, arroja dudas sobre la sinceridad del presidente
Bush en su guerra contra el terrorismo."
Posada ayudó a instaurar
la "democracia" en Nicaragua durante la tristemente célebre
narcoguerra de agresión de los contras, declarada ilegal por la
Corte Internacional de Justicia de La Haya. Luego de escapar de
una prisión venezolana en 1985, con la ayuda del fanático
anticastrista, Jorge Mas Canosa, Posada Carriles reapareció en
el aeropuerto militar de Ilopango en El Salvador bajo el apodo
de Ramón Medina, trabajando bajo las órdenes del agente de la
CIA Félix Rodríguez, otro anticastrista, quien participó en el
asesinato de Ernesto "Che" Guevara en Bolivia en 1967.
Durante su permanencia
en Ilopango, Posada, trabajó bajo las órdenes de Rodríguez,
supervisando los trasbordos de armas para los contras y el
trasiego de cocaína hacia Estados Unidos. El 5 de octubre de
1986, el mercenario Eugene Hasenfus fue capturado por el
Ejército Sandinista en el sur de Nicaragua, luego que su avión
C-123 fuera derribado, cuando apertrechaba de armas a los
contras. El avión, anteriormente propiedad del narcopiloto de la
CIA, Barry Seal, (mismo avión pilotado por Seal que aterrizó en
la base aérea de Los Brasiles, Nicaragua como un montaje
incriminatorio contra los sandinistas), procedía de Ilopango y
Hasenfus reveló a investigadores nicaragüenses que recibía
órdenes de Posada y Rodríguez.
Posada también intentó
asesinar al presidente Fidel Castro en Panamá en noviembre de
2000. Sabedor que Castro hablaría en la Universidad de Panamá,
el terrorista organizó un grupo de conspiradores cubanos
incluyendo a Guillermo Novo, quien participó en el asesinato de
Orlando Letelier canciller chileno del gobierno de Salvador
Allende en Washington en 1976.
El terrorista fue
procesado y condenado en Panamá, pero fue perdonado por la
saliente presidenta, Mireya Moscoso. Luego de huir secretamente
e ingresar ilegalmente en Estados Unidos, reapareció
misteriosamente en Miami. El Servicio de Inmigración lo arrestó
en Texas, acusado del delito menor de mentir en un formulario
federal, salió en libertad bajo fianza y finalmente fue
sobreseído por una juez.
Mientras Moore es
investigado y quizás procesado por rodar un documental en Cuba,
el terrorista más conocido del Hemisferio Occidental, Posada, el
Ben Laden latino, sale tranquilamente de la prisión, a pesar de
confesar sus crímenes ante el mundo por medio deThe New York
Times.
La Declaración de
Independencia de Estados Unidos dice que "sostenemos como
verdades evidentes que todos los hombres nacen iguales". Cabe
preguntarnos si Michael Moore y Luis Posada Carriles, son
realmente iguales ante la ley?
Carlos Escocia Polanco
es analista político nicaragüense radicado en Los Ángeles.
http://www.laopinion.com/editorial/artopinion.html?rkey=00000000000001753460
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