Bajo
el principio de que los pueblos tienen el derecho inalienable de
determinar sus propios destinos, los cuatro grandes próceres
africanos: el ghanés Kwame Nkrumah, el zambiano Keneth Kaunda,
el tanzano Julius Nyerere y el egipcio Gamal Abdel Nasser,
constituyeron el 25 de mayo de 1963, la Organización de la
Unidad Africana (OUA).La creación
de esta organización marcó un momento histórico para ese
continente que por fin estaba saliendo del apretón del
colonialismo para poder visualizar un África independiente.
Como objetivos fundamentales, la
organización perseguía liberar al continente del colonialismo y
del apartheid, promover la unidad, solidaridad y cooperación
entre los nacientes Estados africanos, así como garantizar la
soberanía e integridad territorial de las naciones miembros y
fomentar la cooperación internacional en el marco de las
Naciones Unidas.
La Organización de la Unidad Africana —llamada
ahora Unión Africana—, durante algo más de cuatro décadas ha
sido la voz del continente en el escenario internacional y parte
activa para avanzar en el camino del progreso y la paz. En este
2007 llega a su aniversario 44 con retos tan difíciles de vencer
como la pobreza, el analfabetismo, las desigualdades sociales,
los conflictos étnicos y fronterizos.
El nefasto legado de siglos de esclavitud,
colonialismo, subdesarrollo, segregación racial y exclusión
social, unido a las pérfidas políticas imperialistas, continúan
lastrando los esfuerzos para afrontar y vencer los grandes
desafíos que tienen ante sí los gobiernos africanos.
El tercer continente por extensión, que
alberga 53 países más los territorios del Sahara y posee una
población total cercana a los 936 millones de personas, es
también el más pobre del mundo, a pesar de que sus enormes
riquezas naturales, su historia, su leyenda y sus enormes
posibilidades turísticas, deberían indicar lo contrario.
La deuda externa, junto al sida, la
pobreza, el hambre y las guerras, son de los tópicos que mayor
impacto negativo han tenido en el desarrollo actual y futuro de
África.
La deuda externa africana en los últimos
años ha aumentado en miles de millones de dólares. Se calcula
que en la actualidad está llegando a los 250 000 millones de
dólares.
En la década de los 90, la escasez se
incrementó notablemente en África, acarreada fundamentalmente
por las múltiples guerras fratricidas que permean el territorio
y otras que aún se mantienen. Según los últimos informes del
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 40 de los
50 países con el Índice de Desarrollo Humano más bajo eran
africanos.
Naciones Unidas afirma que 353 millones de
africanos viven en la pobreza y, de continuar la coyuntura
actual, esta cifra podría aumentar a 400 millones en los
próximos diez años.
La niñez es un sector de la población muy
poco favorecido en el continente negro. Datos de la organización
humanitaria Save de Children denuncian que cada día mueren 800
niños por falta de asistencia médica. Sin embargo —subraya— que
proporcionar sanidad gratuita en este continente costaría cerca
de mil millones de dólares al año, cifra similar a los gastos
militares de Estados Unidos en Iraq durante 11 días.
No obstante, los africanos están mostrando
valor, determinación y responsabilidad en su lucha por levantar
a sus países de la guerra y la pobreza. Apoyar estos esfuerzos
por parte del mundo desarrollado y de la comunidad internacional,
jamás ha sido más necesario.
Pero pese a las adversidades y sus grandes
desafíos, los pueblos del continente celebran el 25 de mayo con
grandes expectativas y mayores esperanzas, convencidos de que el
futuro les permitirá disfrutar de un África para todos.