May 28, 2007
Spousal abuse
JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu 

A CubaNews translation. Edited by Walter Lippmann.

To Dr. Ada Caridad Alfonso Rodríguez, a psychiatrist specialized in this topic, marital violence is found in any action to damage, lacerate, undervalue and control the “other” within a couple. Foto: Cao

DOCTOR ADA CARIDAD ALFONSO RODRIGUEZ

Generally speaking, according to this expert from CENESEX (National Center for Sex Education) in Havana, when we talk about marital violence we take it for granted that it’s committed by the man against the woman. But, does it happen as well the other way around?

With some differences, Dr. Alfonso remarks, but it can happen too. It’s important to keep in mind the current statistics, which prove women are by far the main victims, though men are not exempt from this problem.

Is there any common trait from the point of view of someone’s personality that makes it easy to tell apart, as it were, the “abuser”, whether is a he or a she?

“It’s difficult and compromising to talk about easiness. I could mention, for instance, the need the “other member” has to be in control; his/her lack of qualification; willingness to impose criteria, standards and norms on the couple’s daily life; refusal to talk things over; arrogance; and disregard for the other person’s likings, preferences, pets and friends.”

In your experience, what are the first signs that there’s marital violence?

“Anger in simple situations, overreaction to common things, deaf ears to the “other”’s claims, underrating any action intended to please the couple, refusal to accept the woman’s lack of sexual desire…”

Pregnant women are certainly a lot more vulnerable to this true domestic horror?

“Being vulnerable during pregnancy can trigger physical, sexual and even psychological violence, especially in couples where the woman has consistently played the subordinate role while keeping her man on the center of her attentions.”

Is the intensity of this physical or mental violence proportional to the couple’s age?

“Violence within a couple is unrelated to age; it just changes depending on the couple’s vital cycle, provided it’s exerted well into adulthood.”

Is there a link to the couple’s social and cultural level?

“Violence has no respect for any social or cultural level. It exists in any kind of couple one or both of whose members lived in a violent home as a child.”

Once started, can violence be ended and replaced by a relationship based upon mutual respect, or is it unstoppable?

“Something can be done to heal the wounds as long as both members make a commitment and seek the advice of a specialist. Most couples who lead a violent life break up after some time, both deeply hurt, especially the woman and her children when she has been the target of such violence.”

What to do?... Keep my mouth shut out of shame or ask for help?... Where to go?

“Breaking the silence is what we always recommend. There are institutions in Cuba where the victims of marital and intra-family violence can find help and attention. The FMC (Federation of Cuban Women) has Guidance Homes for Women and Families, and there are mental health centers in every municipality throughout Cuba, as well as the municipal commissions for sex education, all of which can be the first door to knock in order to break the circle of violence.

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Consultas  Médicas


28 de mayo 2007

Violencia conyugal

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu 
http://www.granma.cubaweb.cu/salud/consultas/v/c05.html
Para una psiquiatra experta en el tema, la doctora Ada Caridad Alfonso Rodríguez, violencia conyugal es todo acto que intente dañar, lacerar, minimizar y, también, controlar al "otro" dentro de una relación de pareja.

Foto: CaoDoctora Ada Caridad Alfonso Rodríguez.

Por lo general, cuando hablamos de violencia conyugal, preciso ahora a la especialista del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), en Ciudad de La Habana, sobrentendemos que nos estamos refiriendo a la que ejerce el hombre sobre la mujer. Ahora bien, ¿sucede también en sentido contrario?

Los matices son diferentes, indica la doctora Alfonso, pero también puede ocurrir. Es importante considerar que las estadísticas muestran que en el caso de la violencia conyugal, las que sufren desproporcionadamente la violencia son las mujeres, aunque los hombres no resultan exentos de esta problemática.

—¿Existe algún denominador, desde el punto de vista de la personalidad, que distinga a simple vista, por decirlo así, al "abusador"... o "abusadora".

––Es difícil y comprometido hablar de algo a simple vista. Podría mencionar, por ejemplo, la necesidad de control del "otro" o la "otra", la descalificación, la imposición de criterios, pautas y normas en la convivencia de pareja, la negativa ante el diálogo, la prepotencia, el irrespeto por los gustos, las pertenencias, las mascotas y las amistades.

––De acuerdo con su experiencia, ¿qué primeras manifestaciones podrían ser valoradas como violencia conyugal?

––Las manifestaciones de ira ante situaciones sencillas, las respuestas emocionales desproporcionadas ante hechos cotidianos, el silencio ante los reclamos del "otro", la descalificación de los actos que se realizan para satisfacer a la pareja, la incomprensión ante una negativa de la mujer a tener relaciones sexuales.

––¿Ciertamente las mujeres embarazadas son mucho más vulnerables a este verdadero terror hogareño?

—La vulnerabilidad de algunas mujeres durante el embarazo hace que este pueda ser detonante a la aparición de violencia física, sexual e incluso psicológica, en especial en aquellas parejas en que las mujeres han tenido un papel de marcada subordinación y el hombre ha sido el centro de sus atenciones.

––¿Esta violencia física o psíquica se expresa con mayor o menor intensidad de acuerdo con la edad de la pareja?

––La violencia en la pareja no respeta la edad, sino que varía según el ciclo vital de la pareja, siempre y cuando esta se mantenga hasta bien entrada la adultez.

––¿Y en cuánto a su relación con el nivel social y cultural de la pareja?

––Tampoco respeta el nivel social ni el cultural. Está presente en cualquier tipo de pareja donde uno de sus miembros o los dos hayan aprendido estilos violentos de relación en sus familias de origen.

––Una vez iniciada esta violencia, ¿es posible ponerle fin y restablecer unas relaciones de respeto mutuo, o resulta indetenible?

––Se puede trabajar para restañar los daños que se producen, si existe un compromiso de ambos y buscan atención especializada. La mayoría de las parejas con experiencias violentas se disuelven pasado un tiempo con una alta laceración para ambos, más para la mujer, y los hijos e hijas, si ella es el sujeto de la violencia.

—¿Qué hacer?... ¿Mantenerse calladas por vergüenza, o solicitar ayuda?... ¿A dónde acudir?

—La recomendación que hacemos siempre es romper el silencio. En nuestro país existen instituciones para brindar ayuda y atención a las víctimas de situaciones de violencia conyugal e intrafamiliar. Las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia de la FMC, los centros de salud mental en todos los municipios del país, las comisiones municipales de educación sexual, pueden ser la primera puerta a tocar para romper el círculo de la violencia.