I want to but I can’t
By: Irene
Izquierdo
Tribuna de la Habana, May 12, 2007
A CubaNews translation by Ana Portela. Edited by Walter
Lippmann.
original:
http://www.tribuna.islagrande.cu/Etiquetas/opinion/mayo/quiero12.htm
Carmen, a colleague, has broken several promises she made with her 13 year-old
son. And she knows how upset children get when their parents “fail them”. He
promised not to loaf around when it is time to get up and go to school on time
every day and get the best marks if she stopped smoking.
He knew how difficult it was going to be for her but wanted to look after her health: for the young adolescent this was a kind of gentlemen’s agreement; that is why he started doing his part while he checked every corner of the house where some tobacco could be stashed. One morning he found, very disillusioned, ashes and several cigarette butts that demonstrated her mother smoked while he slept.
“I trusted you… what should I do now?” was the only thing he could say while sadness clouded his eyes.
With great sorrow she answered: “You are the one I most care for in the world: I swear I want to but I can’t.”
“Mom! If some can why not you…? Carmen now confronts a crossroads: the addiction or her son's confidence. Anyone in her place would never look at a cigarette again.
Looking at the addicts, I understand the pleasure a smoker feels when lighting up; some speak of the calming effect of nicotine, of preferring a cigarette instead of a plate of food and other similar barbarities. Sometimes there are those who cannot resist exhaling smoke in a bus stop, in a meeting and even in places with children. Perhaps that is why for Carmen – and many others – it is so hard to free herself of the addiction.
I intend to remind addicts that tobacco is a drug and, according to the World Health Organization (WHO) this term applies to “all substances, natural or synthetic, that when introduced into a live organism can modify one or more functions.”
Tobacco and also coffee – also included in this group having no important effect on the personality – is a natural drug and requires no chemical process so that drinking it has no psycho-active action. It is legal since storing and consuming it causes no damages to society although it does wear down health, in the long range, not only of the smokers but also that of many family members, colleagues or friends through the effects of smoke.
It is troubling to learn that on a world scale several million persons die every year through the use of tobacco. The list of complaints is large: early arteriosclerosis, greater frequency of heart attacks and accidents, kidney and bladder infections, gastric problems through the effects of nicotine, lung cancer and in many other organs.
In his book Cuba contra el narcotráfico, de víctimas a centinelas, journalist Francisco Arias Fernández noted that if the blood stream of a human being is administered 60 milligrams of nicotine, sudden death is the result and cigars have a limit of 120.
He explains: “One of the most important effects is a reduction of erection due to its toxicity to the brain, blocking the spinal cord and reducing the flow of blood to the cavernous tissue of the penis. There are cases that have needed a rest period after stopping smoking to recover their capacity.”
Any day serves to ask: “up to now, I am still in time!” but if your willingness is small, think of a stronger force, the family, which needs you so much and which will always stand by you demonstrating that you can.
Quiero, pero ¿no puedo?
Irene Izquierdo
Tribuna de la Habana, 12 de Mayo 2007
http://www.tribuna.islagrande.cu/Etiquetas/opinion/mayo/quiero12.htm
Carmen, una colega, ha incumplido varios tratos con su hijo de 13 años. Y ya
sabe usted lo defraudados que se sienten los niños cuando uno de los padres “le
falla”. Él le dio su palabra de no holgazanear en la cama a la hora de
levantarse, no llegar tarde a la escuela, ni un solo día, y obtener las máximas
calificaciones, si ella dejaba de fumar.
Sabía el aprieto en que, esta vez, ponía a su mamá, pero quería cuidarle la salud: ese era para el adolescente una suerte de Pacto de Caballero; por eso, comenzó a cumplirlo de inmediato, mientras husmeaba en cada rincón de la casa, donde pudieran “guardar” algo de tabaco. Una mañana vio, con gran desilusión, cenizas y varias colillas, evidencia de que, mientras dormía, la madre había estado fumando.
“Yo confié en ti, ¿qué debo hacer ahora?”, fue lo único que pudo decir, mientras la tristeza se apreciaba en sus ojos.
Ella sintió mucha pena y le respondió: “Eres el ser más respetado por mí en este mundo; te juro que quiero, pero no puedo”.
“¡Mamá!, ¿si otros pueden, por qué tú no... ?”.
Ante un emplazamiento semejante, Carmen está hoy frente a una encrucijada: el
vicio o la confianza del hijo. Cualquiera en su lugar intentaría no mirar más el
cigarro.
Observando a los adictos, he apreciado cuán grande es el placer del fumador al encender un cigarrillo; algunos hablan del poder tranquilizante de la nicotina, de preferir el tabaco antes que un plato de comida y otras barbaridades por el estilo. A veces hay quienes no pueden resistir el deseo de exhalar el humo en la parada del ómnibus, en una reunión y hasta en locales donde están congregados niños. Quizás por eso a Carmen –y muchos que diariamente lo intentan- le cuesta tanto esfuerzo salir de esa adicción.
Pretendo recordarles a los fumadores que el tabaco es una droga y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ese término es aplicable a “toda sustancia natural o sintética que cuando se introduce en un organismo vivo, puede modificar una o más de sus funciones”.
El tabaco, igual que el café –también se incluye en el grupo de las que no tienen efectos importantes sobre la personalidad-, es una droga natural, pues está en la naturaleza y no requiere de procesos químicos para que, al consumirlo, provoque una acción psicoactiva. Es legal, pues su tenencia y consumo no origina daños a la sociedad, aunque sí es causa del deterioro de la salud, a largo plazo, no solo de los fumadores, sino también de muchos de sus familiares, compañeros o amigos, por los efectos del humo.
Preocupa saber que en el ámbito mundial varios millones de personas mueren cada año a consecuencia del uso de tabaco. La lista de afecciones es grande: arteriosclerosis temprana, frecuencia mayor de infartos del miocardio y accidentes, infecciones de riñones y vejiga, problemas gástricos a causa de los efectos de la nicotina, cáncer pulmonar y en otros órganos.
En su libro Cuba contra el narcotráfico, de víctimas a centinelas, el periodista Francisco Arias Fernández destaca que si al torrente sanguíneo de un ser humano se le administran, de una vez, 60 miligramos de nicotina, le produciría la muerte, y el tabaco torcido tiene 120.
Precisa: “Uno de los efectos más importantes es que disminuye la erección, por su efecto tóxico a nivel del cerebro, bloqueador de la médula espinal y la disminución del aporte de sangre a los cuerpos cavernosos del pene. Hay casos que necesitan de varios meses después de abandonar el hábito de fumar para recuperar su capacidad”.
Cualquier día es propicio para plantearse: “¡hasta aquí, todavía estoy a tiempo!”; pero si su voluntad es poca, piense en una fuerza mayor, la familia, esa que tanto precisa de usted, y siempre estará a su lado, demostrándole que sí puede.