Adulteraciones (II)
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-03-04/donde-esta-el-culpable/

¿Dónde está el culpable?

Productores, distribuidores y comercializadores se pasan de un lado a otro la responsabilidad sobre las mercancías adulteradas en las redes comerciales del país

* Adulteraciones (I)
http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2007-02-25/desenmascaran-falsificacion-de-productos-en-redes-comerciales-del-pais/

Por: Yailin Orta Rivera y Norge Martínez Montero

Correo: digital@jrebelde.cip.cu 

04 de marzo de 2007 00:00:15 GMT

Obreras laboran en embotelladora de ron

¿En cuál eslabón de esta larga cadena ocurren las adulteraciones de productos que tanto afectan el bolsillo y la satisfacción de los consumidores?

Es sorprendente la cantidad de medidas con que cuentan las entidades del país para frenar la venta de productos adulterados. Al analizarlas, uno se pregunta cómo es posible que con tantas disposiciones todavía algún establecimiento venda un producto falso.

A solo siete días de publicado el primer trabajo de esta serie, nos percatamos de que tanto las empresas productoras como las comercializadoras, incluyendo el sistema de almacenamiento y distribución de productos, tienen mecanismos de control que, de funcionar correctamente, ahorrarían tantos atropellos al bolsillo ciudadano.

Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Este gran andamiaje de normas y disposiciones no se sostiene por sí solo. Pasa obligatoriamente por la seriedad y disposición de quienes tienen que aplicarlo y hacerlo valer. Y es aquí donde se desmoronan algunos cálculos.

Examinando la información que hemos recibido de las entidades respecto al tema de las adulteraciones, resulta muy complicado, casi imposible, determinar los resquicios por donde se cuelan las falsificaciones.

FUERA DE SUCHEL

Según criterio de los directivos de Suchel, no existe adulteración de productos con su sello en las fábricas. De ocurrir, sería en los establecimientos de venta. Entre el personal que trabaja en estos y los usurpadores.

Así ocurrió en centros de Habaguanex en 2005. En algunos establecimientos que no tenían grandes almacenes, personas inescrupulosas rápidamente se aprovecharon para introducir productos falsos provenientes del mercado soterrado.

Por la queja de un consumidor se desenredó este ovillo de confabulaciones. Especialistas y técnicos de calidad de Suchel descubrieron el delito en inspecciones efectuadas tras el reclamo.

Esta empresa realiza controles, tiene sistemas de laboratorio e inspectores con nivel técnico para velar por la calidad productiva.

«El problema de las falsificaciones no lo generamos nosotros. Tenemos un sistema para evitarlas. En nuestras producciones cumplimos las normas establecidas, el producto sale con la calidad y llegamos hasta su distribución. Si algunos irresponsables introducen productos falsos en las tiendas, nuestra empresa no es la culpable», expresa José García, director de la Unión Suchel.

«Contamos con tres sistemas de protección, los agentes de SEPSA, Coraza y un Grupo de Seguridad Interna. Ellos funcionan en todas las empresas y se encargan de proteger las áreas».

El empresario manifiesta que si algún cliente se siente inconforme con uno de sus productos, puede contactar con la empresa y le darán respuesta en menos de 24 horas.

Según García, cualquiera de sus productos tiene más de 50 componentes, por lo que es prácticamente imposible sacarlos todos de la industria.

También apunta que el número de hechos que se reportan no son significativos como para alimentar estas «producciones caseras». La dirección de Suchel reconoce que no es invulnerable al robo, pero precisa que se toman medidas severas con quienes incurren en estos sucesos.

DESENGAÑOS EN BARES Y CANTINAS

Dicen que es en las unidades donde le entra el agua al coco, perdón, al ron. El sistema de control de la Unión de Bebidas y Refrescos parece un portentoso muro contra las adulteraciones, lo que no significa que sea inexpugnable.

Nancy Zamora Herrera, directora técnica de la Unión de Bebidas y Refrescos, refiere que en el caso del ron a granel tienen establecido que las pipas distribuidoras salgan, por ejemplo, con diez hectolitros, de los cuales deben repartir 9,8. El 0,2 restante debe analizarse cuando regresen a la fábrica.

Las propiedades de este ron deben coincidir con los resultados que arrojaron las comprobaciones aplicadas al producto antes de salir de la entidad.

Explica la directiva que esta norma limita que el pipero le eche agua o cualquier otra sustancia al ron y está plasmada en los convenios colectivos de trabajo.

«La capital es la mayor consumidora del ron a granel; por consiguiente, donde más ocurrían infracciones. Para evitarlas, seguíamos en un carro a las pipas durante la distribución, y detectamos con frecuencia a trabajadores de los centros de Comercio Interior en la “operación del agua”», argumenta Zamora.

Una de las prácticas más comunes es añadirle agua y alcoholes dudosos al ron. Pero una vez que se deposita el producto en las unidades, la responsabilidad recae sobre las administraciones.

La Unión solo se responsabiliza con la calidad de la producción y su correcta distribución. «Hasta el momento, no hemos recibido una queja sobre falsificaciones por parte de Comercio y Gastronomía», señala Nancy Zamora.

«Nuestras responsabilidades cesan una vez que los administradores admiten la mercancía y emiten la factura».

Sin embargo, algunas entidades dan margen a la desconfianza cuando una vez recibida la bebida, no la venden de manera inmediata.

«Mucho tiempo nos cuestionaron por la calidad y llegamos a demostrar en reuniones con Comercio que no teníamos nada que ver con las lamentables propiedades que tenían algunos rones que se le ofertaban al cliente. Entregamos el producto con un certificado de conformidad con las características del mismo, y se guardan los lotes testigos por si hay algún reclamo», señala la Directora técnica.

En el ron a granel, argumenta, la dureza del agua es cero y si está alterado, no salió de la producción. Fue que le echaron agua.

«En los rones embotellados hemos detectado ejemplares con agua con café, agua con colorante o mezclados con otros rones. Se aprecia en la bebida una turbidez y un sedimento que no es lógico en un producto de fábrica», señala Zamora.

«Siempre los comercializadores alegan que somos los culpables de entregarlos así. Hasta ahora no lo han podido demostrar. Es imposible que en una producción de miles de litros algunos estén bien y otros no».

Afirma que han tomado medidas con algunos almaceneros, a quienes se les sancionó por responsabilidad material o se les separó de los puestos de trabajo. Las medidas se aplican al jefe de almacén, porque en ese eslabón de la cadena es donde únicamente pueden ser sustraídos productos de las fábricas, apunta la empresaria.

«En la industria es muy difícil que ocurran estas ilegalidades, porque el jefe de producción hace un pedido al almacén y debe coincidir con el lote terminado. Y las mermas tienen que cuadrar. Por ello hemos reforzado el control permanente al almacén».

La directora técnica de la Unión de Bebidas y Refrescos reconoce que las fábricas clandestinas no tienen que alimentarse de materias primas provenientes exclusivamente de este sector, porque hay una amplia gama de industrias que emplean el alcohol.

A LO CRIOLLO

Cajetillas de cigarro marca CriollosMariela Cables, directora técnica y de Gestión de la Calidad de la fábrica de cigarros Lázaro Peña, en Holguín, dice que ellos lograron reducir la sustracción de materias primas.

«En 2006 controlamos mejor nuestros recursos y solo hubo que analizar a algunos trabajadores por intentar sustraerlos, aunque sabemos que no está solucionado completamente el problema. En lo que va de año hemos detectado cuatro casos de cigarros falsificados».

La funcionaria manifiesta que en 2007 realizarán un sondeo en todo el país para comprobar el nivel de aceptación del cigarro Criollos, y en dependencia de los resultados trabajarán para eliminar deficiencias.

Mariela afirma que, como tienen pocos especialistas para controlar a nivel nacional la calidad de Criollos, están dispuestos a preparar a inspectores del Ministerio de Comercio Interior para que identifiquen estos problemas en toda la nación.

CONTRACORRIENTE

Contrario a la práctica de la mayoría de las empresas a nivel internacional, algunas del patio tienen como prioridad cumplir planes y cifras, y a esa tarea dedican los recursos necesarios, olvidando otros deberes importantes.

¿Cuántas veces escuchamos decir que tal entidad es la mejor porque cumplió —o sobrecumplió— sus planes de producción y ventas? Sin embargo, ¿quién puede asegurar que a estas cifras las acompaña la debida calidad? ¿O si a manos del consumidor llegan los mismos productos fabricados por dichas entidades?

Muchos centros comercializan productos de marcas nacionales, sin recibir inspección alguna del fabricante para controlar la calidad de sus producciones, algo que conspira contra su imagen y los estatutos establecidos para proteger al consumidor.

«Los productores son responsables de garantizar la autenticidad y la calidad de sus productos hasta el cliente final, que es el consumidor», destaca María del Carmen Moreno, directora de la Oficina Nacional de Protección al Consumidor.

La funcionaria agrega que los comercializadores tienen una gran responsabilidad también en este sentido: «Son ellos quienes tienen que verificar los productos que reciben, según el contrato firmado con los proveedores».

Paquete de café CubitaSin embargo, un recorrido de JR por varios establecimientos demostró que con frecuencia los fabricantes se divorcian del destino de sus producciones, y que otros tantos comerciantes las revisan de manera muy simple.

Según directivos de la Unión de Bebidas y Refrescos, Suchel, Cubita, la Empresa de Cigarros Lázaro Peña de Holguín y la Unión de Empresas de Productos Lácteos, entre otras industrias, ellos no están facultados para inspeccionar sus productos en venta.

EN CONFIANZA

El Rápido La Palma vende las 24 horas. Ubicado en el capitalino municipio de Arroyo Naranjo, es el elegido diariamente por decenas de personas, quienes hasta altas horas de la noche visitan el sitio.

Recientemente este diario llegó allí y conversó con Zulema Castro, administradora de la unidad. Ella nos dijo que ningún suministrador ha ido nunca a verificar la calidad de lo que ellos expenden.

El día de nuestro encuentro había en pizarra más de 20 productos: cigarros cubanos, refrescos de la marca Ciego Montero, cervezas Cristal y Bucanero y distintos tipos de confituras.

«Desde que dirijo aquí nunca ha venido ningún representante de la cerveza Tínima —ni de otros productos— a comprobar si la que vendemos es la misma que ellos producen en Camagüey», explicó Luis Prieto, administrador de la unidad El Segundo Dragón de Oro. (En el anterior reportaje demostramos que en este centro se expendía cerveza Tínima adulterada).

Algo similar ocurre en la tienda Brimart, de 10 de Octubre. Allí expenden cientos de productos en CUC y ningún proveedor se interesa por la integridad de sus marcas. Como ocurre también en los 25 establecimientos visitados por este equipo de trabajo.

ARMAS CONTRA EL ENGAÑO

Instalación gastronómica cubana donde un cliente es atendido por las dependientes

Ninguno de los involucrados quiere cargar con la responsabilidad, y mientras esto sucede, solo unos pocos se benefician del engaño de muchos.

En una encuesta realizada por nuestro diario, muchos administradores explicaron las acciones que realizan en sus unidades para tratar de frenar la venta de productos ilícitos.

Algunos dicen que no solo revisan la mercancía que reciben, sino que han implementado novedosos métodos para garantizar su autenticidad. Tal es el caso de Lázaro Borrero, gerente del mercado Rey Mono, en Centro Habana.

Lázaro tiene hasta un sello con su nombre y apellidos, el que estampa en algunos productos proclives a las adulteraciones. Dice que hasta ahora le ha dado buenos resultados, pero también emplea otros métodos.

«Cuando los proveedores traen la mercancía, la reviso minuciosamente. Miro que tenga el mismo número de lote, sellado y apariencia», agrega Borrero.

«En año y medio que llevo aquí he tenido muy pocas quejas relacionadas con la calidad de los productos. Cuando eso ocurre llamo al fabricante y le damos solución.

«Como únicamente un producto se vende a la población sin la calidad requerida es que lo hayan producido así en la fábrica, como ocurrió una vez con el ron Planchao Silver Dry.

«Los clientes notaron que no era el mismo. Y cuando analizamos con el proveedor, nos comunicaron que esa producción la hicieron con un alcohol comprado de manera directa en un central y por eso no tenía el mismo sabor. Recogieron la mercancía y la sustituyeron», añade Lázaro.

Lourdes Osorio, gerente del Pórtico, a la entrada del Barrio Chino, dice que ella revisa bien el sellado, presencia y lote de toda la mercancía que le llevan, pero asegura que eso no le da mucha tranquilidad.

«Las técnicas de adulteración se han sofisticado. ¿Quién me asegura que los falsificadores no hacen sus mercancías ahora con un número de lote también y con la misma imagen que las producidas en las industrias?», se pregunta.

«Los administradores deberíamos tener más conocimientos técnicos acerca de los productos para que nadie nos engañe. Los proveedores podrían ayudarnos mucho en ese sentido y constantemente ir variando algo en la producción para no darles tiempo a los tramposos a pensar. Esa sería una variante, pero seguro que existen otras, para frenar esta tendencia», dijo Lourdes.

Quedan en la agenda decenas de ejemplos de cómo algunos tratan de impedir la introducción de mercancías adulteradas en sus establecimientos. Pero la realidad demuestra que el problema persiste.

LA LETRA TAMBIÉN ENTRA CON SANGRE

Las respuestas de varios organismos evidencian que, aunque la venta de productos adulterados en la red comercial ha ganado terreno, al parecer las entidades no están de espaldas al problema.

El Ministerio de Comercio Interior, el que más incidencia tiene en estos hechos, nos hizo llegar varias de las medidas que aplican para que los estafadores no conviertan en regla lo que siempre tuvo que ser excepción.

Según esa institución, cuentan con un cuerpo de inspectores que realizan controles sorpresivos a sus unidades a cualquier hora, incluyendo la madrugada. En esas inspecciones hacen especial énfasis en el control económico y la introducción de mercancías.

Otra medida esgrimida por los funcionarios es la de escoger productos y hacerles pruebas en laboratorios para comprobar su legitimidad. También imparten cursos a sus controladores para que alcancen el nivel profesional necesario.

La Oficina Nacional de Normalización (ONN), con sus inspecciones, les tiende un cerco constante a las violaciones que tienen lugar en el entramado de la fabricación, comercialización, distribución y venta de productos.

En las 2 000 inspecciones de calidad de los productos y servicios del país que efectuó esta entidad en los diversos sectores, y las

1 005 supervisiones metrológicas que aplicó a instrumentos de medición de todo tipo en el año precedente, detectaron un total de 1 241 violaciones.

La ONN impuso más de 200 multas a infractores y 964 obligaciones para erradicar las deficiencias señaladas en los centros verificados. Sin embargo, de las medidas y disposiciones que establecieron los inspectores para cumplir en términos prefijados a más de 900 instituciones, 60 aún no les han encontrado solución a sus problemas.

«Se observa una disminución en las violaciones de las normas establecidas para los productos, lo que no se manifiesta de igual forma en los servicios. En el 60 por ciento de los servicios inspeccionados se evidenció incumplimiento en la atención al cliente y en la higiene, entre otros indicadores», valoró Nancy Fernández, directora general de la ONN.

Las normas cubanas obligatorias que más se violan en el país son el etiquetado de alimentos preenvasados y las prácticas sobre higiene de los alimentos concebidas y dirigidas a la protección y seguridad de los consumidores, afirmó la directiva.

La Policía Nacional Revolucionaria (PNR) también está detrás de los falsificadores. Según informó el teniente coronel Ángel Díaz, jefe de Divulgación de esa institución, en los últimos años han desmantelado varias fábricas clandestinas en el país, y por eso se ha logrado contener esas manifestaciones.

«La gente colabora porque sabe que quienes se dedican a ese negocio solo piensan en llenarse rápidamente los bolsillos. A muchas personas les preocupa que este tipo de mercancías llegue a los establecimientos, porque luego tienen que pagarlas como buenas», añadió el oficial.

¿QUIÉN TIRÓ LA PIEDRA?

La mayoría de los empresarios que contestaron al primer trabajo, dijeron cumplir cabalmente lo instituido para evitar el descontrol económico, algo que no ponemos en duda, pero resulta paradójico que la sustracción de materia prima de las entidades hacia las fábricas clandestinas sea el modus operandi más empleado por los falsificadores de productos, según demuestran los operativos policíacos.

Administradores y transportistas aseguran que cumplen lo establecido para impedir estas ilegalidades. Sin embargo, los cuerpos de inspección estatal siguen detectando violaciones. ¿Dónde están los resquicios para el fraude? Mientras nos llegan respuestas, la población y la economía del país continúan siendo los perjudicados.

Botella de cerveza cubana marca TínimaConsejos contra la estafa

•Percatarse de que el punto de inyección ubicado en el fondo de los envases plásticos de los líquidos esté rugoso y no liso, además de que este no debe estar ensanchado.

•Los rones embotellados son brillantes en su forma original, pero cuando están adulterados se observan turbios, como si tuvieran pelusas. No deben tener ningún sedimento.

•A las botellas de cerveza hay que observarles bien las etiquetas. Si al pasarles la mano están lisas, quiere decir que no fueron pegadas industrialmente, ya que en las fábricas este proceso se hace con un rodillo que deja pequeñas estrías, las cuales se constatan al mirar la botella a contraluz.

•Las cajas de cigarros Criollos de la fábrica tienen un número del 2 al 20 en la parte de arriba, el cual se observa por encima del nailon que envuelve la cajetilla.

•Todos los paquetes de café Cubita deben estar bien compactados. Los que no cumplan con este requisito no pueden ser vendidos.

•En el caso de los productos de Suchel, todos tienen el número de lote en su envase, el cual no debe tener ninguna anomalía, como rayado o suciedad.

•Es muy efectivo exigir el comprobante de compra, y también perforar o cortar los envases antes de botarlos para que no sean utilizados por inescrupulosos que luego los rellenan, vaya usted a saber con qué.

•Ante cualquier duda relacionada con Suchel, marcar el 649-0919 en Ciudad de La Habana.
 


Adulteraciones (I)

Desenmascaran falsificación de productos en redes comerciales del país

La venta de productos adulterados es un vicio que lastra desde hace años el sector de los servicios, que ha ido ganando  espacio
Por: Yailin Orta Rivera y Norge Martínez Montero

Correo: digital@jrebelde.cip.cu

25 de febrero de 2007 00:01:15 GMT
 
Los inspectores hicieron un levantamiento de más de diez productos de Suchel, pero los directivos se negaron a que fueran comprobados fuera de sus laboratorios.
Fotos: Calixto N. Llanes

Por más de 75 años la cerveza Cristal ha contado con la preferencia del consumidor cubano debido a su sabor, textura espumosa y ligereza. También determina el cuerpo de esta bebida la combinación de un toque dulce con un mínimo amargor, algunas pizcas de sal y punto agrio, junto a su aroma, calidad y apariencia.

Sin embargo, estas cualidades que la hacen exquisita al paladar comenzaron a mermar, según criterio de habituales consumidores. En algunos puntos de venta se introdujo esta bebida, pero proveniente de una «industria» subterránea.

La autenticidad de los cuatro pasos secuenciales en la elaboración de la cerveza —producción de mosto clarificado, fermentación y maduración, filtrado de la bebida y envasado del producto terminado— era burlada por quienes adulteraron la experiencia y el dominio de los seculares secretos que han acumulado los maestros cerveceros.

Pero, ¿ha sido únicamente este producto el objeto de tales imposturas para lucro personal?

EL PARCHE EN EL OJO DE BUCANERO

 

Productos de alta demanda como el café, cigarros y tabacos son falsificados cada vez con más astucia por quienes se empeñan en vivir a costa del bolsillo del pueblo.
La rápida reacción de los directivos de la cerveza Cristal para frenar las constantes adulteraciones obligó a los falsificadores a buscar variantes. Tocó entonces el turno a la cerveza Bucanero enlatada.

La elección no fue al azar. La mala racha que atravesaba Cristal para la fecha convirtió a Bucanero en la preferida de los cubanos. Un detalle importante que no escapó a la habilidad de los «químicos» callejeros.

Fue así como, aún con la resaca de las falsificaciones en nombre de Cristal, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) mostró un video que revelaba claramente cómo un ciudadano del capitalino municipio de San Miguel del Padrón plagiaba diariamente varias cajas de cerveza Bucanero de lata.

En el material fílmico, al cual este diario tuvo acceso, el citado estafador explicó detalladamente ante los instructores policiales, la «receta» para obtener aquella engañosa alquimia.

El infractor dijo, entre otros pormenores, que compraba cerveza de pipa, la cual introducía en unos tanques rústicos desde donde el líquido salía gasificado y casi listo para envasarlo en latas de Bucanero que compraba a varios suministradores.

El tramposo agregó que vendía las cajas al por mayor a intermediarios, quienes las distribuían en establecimientos donde se comercializaban como cerveza original.

Otras veces el infractor reservaba sus producciones a personas que se las encargaban para ocasiones festivas como quinces y bodas. Estas ventas eran en moneda nacional y a un precio menor que el estatal. Negocio redondo: todos ganaban. Todos, excepto los consumidores que, paradójicamente, son quienes pagan.

Gracias a la pericia de los agentes y la ayuda de la población, se puso fin a aquella «cervecería» particular. Pero una pregunta quedó en la mente de quienes observamos el video: ¿Cuántas «fábricas» más de ese tipo o parecidas pueden existir en el país?

El tiempo y el trabajo policial demostraron que la falsificación de cervezas nacionales —de todo tipo— es una realidad hiriente todavía. Según Ángel Díaz, teniente coronel y jefe de divulgación en la Dirección Nacional de la PNR, aún se detectan casas donde se elaboran clandestinamente estas bebidas alcohólicas.

PIRATEO A GRANEL

 

Al Ronda que se despachaba a los clientes en el 2do Dragón de Oro, lo rondó también la estafa. Tenía una diferencia de nueve grados con el original.
La venta de productos engañosos ha ido ganando un espacio en las redes comerciales de la Isla. Es un vicio que lastra desde hace años el sector de los servicios.

Este negocio ha aumentado las arcas particulares de quienes se empeñan en dañar el prestigio de productos altamente cotizados por la población, y empaña los procesos productivos de varias industrias.

Así lo comprobó un equipo de este diario en una investigación que durante más de tres meses se llevó a cabo en todo el país, con incursiones en algunas entidades y una encuesta a más de un centenar de consumidores.

El pesquisaje demostró que los fraudes van desde el burdo truco de echarle agua al ron y a otras bebidas para aumentarlas, transitan por la preparación en «fábricas» clandestinas de productos de alta demanda, y terminan con la utilización de sofisticadas técnicas, incluidos medios de computación.

Entre los productos más falseados, según los encuestados, se encuentran las bebidas alcohólicas, los cigarros y tabacos, así como los jabones, perfumes, desodorantes, café, helados, agua natural y otros.

Llama la atención que en el consumidor cubano se ha creado una «mentalidad de estafado». Más del 80 por ciento de los encuestados mencionó al menos un caso en que se sintió engañado, aunque casi nunca reclamó a los vendedores.

Ante este panorama y en compañía de la inspectora integral provincial Yudith Rojas y del supervisor municipal Orestes Osorio, visitamos varios establecimientos para comprobar la autenticidad de algunos de sus productos. Los resultados corroboraron la opinión de la mayoría de nuestros entrevistados.

El 5 de enero de 2007, en horas de la mañana, nos presentamos en la cafetería Segundo Dragón de Oro, ubicada en Ayestarán y 20 de Mayo. Los inspectores eligieron al azar en el almacén una botella de ron de la marca Ronda y demostraron luego de varias comprobaciones que solo tenía 25 grados de los 34 establecidos. Ante la evidencia, Luis Prieto, administrador de la unidad, justificó que el producto vino así de la fábrica.

Recientemente, Dora Carbonell, subdirectora de la Empresa de Producción de Bebidas y Refrescos de Ciudad de La Habana, nos mostró una bolsa de nylon que contenía más de 1 500 etiquetas falsificadas en computadoras, que le fueran ocupadas a un ciudadano por la Policía: Ronda, Pinilla, Bocoy, El Valle y hasta Legendario «pirateados» en clandestinas impresiones. Estaban tan bien hechas, que el más sobrio de los bebedores no las hubiera distinguido.

TÍNIMA ¿DE CAMAGÜEY?

 

En la cafetería Segundo Dragón las etiquetas de las cervezas Tínima se desprendían solas. Los especialistas determinaron que estaban pegadas a mano y no por la máquina industrial.
En este mismo centro gastronómico los inspectores, avalados por el artículo 50 de la resolución número 141/93, tomaron una cerveza marca Tínima para examinarla posteriormente. La bebida no era original.

Aníbal Mustelier y Carlos Guerra, quienes en ese momento consumían cervezas de esa marca, comentaron que el sabor era raro y las etiquetas se les desprendían solas. Pero los bebedores ni reclamaban, porque era la única opción y no tenían dinero para acceder a otras de más calidad.

La confirmación técnica del fraude la daría después Ibrahim González, director de la Unidad Básica Empresarial comercializadora de este producto en la capital: «A simple vista se ve que esta cerveza no es auténtica. En primer lugar la etiqueta está pegada a mano, porque no tiene los rodillos que le hace la máquina en la fábrica. Además, no tiene la misma coloración ni apariencia de las originales».

Pero las engañosas «Tínimas» irrumpieron también en La Barrita, un bar ubicado a varias cuadras del Segundo Dragón. Allí los especialistas detectaron que al Ronda le «rondaba» la mentira. Le faltaban ocho grados. Al momento de la inspección, existían en almacén cinco tipos de ron, pero en tablilla solo aparecía el mentiroso Ronda. Por esa violación el administrador fue multado. ¿Quién sabe cuántos hectolitros de aquella falsedad burlaron los bolsillos de los clientes?

¡AY, MAMÁ INÉS!

Hasta El Rápido La Serviliana, en el municipio de Plaza de la Revolución, se extendieron los tentáculos de los falsificadores, quienes con la complicidad de algunos trabajadores se las arreglaban para salirse con la suya.

El 12 de diciembre del pasado año se detectaron en dicha unidad 14 paquetes falsos de café Cubita, según comprobó el Laboratorio de Catación y Calidad de la Empresa Torrefactora Regil 1, en Guanabacoa.

«Las 14 bolsas (12 de 230 gramos y 2 de 460) tenían café viejo y mezclado con chícharo. El sellado no era de la fábrica y la fecha del empaque no era la que Regil 1 estampa en sus sobres. El peso no era el normado y a algunas bolsas se les detectó borra», explicó Luis Trujillo Rodríguez, principal catador de dicha empresa y considerado uno de los mejores del país.

El Laboratorio de Catación concluyó que dichos paquetes fueron producidos clandestinamente y se introdujeron en el centro para vendérselos a la población. El personal de la entidad tuvo que resarcir el costo de estos productos. El paquete de 230 gramos tiene un valor de 3.45 CUC y el de 460 cuesta 6.75 CUC.

Como si fuera poco, en el CUPET de Vento y Santa Catalina, en el Cerro, ocurrió algo peor: había paquetes de Cubita igualmente falsificados, mas los transgresores cometieron la pifia de utilizar los fechados el 13-5-02, día en que la torrefactora no produjo. No contaban los engañadores con que la entidad había decidido interrumpir su flujo ante la evidencia de la sustracción de los envases.

Además, en la última entrega registrada en acta que se le hizo a esa unidad, constaba que desde el día siete del mismo mes no recibían café Cubita.

«La calidad de aquellos paquetes era pésima por el sabor y el olor. Se repitió el viejo modus operandi con el chícharo y la borra», argumentó Trujillo.

CRIOLLOS DE MENTIRA

Los cigarros nacionales de distintas marcas son los productos que más se falsifican en el país, según criterio de los entrevistados por JR para este reportaje.

Las imitaciones son tan viejas como variadas. Al principio los Populares fueron la principal víctima de los estafadores. Luego, con la aparición de otras marcas, como Criollos y Titanes, las falsificaciones se ensancharon.

En estos momentos ninguno de los cigarros nacionales, incluidos los que se ofrecen en moneda libremente convertible, escapan al plagio. Así lo demuestran los operativos policiales y la vox populi.

«El otro día compré una caja de cigarros Monterrey pensando que eran buenos, porque son en moneda convertible, y quedé decepcionado. No sé qué cigarros comprar que no estén adulterados», se lamenta Antonio Barreto, de la capital.

Hace poco en el municipio capitalino de 10 de Octubre se detectó una fábrica clandestina de cigarros Criollos en la que trabajaban 14 personas. El dueño de la misma, con alto poder adquisitivo, distribuía los paquetes en varios municipios de la ciudad.

El proceso investigativo reveló que tanto la picadura como las otras materias primas utilizadas en la falsificación procedían de la fábrica Agrario, en la avenida Rancho Boyeros.

Según informó el teniente coronel Ángel Díaz, en Ciudad de La Habana se ha detectado en los últimos tiempos un incremento de las «fábricas» clandestinas, tanto de cigarros de todo tipo como de tabacos.

En registro domiciliario realizado en el barrio de San Isidro, en La Habana Vieja, se detectaron 127 tabacos, dos sacos de picadura, 298 tapas de estuches para cajas de tabaco, así como 210 cintas, un paquete de anillos, tres de etiquetas y dos prensas para la elaboración del producto, explicó el teniente coronel.

SUCHEL ES PUNTO Y APARTE

Los encuestados durante la investigación se cuestionaron la autenticidad de algunos productos de perfumería y aseo personal que se encuentran en la red comercial en divisas y en moneda nacional, que son elaborados por las fábricas de Suchel. Y lo confirman los reportes policiacos de casos de estafa y adulteración.

«Suchel es una gran empresa, con una amplia variedad de líneas de producción y son varios los ejemplos que tenemos de personas involucradas en hechos ilícitos asociados a esta entidad», expresó el coronel del MININT Luis Álvarez Núñez, jefe de la unidad del municipio de Arroyo Naranjo.

Para comprobar la veracidad de los planteamientos de la población, los inspectores Yudith y Orestes hicieron un levantamiento en diversos establecimientos de la ciudad. Escogieron más de 10 productos elaborados por entidades de Suchel con el objetivo de hacerles pruebas en laboratorio —como con otras mercancías—, pero fue imposible comprobarlas, ya que los directivos de la Unión no colaboraron con la investigación periodística.

Este diario no pone en duda la originalidad de las producciones de Suchel. Sin embargo, varios entrevistados nos plantearon sus inconformidades acerca de los mismos. Tal fue el caso de Eulalia Otaño, del reparto Los Pinos, en la capital, quien se quejó de que en varias ocasiones ha recibido la pasta dental de la bodega un poco aguada.

La joven Zuleidis Torres sufrió una amarga experiencia, al adquirir una crema acondicionadora de la marca Four Seasons en una tienda. A la semana se le echó a perder y no pudo usarla más.

Los mismos directivos de Suchel reconocieron que el año pasado, en la tienda Panorama, en Playa, se detectaron algunos desodorantes de la marca Rexona con mal olor.

Lázara Rodríguez Vives, jefa de piso en dicha unidad, comentó que en una ocasión una funcionaria de Suchel se llevó dos desodorantes Rexona en mal estado y que otras veces los clientes se habían quejado por la calidad de perfumes como el Mariposa y el Veguero, dos de los más caros y exclusivos de los producidos en el país.

«A los clientes que protestan por los artículos de Suchel les damos el número de la entidad y allí les resuelven el problema. Siempre ha sido así y nunca hemos tenido mayores dificultades por eso», agregó Lázara Rodríguez.

En un operativo realizado recientemente por la PNR del municipio de Arroyo Naranjo se detectó que en una finca situada en las afueras de ese territorio se elaboraban diariamente de forma clandestina miles de jabones utilizando materia prima sustraída de una de las entidades de Suchel.

«El día de la revisión ocupamos siete tanques de sosa cáustica y cinco de aceite de coco, así como 18 cajas con 105 jabones cada una. En esta falsificación estaban involucrados varios trabajadores de Suchel», explicó el capitán Bartolomé Verdecia, quien operó el caso personalmente.

FALTAN RESPUESTAS

La falsificación de productos tiene ya un carácter preocupante. Para erradicarla no bastarán el trabajo de la Policía ni las constantes quejas de los consumidores.

Valdría la pena conocer qué hacen en materia de control las entidades productoras del país para frenar la tendencia, si cuentan con los mecanismos necesarios para cortar de raíz semejante ofensa a la población.

Otra interrogante que pide a gritos una respuesta es conocer las causas y condiciones que posibilitan estas adulteraciones. Habría que cuestionarse también qué hacen los encargados de velar por la protección al consumidor en este asunto. Son muchas preguntas para un primer acercamiento al tema. Al menos, los consumidores ya dieron la señal. Ahora toca el turno a las entidades.

 

Casos y cosas de casa

Odalys Galindo, vecina de La Habana Vieja, quien compró un helado Alondra en el Di tú de la calle Zapata, llegó a preguntarse si una de esas alondras en su vuelo no se llevó el sabor y las propiedades verdaderas de la vainilla.

Algo similar le ocurrió una noche al joven Yudenkis Delgado con un pote de helado de fresa Guarina que adquirió en el quiosco de J y Calzada.

Marelis Caset, vecina de Centro Habana, comentó que en una ocasión compró un esmalte de uñas que estaba vencido en la tienda La Época.

Elieser Marquetti, quien se desempeña como cobrador de multas en Centro Habana, afirmó que algunas cervezas que ha comprado en quioscos de ese municipio y en otras cafeterías pequeñas tienen un origen cuestionable, porque su sabor no es el acostumbrado.

«Yo he visto particulares que venden ruedas de cigarros en quioscos; son muchos los cigarros que uno compra que no tienen el cuño y uno nota que ni el humo, ni la candela, ni la ceniza son iguales a las de los legítimos», expresó Ramón Carbonell.

Daniel Lezcano, trabajador del Gran Teatro de La Habana, accedió a una botella de Havana Club de 3.85 en el mercado Fornos, de Centro Habana, y tuvo que regresar a la media hora a cambiarla por su mala calidad; los vendedores se la devolvieron sin protestar.

Ramiro Martínez compró dos pomos de salfumán en el bulevar de San Rafael, para ver si esta vez tenía mejor calidad, porque en otras ocasiones ha tenido más coloración que efecto en la limpieza.