Juventud Rebelde
December 30, 2006
 

A CubaNews translation by Ana Portela. Edited by Walter Lippmann.
http://www.juventudrebelde.cu/secciones/sexosentido/portadasexo.html

Time for love

2006 is over and perhaps a project ends, a story, a love … for others it is the time to think about a sort of “winter” in a relationship that may not be so inevitable.

Mayte María Jiménez, student of journalism
maytemaria@jrebelde.cip.cu
December 30, 2006

Forget the past? Meet a new love? Give warmth to that anguish we are going through with a loved one ... or simply waiting that perhaps this next year will move away from “that cold season” of misunderstandings?

Quite a few believe that in love as in nature, a flowering spring is the beginning and a hot summer of passion are inevitably followed by moments of crisis announcing a winter in the relationship.

In the best of cases, these fatalists try to leave behind that state without analyzing the causes of cooling off, confident in the renovation that they expect either with their present partner or with a new one.

The solution seems simple. However, this passiveness may lead to wrong decisions that enclose chapters of repentance or reflections that are too late realizing that nothing is renewed by a spontaneous solution.


CYCLICAL SEASONS?

Doctor Imilse Arrué Hernández, psychologist and therapist at the National Center of Sexual Education, assures that there are no such cyclical seasons in love.

In her opinion, every stable couple goes through more or less the same stages, that go through an initial period of falling in love (between six months and three years) until love itself, defined as an intense feeling where full knowledge is reached of the loved one.

To reach this point, it is not necessary to propose having an integral view of the person who awakens our interest. To establish with the partner, shared caring and maintaining respect, promotes lasting and sincere ties that go beyond an erotic relationship.

That does not mean —the specialist explains— that this last point is less important, but that to achieve the maximum reward an harmonious combination of friendship and tenderness are necessary together with acknowledging individuality in the partner and, with this person, his or her eroticism.

In an “ideal” situation of permanent warmth, experiences of the couple reflect stages of affection linked to the fundamental needs of each as individuals.

This element does define love, together with other interests such as the initial physical and psychological charm and later the affection and cordiality that are born of habit.

These ingredients strengthen a project of life in common and the existence of a system of short, medium and long term objects that are the result of joint working out and processing the main interest of each partner.

To build moments together, sharing equally with the family and friends of both is also an important part of that daily life since it is not right that one of the partners leave aside their social life to satisfy the other.

And it is not only waiting for the partner to “discover” on his/her own. We must learn to say what we like, what we feel better with and what not.

This supposes some time to overcome shyness or any other characteristic that raise barriers for the less “daring” to talk of what the wish and, consequently the other “half” must help to overcome these fears.

A YEAR FULL OF TENSIONS

For many of our readers who have visited our web page, 2006 was a year full of tension where they went through changes in social, work, student or family environment which shook their love life.

In these cases, communication has been an important transformative factor. Even the slightest ones should not destroy the relationship.

When the goal is true love, a process of closeness, of mutual complementation is necessary, in which advances and backward moves are accepted with a constant flexibility, without imposition of new or foreign models.

Both are responsible for managing revolutionary circumstances and maintaining a line of respect and affection to achieve an enriched result when adjustments are over.

Differences do not necessarily lead to separation. If rupture is inevitable, let the experience of this “winter” be taken advantage of when the time comes to choose a new partner.

Perhaps 2007 brings this hope. That special person we dream of will surely arrive or, maybe, they are already in our lives and we must be ready to realize it in time.



Juventud Rebelde - Sexo Sentido
30 de diciembre 2006

Clima para el amor

Se acaba el 2006, y tal vez con él termine un proyecto, una historia, un amor... Para otros es el momento de reflexionar sobre una supuesta «estación de invierno» en su relación, que quizá no sea tan inevitable

Mayte María Jiménez, estudiante de Periodismo
maytemaria@jrebelde.cip.cu
30 de diciembre 2006

¿Olvidar el pasado? ¿Conocer un nuevo amor? ¿Dar calor a esa angustia que atravesamos con el ser querido... o simplemente esperar a que con el venidero año se aleje sola esta «fría estación» de desencuentros?

No pocos creen que en el amor, tal como en la naturaleza, a la floreciente primavera del inicio y el caluroso verano de la pasión, seguirán inevitables momentos de crisis, anunciando el invierno de la relación.

En el mejor de los casos, estas personas fatalistas tratan de dejar atrás ese estado sin analizar las causas de tal enfriamiento, confiados en la renovación que suponen vendrá, ya sea con la pareja actual o con una nueva.

Tal solución parece sencilla. Sin embargo, esta pasividad puede llevar a decisiones incorrectas cuando encierra capítulos de arrepentimiento o de reflexiones tardías, cuando se comprenda que nada se renueva por espontánea solución.

¿ESTACIONES CÍCLICAS?

La doctora Imilse Arrúe Hernández, psicóloga y terapeuta del Centro Nacional de Educación Sexual, asegura que no existen esas llamadas estaciones cíclicas del amor.

Según ella, toda pareja estable atraviesa por etapas más o menos similares que van desde el período inicial de enamoramiento (entre seis meses y tres años), hasta el amor propiamente dicho, definido como un sentimiento intenso en el que se alcanza el pleno conocimiento del ser querido.

Para llegar hasta ahí es imprescindible proponerse una visión integral de la persona que despierta nuestro interés. Establecer con ella afectos compartidos y mantener el respeto fomentará vínculos duraderos y sinceros, que van más allá de la relación erótica.

Ello no significa —aclara la especialista— que este último punto sea menos importante, sino que para lograr el máximo galardón es necesaria una combinación armoniosa de amistad y ternura junto al reconocimiento del sujeto en su individualidad y, dentro de él, de su erotismo.

En una situación «ideal», de permanente calidez, las vivencias en pareja reflejan estados afectivos vinculados a las necesidades fundamentales de ambos individuos.

Este elemento sí define al amor, junto a otros intereses como el deslumbramiento físico o psicológico inicial y más tarde el cariño y la cordialidad nacidos del hábito.

Tales ingredientes se refuerzan con un proyecto de vida en común y la existencia de un sistema de objetivos a corto, mediano o largo plazo, resultado de la reelaboración y procesamiento conjunto de los principales intereses de cada mitad.

Construir momentos juntos, de­ partir equitativamente con la familia y los amigos de ambos, también es parte importante de esa cotidianidad, pues no es correcto que uno de los dos deje a un lado su vida social para satisfacer al otro.

Y no se trata solo de esperar a que la pareja nos «descubra» por su cuenta: hay que aprender a decir lo que nos gusta, con qué nos sentimos mejor, y con qué no.

Esto supone a veces vencer la timidez u otra característica de esas que levantan barreras en los menos «atrevidos» para hablar de lo que desean, y por ende la otra «mitad» deberá ayudarle a afrontar tales temores.

AÑO LLENO DE TENSIONES

Para muchos lectores de los que han acudido este año a nuestra página, 2006 fue un año lleno de tensiones, en el que experimentaron cambios de ambiente social, laboral, estudiantil o familiar que desequilibraron sus vidas amorosas.

En estos casos la comunicación ha sido un factor importante para que las transformaciones, aun las más imperceptibles, no dieran al traste con la relación.

Cuando la meta es el verdadero amor se necesita un proceso de acercamiento, de complementación mutua, en el que se acepten avances y retrocesos con una flexibilidad perenne, sin imposición de nuevos o añejos moldes.

De ambos depende manejar las circunstancias revolucionarias y mantener la línea de respeto y cariño, para lograr un saldo enriquecedor cuando termine el ajuste.

Las diferencias no tienen que llevar necesariamente a la separación. Y si la ruptura resulta inevitable, que la experiencia de este «invierno» sea provechosa a la hora de elegir una nueva pareja.

Puede que 2007 traiga esa esperanza. Esa persona especial con la que soñamos de seguro llegará, o tal vez ya está en nuestra vida y es preciso estar listos para descubrirla a tiempo.

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A cargo de
Mileyda Menéndez Dávila
mailto:mileyda@jrebelde.cip.cu

30 de diciembre de 2006

El 2006 ha sido un año muy especial para Sexo Sentido, gracias al intercambio con sus lectores, que nos han enviado más de cien cartas postales y 900 correos electrónicos. La mayoría de estos últimos han sido contestados por quienes editamos la página y así han nacido bellas amistades y una red de colaboradores frecuentes que además de sus opiniones sobre temas específicos nos mandan mensajes asertivos, poemas, colaboraciones y sugerencias de nuevas páginas. Más de la mitad de quienes han escrito tiene menos de 25 años. La proporción entre muchachas y varones es muy pareja. El centro estudiantil donde más nos leen es la UCI, y la región más dada a escribir es la oriental, con sus cinco provincias. Este año hemos sostenido encuentros con lectores en Manzanillo y Santa Clara, práctica que ampliaremos en 2007 hacia otras ciudades. De los 75 artículos publicados en 2006, 36 contaron con la intervención de colaboradores universitarios, sobre todo de las carreras de Periodismo, Comunicación Social y Psicología. La «nómina» estable de la página creció este año con dos valiosas adquisiciones, las estudiantes Mayte María y Mairim, quienes han aportado un aire más juvenil a este espacio, muy bien recibido por los lectores. En total hemos salido a la calle 49 sábados, cifra superior a otros años. Las páginas de más repercusión fueron Madre en tiempos de muñecas, escrita a propósito del Día de las Madres por Juan Morales Agüero, corresponsal de JR en Las Tunas; la serie sobre la perla en el pene, enviada por la corresponsal camagüeyana Yahily Hernández, y la serie dedicada a la telenovela La cara oculta de la luna, escrita por los colegas de la página cultural José Luis Estrada y Randol Peresalas. Otros temas muy pedidos en los mensajes han sido la diversidad sexual, las relaciones después de la ruptura de una pareja, los conflictos con los padres, la anorgasmia y la infertilidad. Según nos cuentan, muchos lectores se han enterado este año de la existencia de Sexo Sentido a través de amistades, por recomendación de la familia o mediante discusiones de las páginas publicadas en brigadas estudiantiles y comités de base de la UJC; otros llegaron a nosotros por casualidad, al encontrar el periódico en un consultorio médico, la casa de un vecino u otros lugares insólitos. Sexo Sentido se cartea también con amigos de otras naciones como Venezuela, Colombia, Ecuador, Estados Unidos y México, personas sensibles que felicitan a nuestro diario por tener un espacio para el diálogo franco sobre sexualidad y sortear tabúes que existen en todo el planeta. Otra buena noticia de 2006 fue el nacimiento de Ángel, el bebito de Mariela Rodríguez, la psicóloga que nos acompaña cada sábado, quien ha decidido disfrutar su rol de mamá sin privarnos de su sensibilidad y profesionalismo, que tanto agradecen los destinatarios de su columna Pregunte sin pena. Para ella, para cada adolescente o joven que descubre en nuestras líneas una sincera amistad y para todas las familias cubanas, ¡muchas felicidades en el nuevo año!

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Mileyda

Menéndez
 Dávila

30 de diciembre de  2006

Pregunte sin pena

R.I: ¿Existe una edad para el hombre iniciar su vida sexual?

A.A: Soy virgen a los 17 años. Postergué mi primera vez cuando pude tenerla, a pesar de querer conocer ese placer que mis amigas disfrutan. Me dio mucho miedo y no me sentía bien, aunque lo quiero y me gustaría demostrárselo.

A.C: Quisiera entregarme a mi novio pero tengo muchas dudas. Temo que se incrementen los dolores premenstruales, no poder satisfacerlo, que mi estrechez vaginal imposibilite la penetración. Me gustaría saber a qué edad se deben iniciar las relaciones, en qué días del mes sin afectar la menstruación, qué se siente, si me dolerá. Tengo 15 años.

Si bien es importante que el sistema reproductor sea capaz de afrontar el coito y consecuencias posibles como el embarazo; esto no es suficiente. Cuando, además, se efectúa el acto sexual deseándolo, informados y dispuestos a avanzar poco a poco, surge la magia erótica. Hasta entonces es preciso jugar, progresar y retroceder tanto como necesitemos.

La intimidad es un aspecto más de la vida en pareja que se cultiva cotidianamente. Alma y cuerpo se van entrelazando casi sin darnos cuenta, sin violentarnos. Cuando se decide tener la primera vez en confianza, se facilita la penetración independientemente del tamaño de los genitales; predomina el placer y no existen efectos posteriores como los dolores premenstruales o la decepción. Si algo sale mal, se enmendará por el camino. Usar condón desde el comienzo, todos los días del ciclo menstrual, evita embarazos no deseados e infecciones transmisibles sexualmente.

Iniciar la vida erótica presionados por el grupo de amigos o por la pareja que exige una «demostración amorosa» acerca el dolor y aleja el placer prometido. Es triste cuando, sin estar listos, se intenta expresar amor o madurez y se termina sintiendo soledad, decepción y fragilidad.

No hay edades para amar, ni en hombres, ni en mujeres. Finalmente es bueno recordar que en cuestiones de amor y de placer no por mucho madrugar se disfruta más temprano.

Mariela Rodríguez Méndez. Máster en Psicología Clínica, Consejera en ITS y VIH/sida.

 

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Mileyda Menéndez

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Clima para el amor

Se acaba el 2006, y tal vez con él termine un proyecto, una historia, un amor... Para otros es el momento de reflexionar sobre una supuesta «estación de invierno» en su relación, que quizá no sea tan inevitable

Mayte María Jiménez, estudiante de Periodismo
maytemaria@jrebelde.cip.cu

¿Olvidar el pasado? ¿Conocer un nuevo amor? ¿Dar calor a esa angustia que atravesamos con el ser querido... o simplemente esperar a que con el venidero año se aleje sola esta «fría estación» de desencuentros?

No pocos creen que en el amor, tal como en la naturaleza, a la floreciente primavera del inicio y el caluroso verano de la pasión, seguirán inevitables momentos de crisis, anunciando el invierno de la relación.

En el mejor de los casos, estas personas fatalistas tratan de dejar atrás ese estado sin analizar las causas de tal enfriamiento, confiados en la renovación que suponen vendrá, ya sea con la pareja actual o con una nueva.

Tal solución parece sencilla. Sin embargo, esta pasividad puede llevar a decisiones incorrectas cuando encierra capítulos de arrepentimiento o de reflexiones tardías, cuando se comprenda que nada se renueva por espontánea solución.

¿ESTACIONES CÍCLICAS?

La doctora Imilse Arrúe Hernández, psicóloga y terapeuta del Centro Nacional de Educación Sexual, asegura que no existen esas llamadas estaciones cíclicas del amor.

Según ella, toda pareja estable atraviesa por etapas más o menos similares que van desde el período inicial de enamoramiento (entre seis meses y tres años), hasta el amor propiamente dicho, definido como un sentimiento intenso en el que se alcanza el pleno conocimiento del ser querido.

Para llegar hasta ahí es imprescindible proponerse una visión integral de la persona que despierta nuestro interés. Establecer con ella afectos compartidos y mantener el respeto fomentará vínculos duraderos y sinceros, que van más allá de la relación erótica.

Ello no significa —aclara la especialista— que este último punto sea menos importante, sino que para lograr el máximo galardón es necesaria una combinación armoniosa de amistad y ternura junto al reconocimiento del sujeto en su individualidad y, dentro de él, de su erotismo.

En una situación «ideal», de permanente calidez, las vivencias en pareja reflejan estados afectivos vinculados a las necesidades fundamentales de ambos individuos.

Este elemento sí define al amor, junto a otros intereses como el deslumbramiento físico o psicológico inicial y más tarde el cariño y la cordialidad nacidos del hábito.

Tales ingredientes se refuerzan con un proyecto de vida en común y la existencia de un sistema de objetivos a corto, mediano o largo plazo, resultado de la reelaboración y procesamiento conjunto de los principales intereses de cada mitad.

Construir momentos juntos, de­ partir equitativamente con la familia y los amigos de ambos, también es parte importante de esa cotidianidad, pues no es correcto que uno de los dos deje a un lado su vida social para satisfacer al otro.

Y no se trata solo de esperar a que la pareja nos «descubra» por su cuenta: hay que aprender a decir lo que nos gusta, con qué nos sentimos mejor, y con qué no.

Esto supone a veces vencer la timidez u otra característica de esas que levantan barreras en los menos «atrevidos» para hablar de lo que desean, y por ende la otra «mitad» deberá ayudarle a afrontar tales temores.

AÑO LLENO DE TENSIONES

Para muchos lectores de los que han acudido este año a nuestra página, 2006 fue un año lleno de tensiones, en el que experimentaron cambios de ambiente social, laboral, estudiantil o familiar que desequilibraron sus vidas amorosas.

En estos casos la comunicación ha sido un factor importante para que las transformaciones, aun las más imperceptibles, no dieran al traste con la relación.

Cuando la meta es el verdadero amor se necesita un proceso de acercamiento, de complementación mutua, en el que se acepten avances y retrocesos con una flexibilidad perenne, sin imposición de nuevos o añejos moldes.

De ambos depende manejar las circunstancias revolucionarias y mantener la línea de respeto y cariño, para lograr un saldo enriquecedor cuando termine el ajuste.

Las diferencias no tienen que llevar necesariamente a la separación. Y si la ruptura resulta inevitable, que la experiencia de este «invierno» sea provechosa a la hora de elegir una nueva pareja.

Puede que 2007 traiga esa esperanza. Esa persona especial con la que soñamos de seguro llegará, o tal vez ya está en nuestra vida y es preciso estar listos para descubrirla a tiempo.

 

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